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Una introducción al razonamiento económico

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Traducido por Mariano Bas Uribe

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Capítulo 1. El método de la economía

El método deductivo

 
En economía, utilizamos la lógica deductiva. (Bertrand Russell, filósofo del siglo XX, dijo una vez que hay dos tipos de lógica, la deductiva y la mala).
 
La lógica deductiva es una herramienta de un poder asombroso. Dada una proposición verdadera, podemos, utilizando la deducción, obtener otras proposiciones verdaderas a partir de la misma. Las nuevas proposiciones no sólo son ciertas, sino que su certidumbre está garantizada. Si las proposiciones con las que empezamos el razonamiento son verdaderas, nuestras conclusiones también lo serán.
 
Veamos unos pocos ejemplos:
  • Todos los comunistas son monstruos de dos cabezas
  • Karl Marx era un comunista
  • Por tanto, Karl Marx era un monstruo de dos cabezas
¿La conclusión “Karl Marx era un monstruo de dos cabezas” se deduce de las premisas (las proposiciones de las que se deduce)? Si, por supuesto. Por tanto, si las premisas son ciertas, también lo es la conclusión.
 
¿Hemos probado que Karl Marx era un monstruo de dos cabezas? No tan rápido. Todo lo que sabemos es que si las premisas son verdad, también lo es la conclusión. Salvo que ambas premisas sean verdad, no podemos proclamar que demuestren que la conclusión sea verdad.
 
¿Entonces, cómo de buena es esta lógica? Bien, volvamos de nuevo al punto inicial. Sabemos que siempre que las premisas sean ciertas, la conclusión también lo es. Un argumento acerca de si la conclusión se deduce correctamente de las premisas se llama un argumento válido. Si podemos (de alguna forma) apoyarnos en premisas verdaderas, tenemos garantizadas conclusiones verdaderas. Y, como descubriremos en seguida en este libro, a veces verdades obvias puedes tener consecuencias sorprendentes.
 
Pero esto nos lleva a otra cuestión. ¿Cuáles son las reglas para una inferencia correcta y cómo sabemos que estas reglas son ciertas? ¿Tenemos de nuevo que aceptar cosas sólo porque los libros nos lo dicen? De nuevo, no en absoluto.
 
La disciplina que estudia las reglas del razonamiento válido es la lógica. En este libro, no vamos a estudiar estas reglas de un modo sistemático. Pero las reglas de inferencia que usaremos son muy simples, de sentido común. Seremos capaces de ver fácilmente que son correctas.
 
Veamos el ejemplo que acabamos de presentar. La premisa primera, o mayor, puede mostrarse en un diagrama como éste:
 
MONSTRUOS DE DOS CABEZAS

COMUNISTAS
 
De modo parecido, podemos hacer un diagrama con la segunda premisa:
 
COMUNISTAS

KARL MARX
 
Y luego la conclusión:
 
MONSTRUOS DE DOS CABEZAS

KARL MARX
 
La regla de inferencia que estamos usando es: Si la clase a está incluida en la clase b y la clase b está incluida en la clase c, entonces la clase a está incluida en la clase c. Podemos ver, pensando un poco, que esta regla es correcta.
 
  1. ¿Cómo argumentaríamos frente a alguien que rechace aceptar la regla de inferencia descrita en esta sección?
  2. Las reglas básicas de la lógica se describieron en detalle por primera vez por parte del filósofo griego Aristóteles (384 – 322 a.C.). Tratar de averiguar algo acerca de su vida. ¿Quién fue su maestro?¿Quién fue su discípulo más famoso?
 

Las reglas de la lógica

 
Ahora vamos a profundizar un poco. Aristóteles planteó una cuestión importante. ¿Por qué las reglas de inferencia de la lógica son verdaderas? Él mismo pensó que hay tres reglas que proporcionan el fundamento de toda la verdad lógica.
 
Estas reglas se han llamado a veces reglas (o leyes) de pensamiento, pero este nombre es equívoco. De acuerdo con Aristóteles, estas reglas gobiernan la realidad. Las tres reglas son las siguientes:
  1. A = A: La regla de la identidad.
  2. No (A y No A): La regla de no contradicción.
  3. A o no A: La regla del medio excluido.
Sólo tenemos espacio para dar una relación simple de las mismas. La regla de la identidad, como la explicó el obispo Joseph Butler, es que “una cosa es lo que es”. Es difícil establecer esto sin repetir el principio. Si no lo entendemos, algún ejemplo puede ayudar: Si este libro es aburrido, entonces este libro es aburrido. Si las rosas son rojas, entonces la rosas son rojas. Si las rosas son amarillas, entonces las rosas son amarillas. No puede ser más simple.
 
La regla de no contradicción es igualmente fácil de entender. Usemos los mismos ejemplos anteriores, modificados. Si este libro es aburrido, entonces no es posible que este libro no sea aburrido. Si las rosas son rojas, entonces no es posible que las rosas no sean rojas. Si las rosas son amarillas… (rellenemos el resto).
 
La más difícil de las tres leyes que tenemos que entender es la tercera. Supongamos que tomamos cualesquiera dos propiedades contradictorias, por ejemplo, rojo y no rojo (para obtener la contradicción de una propiedad negándola). Todo debe ser rojo o no rojo. Por tanto el número cinco es no rojo. Las fresas son rojas. El Producto Interior Bruto es no rojo. Cualquier cosa es o bien una cosa o la otra en cualquier pareja de cualidades contradictorias.
 
  1. ¿Puede ser algo a la vez rojo y no rojo?
  2. Algunos filósofos han negado que estas reglas sean siempre ciertas. Los marxistas, por ejemplo, dicen que todo esta cambiando constantemente; por tanto la norma de identidad no es verdadera. ¿Por qué esta objeción está basada en una errónea comprensión de la norma de identidad?
 

Continuamos con la validación

 
Ahora sabemos que si empleamos premisas verdaderas llegaremos a una conclusión verdadera. Un argumento válido transmite la verdad de las premisas a la conclusión. ¿Qué pasa si alguna de las premisas es falsa? ¿Hace esto que la conclusión sea falsa? No necesariamente. Todo lo que dice nuestra regla es que las premisas verdaderas transmiten verdad: no decimos nada acerca de cómo las premisas y la conclusión se relacionan con una falsa premisa.
 
En el ejemplo utilizado, la primera premisa es falsa. No es cierto que los comunistas sean monstruos de dos cabezas. La conclusión es asimismo falsa: Marx no era un monstruo de dos cabezas. Pero esta situación no siempre es verdad. Veamos otro ejemplo:
  • Todos los escorpio son demócratas
  • Hillary Clinton es escorpio
  • Por tanto, Hillary Clinton es demócrata
Ambas premisas son falsas (quizá pueda discutirse la falsedad de la segunda premisa), pero la conclusión es verdadera: Hillary Clinton es demócrata. ¿Cómo puede ser?
 
En este momento, deberíamos conocer la respuesta. La conclusión es verdad, pero las premisas no la hacen verdadera. Estas premisas no transmiten la verdad, dado que son falsas. Para que las cosas queden absolutamente claras: todas las premisas deben ser verdaderas para que la verdad se transmita. Una falsa premisa impide que se pueda aplicar la regla.
 
Advirtamos que la regla requiere que ambas premisas sean verdaderas y que la argumentación sea válida. Este ejemplo no cumple nuestros requerimientos:
  • Algunos texanos son altos
  • Algunas personas altas son demócratas
  • Por tanto, algunos texanos son demócratas
Esta argumentación es inválida: la conclusión no se deduce de las premisas. ¿Vemos por qué? Volvamos a usar diagramas:
 
La primera premisa:
 
 
 
GENTE ALTA
TEXANOS
 
 
 
La primera premisa dice que las clases de gente alta y texanos tiene una intersección, esto es, que tienen algunos miembros en común. No dice que todos los texanos estén incluidos en la clase de gente alta. (¿Podemos elaborar la premisa para la que el siguiente diagrama sea correcto?)
 
GENTE ALTA

TEXANOS
 
De forma similar, la segunda premisa se muestra así:
 
 
 
GENTE ALTA
DEMÓCRATAS
 
 
 
Estableciendo que estas dos clases, gente alta y demócratas, tiene una intersección.
Ahora podemos ver por qué la conclusión propuesta no se deduce. La conclusión, algunos texanos son demócratas, se mostraría así:
 
 
 
DEMÓCRATAS
TEXANOS
 
 
 
Nuestras premisas permiten que esto sea verdad, pero no necesariamente. Lo siguiente es también consistente con nuestras premisas:
 
DEMÓCRATAS TEXANOS
 
Ambas premisas serían ciertas y la conclusión resultaría falsa. ¿Podemos ver por qué es posible? De nuevo el uso de un diagrama puede ayudar. Supongamos que ésta es la situación:
 
 
 
 
DEMÓCRATAS
GENTE ALTA
TEXANOS
 
 
 
 
Aquí, se representan las dos premisas. El diagrama muestra que algunos texanos son gente alta y también que alguna gente alta son demócratas. Pero en esta situación no hay texanos demócratas. La gente alta que son texanos es diferente de la gente alta que son demócratas.
 
En realidad, por supuesto, ambas premisas son ciertas; y también lo es la conclusión. Lyndon Baynes Johnson, a quien la mayoría no recordará, era ambas casos. (Si usted recuerda a LBJ, ¿qué hace todavía en la escuela?) Aunque las premisas y la conclusión son verdaderas, las premisas no transmiten la verdad a la conclusión, puesto que la argumentación no es válida.
 
¿Pueden premisas verdaderas con una argumentación inválida llevar a una conclusión falsa? Por supuesto.
  • Todos los economistas austriacos apoyan la teoría subjetiva del valor
  • Ningún economista austriaco vivió antes del siglo diecinueve
  • Por lo tanto, ninguna persona que apoyara la teoría subjetiva del valor vivió antes del siglo diecinueve
Como veremos más adelante en este libro, ambas premisas son válidas, pero la conclusión es falsa.
 
  1. Hacer un diagrama de la argumentación que acabamos de hacer. Mostrar por qué la conclusión no se deduce.
  2. Dados ejemplos de (a) argumentaciones válidas con premisas verdaderas; (b) argumentaciones válidas con al menos una falsa premisa; (c) argumentaciones inválidas con al menos una falsa premisa; (d) argumentaciones inválidas con premisas verdaderas. ¿Debe alguno de estos tipos llevar siempre a una conclusión falsa?
 

Más acerca de la validez

 
Afortunadamente, sólo tenemos una regla más que analizar acerca de la transmisión de la verdad. En una argumentación válida, si la conclusión es falsa, al menos una de las premisas debe ser falsa. Una argumentación válida transmite la falsedad de la conclusión a al menos una de las premisas. Otra vez un ejemplo:
  • La existencia de un salario mínimo favorece el desempleo
  • Ludwig von Mises apoyó políticas de salario mínimo
  • Por lo tanto, Mises apoyó una política de gobierno que fovorecía el desempleo
Aquí la conclusión es falsa: hasta qué punto es falsa lo averiguaremos más adelante en este libro. Pero la argumentación es válida. Por tanto, nuestra regla nos advierte que al menos una de las premisas es falsa. En este caso, es la segunda premisa. Mises, uno de los héroes de este libro, se opuso a las leyes de salario mínimo. Pero la primera premisa es verdadera; y al final de libro seremos capaces de explicar por qué. Por tanto, nuestra regla no dice que en una argumentación válida con una conclusión falsa, ambas premisas sean falsas. Dice que al menos una de ellas es falsa. Y si en realidad una premisa es falsa, la regla no nos dice cuál de ellas es.
 
  1. Mostrar, usando diagramas, que la argumentación acerca de Mises es válida.
  2. Dar ejemplos de una argumentación válida con una conclusión falsa que tenga (a) una premisa falsa y otra verdadera; (b) dos premisas falsas.
  3. Supongamos que tenemos una argumentación inválida con una conclusión falsa. ¿Qué podremos afirmar acerca de si son verdaderas las premisas?
 

La deducción extendida

 
El tipo de argumentación que hemos estado viendo hasta ahora se llama un silogismo categórico. Tiene dos premisas, dos afirmaciones de de (supuesta) verdad y una conclusión. Pero no todas las argumentaciones toman esta forma: se muestran aquí porque podemos ver claramente qué significa validez si tomamos ejemplos de este tipo. Pero las premisas pueden también ser hipotéticas. Por ejemplo, la afirmación “Si los deseos fueran dólares, la Seguridad Social sería rica” no afirma ni que los deseos sean dólares ni que la Seguridad Social sea rica. Todo lo que la afirmación dice es que si los deseos fueran dólares, entonces la Seguridad Social sería rica. Un silogismo puede tener una o dos premisas hipotéticas.
 
  1. Dar ejemplos de silogismos con (a) una y (b) dos premisas hipotéticas.
  2. ¿Cómo podemos convertir una premisa hipotética en una categórica? Esto es, mostrar como una afirmación del tipo “si… entonces…” puede transformarse en otra afirmación acerca de realidades. Si somos capaces de contestar esto, no será difícil obtener un sobresaliente en este curso. En realidad, puede que estemos en una clase equivocada.
 

La deducción más extendida

 
Sólo necesitamos unas pocas herramientas técnicas para seguir adelante. Desafortunadamente, ésta es la sección más difícil del capítulo. Afortunadamente, no es muy larga. Algunas premisas son más importantes que meras enunciaciones de realidades. Volvamos a una variante de un viejo amigo: “Algunos comunistas son monstruos de dos cabezas”. Esta (falsa) premisa no dice que algunos comunistas tengan que ser monstruos de dos cabezas, o sea, que no hay posibilidad de que sean otra cosa. Sólo dicen que de hecho son monstruos de dos cabezas.
 
Comparemos esta afirmación con la siguiente: “Nadie puede ser su propio padre”. Esto no sólo dice que nadie es de hecho su propio padre: afirma con mayor rotundidad que no es posible que nadie sea su propio padre. No importa cómo veamos el mundo real, esta afirmación es siempre verdadera. Es parte de la naturaleza que siendo padres no podemos ser padres de nosotros mismos.
 
Necesariamente, las proposiciones verdaderas (aunque no la referida a los padres) juegan un papel importante en economía, y sería interesante releer el párrafo anterior cuidadosamente. (Los profesores deberían controlar en este punto a los estudiantes para estar seguros de que comprenden qué es una proposición necesaria. Si es necesario, adminístrense pequeñas descargas eléctricas).
 
Vamos a lo más difícil: en un silogismo categórico, uno que no contenga necesariamente premisas verdaderas, la conclusión no tiene por qué ser necesariamente verdadera, aunque se siga la necesidad de estas premisas. ¿Se entiende? Veámoslo de nuevo. Consideremos el siguiente ejemplo:
  • Algunos economistas son estúpidos
  • Ningún economista austriaco es estúpido
  • Por lo tanto, algunos economistas no son austriacos
La primera premisa es completamente verdadera. La verdad de la segunda premisa está sujeta a discusión. Pero ninguna premisa es necesaria: podría haber resultado, aunque sea improbable, que todos los economistas sean inteligentes. Y aunque sea difícil concebirlo, podrían existir economistas austriacos estúpidos. Y la conclusión no es tampoco necesariamente verdadera. (La economía austriaca es la base de este libro. Ver la página 2 para una explicación).
 
Sin embargo, la conclusión necesariamente sigue las premisas. Si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera. Dadas las dos premisas, algunos economistas deben no ser austriacos.
 
¿Entonces por qué es erróneo decir que la conclusión es necesaria? Si debe ser que algunos economistas sean no austriacos ¿no quiere esto solamente decir que necesariamente algunos economistas no son austriacos? Sí, pero debemos recordar que no estamos afirmando que debe haber algunos economistas que no son austriacos. Estamos diciendo que si las premisas son verdaderas, algunos economistas no son austriacos.
 
Una complicación más y estaremos fuera del bosque (por lo menos, por ahora). Un silogismo con dos premisas que no son necesariamente verdaderas puede llevarnos a una conclusión que sea necesariamente verdadera. Lo que estamos tratando de mostrar es que no tiene que ocurrir de esta forma. Este es un ejemplo de un silogismo válido con nos premisas no necesarias. (El término para “no necesario” es “contingente”).
  • Algunos padres son futbolistas profesionales
  • Todos los futbolistas profesionales son hombres
  • Por lo tanto, algunos padres son hombres
Aunque la conclusión se obtiene de dos premisas contingentes, por sí misma es necesariamente cierta. (¿Por qué? Porque se deduce directamente de la verdaderamente necesaria “Todos los padres son hombres”. Hay aquí una complicación [que tiene que ver con la “importación existencial”] y que podemos ignorar. Algunos lógicos no piensan que “Todos los padres son hombres” contenga “Algunos padres son hombres”. ¿Por qué no? Desde su punto de vista, “Todos los padres son hombres” quiere decir “si x es padre, x es hombre”, lo que no nos lleva a que haya algunos padres. Pero “algunos padres…” nos lleva a que hay padres. Dijimos que debíamos ignorar esto).
 
Ya hemos acabado la parte más dura. Es importante que veamos las proposiciones necesarias, ya que juegan un papel clave en economía.
 
Y hay algo más que tenemos que tener en cuenta. No todas las argumentaciones válidas son silogísticas. En castellano, esto quiere decir que una argumentación no tiene por qué tener dos premisas. Supongamos que empezamos con esta premisa: “Todos los socialistas son subversivos”. De esto podemos deducir de inmediato “todos los cabezotas socialistas son cabezotas subversivos”. No hacen falta premisas intermedias.
 
Este tipo de inferencia inmediata es muy importante en economía, especialmente en la visión austriaca. A menudo recibiremos un concepto y deberemos deducir varias consecuencias del mismo que se obtienen inmediatamente. Como veremos, el concepto de “acción” es el más importante de los que usamos en economía. Gran parte de la economía consiste en deducir qué sigue al concepto de acción, un una buena manera de tratar esta inferencia es utilizar el método inmediato mejor que el silogístico.
 
  1. ¿Cómo podemos descubrir si una afirmación es necesariamente verdadera?
  2. Si una afirmación es necesariamente verdadera, ¿necesitamos hacer pruebas para descubrir si lo es?
 

Economía frente a matemáticas

 
Pero si en economía procedemos estrictamente a través de la lógica, de forma que no tengamos que aceptar afirmaciones por razón de autoridad, ¿no quiere esto decir que economía es realmente matemáticas, después de todo? En matemáticas operamos a través de la prueba. Supongamos que x = 5. Por tanto, 2x = 10. (No nos preocupemos, éstas son las matemáticas más complicadas de este libro). 2x = 10 es verdadero porque se deduce aplicando la regla de que si multiplicamos un lado de una ecuación por dos, debemos multiplicar el otro también por dos. Llegamos a la conclusión de que 2x = 10, porque esto es lo que la regla matemática nos dice que debemos hacer.
 
La economía también usa la prueba. Pero el modo en que procede difiere de la prueba matemática. En matemáticas, repetimos, operamos con ciertas reglas fijas sobre ciertos símbolos. Una vez que conoces la regla, puedes rellenar los blancos casi sin pensar: x = 5, 2x = __. Es prácticamente un proceso mecánico. Pero no siempre es así en economía.
 
Volvamos a la inferencia inmediata. En la última sección dimos un ejemplo de una inferencia inmediata válida. Veamos una inferencia que aparentemente es similar:
  • Todos los socialistas son partidarios de la subversión
  • Por lo tanto, todos los socialistas rusos son partidarios de la subversión rusa
En este caso, la conclusión es falsa. La veracidad de la premisa es consistente con la falsedad de la conclusión. Supongamos que algunos socialistas rusos deseen derrocar al gobierno búlgaro, en lugar de al suyo. Si es así, la premisa podría ser verdad, pero la conclusión sería falsa.
 
¿Pero cómo lo sabemos? No hay una regla mecánica que nos diga qué inferencias inmediatas funcionan y cuáles no. Simplemente tendremos que utilizar nuestro juicio; y esto es a menudo verdadero también para inferencias no inmediatas.
 
  1. ¿Cómo sabemos que las reglas matemáticas son correctas?
  2. ¿Sería una buena idea utilizar lógica simbólica en economía, si ésta descansa en inferencias inmediatas?
  3. ¿Es siempre lo mejor empezar “definiendo los términos”? ¿Por qué o por qué no?
  4. La deducción sólo nos dice aquello que ya “conocemos”. ¿Qué contestaría un partidario de la aproximación deductiva?