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1 de Mayo de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Los ultraneocón


Mucho se ha hablado en nuestro país sobre quién es más neocón, ¿Aznar? ¿Acebes? ¿Esperanza Aguirre? ¿Losantos? ¿Rouco-Varela? Han sido largas e interesantísimas discusiones de las que no ha salido un claro vencedor. Sin embargo, hoy día uno de mayo me atrevó a zanjar la discusión y otorgar el título a los mayores neocón del país: los sindicatos. Y es que, cosas de la vida, Méndez y Fidalgo están clamando al gobierno por "más empleo estable".

El problema es que aquello que caracteriza a la sociedad y, por tanto, a la economía es el cambio. La gente cambia de gustos, expectativas y proyectos día a día. Hoy se siente más inclinada por el producto A que por B, cuando ayer demandaba con ansiedad el C, y mañana puede desear ahorrar en el banco D. Y ante esta realidad, la labor empresarial es tan sumamente complicada que tiene que anticipar antes de que se produzcan los cambios en la demanda.

En otras palabras, si los consumidores quieren mañana consumir 1000 unidades más de B, esas unidades ya deberán haber sido producidas mañana; la producción no puede empezar cuando se intuya la variación de la demanda, pues en ese caso los consumidores deberían esperar meses para consumir (si es que al cabo de esos meses decidieran seguir consumiendo B)

En este sentido, los empresarios que anticipen una mayor demanda de B deberán detraer factores productivos (capital y trabajo) de aquellas industrias cuya demanda se prevé reducida (o bien, los empresarios que anticipen una reducción de la demanda, deberán despedir a algunos trabajadores y vender parte de su capital antes de que la reducción efectiva de la demanda haya tenido lugar)

Si estas anticipaciones y ajustes no tienen lugar la consecuencia será o bien el desabastecimiento de los consumidores o bien unas enormes pérdidas empresariales (debido al excesivo volumen de mercancias invendidas)

Lo que todo esto pone de manifiesto es que, como ya he indicado, la característica de la estructura productiva es el cambio; cambio incesante ante las nuevas apetencias y necesidades de los consumidores. Su soberanía se manifiesta no sólo durante el momento de la elección, sino también en la determinación de la producción.

Un empleo "estable" como proponen los sindicatos sólo podría darse en un mundo "sin cambio". Es lo que Ludwig von Mises llamó economía "economía de giro uniforme", esto es, aquella construcción imaginaria donde "los precios ya no varían; existe perfecta estabilidad. El mercado repite, una y otra vez, idénticas transacciones. Iguales cantidades de bienes de orden superior siendo objeto de las mismas manipulaciones, llegan finalmente, en forma de bienes de consumo, a los consumidores que con ellos acaban. Las circunstancias de tal mercado jamás varían. Hoy es lo mismo que ayer y mañana igual a hoy"

Cuando Mises habla de "bienes de orden superior" se está refiriendo al capital y al trabajo. En otras palabras, un mundo estable implica la petrificación de la estructura productiva y, por ello mismo, la petrificación de los hábitos y costumbres de los consumidores. El plan evolutivo que nos proponen los sindicatos es el de conservar para siempre el modo de vida actual. Consiste en santificar el hoy, de manera que toda desviación (o intento de desviación) sea entendido como un ataque frontal a la "estabilidad de los trabajadores" y, por tanto, un ataque frontal que deba ser reprendido. El plan de Méndez y Fidalgo es un plan para detener el progreso y condenarnos a la eterna repetición de la existencia.

Ello no significa, claro está, que todo el empleo deba ser absolutamente inestable. Hay patrones consuntivos que se repite a lo largo del tiempo y, por tanto, no tiene demasiado sentido modificarlos. La cuestión no es, obviamente, que el empleo deba ser inestable, inseguro y volátil, sino que pueda serlo.

Fijémonos que, en el ejemplo anterior, B contrataba a los trabajadores que eran despedidos de otra industria. Por tanto, en realidad, esos trabajadores sólo pasaban de, digamos, C a B. Ahora bien, para que tal fenómeno suceda, la contratación y el despido deben ser libres. Una cosa está clara, ante los cambios de demanda, C deberá despedir a parte de su plantilla tarde o temprano. Si es un buen empresario anticipará el cambio y no sufrirá pérdidas; si es incapaz de hacerlo, no podrá vender su producción y deberá cerrar parte de sus instalaciones. En cualquier caso, el cambio de gustos producirá una disminución de los trabajadores en C; se pongan tantas barreras como se pongan.

La cuestión, por tanto, no es cómo conseguir que los trabajadores no sean despedidos (porque tal extremo nos trasladaría a una economía de giro uniforme), sino de qué manera serán más fácilmente contratados. Y en este sentido, carece de toda lógica "poner barreras al campo"; y entre estas barreras sitúo el salario mínimo, pero también los costes laborales asociados al despido.

Volvamos a lo de antes; C deberá despedir seguro a los trabajadores, lo que no queda tan claro es la necesidad de B de contratarlos. Ciertamente, si B no emprende procesos productivos adicionales será incapaz de satisfacer a los consumidores, pero ello no implica que vaya a tener pérdidas contables. Tendrá pérdidas empresariales en tanto una oportunidad de beneficio no habrá sido realizada, pero no pérdidas contables (de hecho, aún sin expandir la producción incrementará sus beneficios contables) Por tanto, ¿qué incentivos tendrá el empresario B en contratar a más trabajadores si, en caso de apreciar en el futuro su error, será incapaz de corregirlo? ¿Qué sentido, pues, tiene hacer presa a un empresario de sus trabajadores?

El camino que tendrá el empresario B para evitar que el sambenito de su error le cuelgue hasta la quiebra será doble: o bien no contratar a ningún trabajador o bien efectuar sucesivos contratos temporales que le doten de flexibilidad. Precisamente, ésta es la situación que tenemos en España. Libertad de despedir es libertad de contratar; ahora bien, imposibilidad de contratar no significa imposibilidad de despedir.

Así, el único escenario donde la completa estabilidad, con costes tremebundos al despido, sería posible es en la economía de giro uniforme. Esto nos proponen los sindicatos; la conservación perpetua de toda la estructura productiva. Todo un avance de los progresistas. Yo les planteo otra, volvamos a la estructura productiva del medievo; más antigua y más adecuada. Todos trabajando de sol a sol en el campo para conseguir los alimentos del día siguiente. El universo de la estabilidad.

Comentarios

 
Sobre tu pregunta inicial de quién es más político español más neocón, modestamente pienso que Ýngel Acebes, seguido de Eduardo Zaplana. A Esperanza Aguirre la veo más bien una liberal coherente, que coincide al 80% con los neocons. Aznar también puede considerarse neocón, aunque ahora se limita a la faceta del pensamiento político.
Enviado por el día 1 de Mayo de 2005 a las 12:33 (1)
El plan evolutivo que nos proponen los sindicatos es el de conservar para siempre el modo de vida actual.
Obviamente al final las definiciones cada vez significan menos, porque los neocons, al menos en cuestiones internacionales, no quieren conservar las dictaduras, a diferencia de la izquierda por cierto.
En el campo económico ocurre algo parecido, la izquierda es tremendamente conservadora de modelos fracasados.
Enviado por el día 1 de Mayo de 2005 a las 13:22 (2)
La jugada de Fid&Men Syndicate Organization obedece a su estrategia ordinaria: Ofrecer a los trabajadores un grito ilusionante, como una carta a los reyes magos, para luego negociarlo con la tarta que ya saben estos gansters que el gobierno les va a lanzar en plena cara. Me refiero al Caballo de Troya que esconde todo un arsenal de instrumentos para coartar a los trabajadores y obligarlos a contratar un psicólogo. Lean y hagan prospección: http://www.elmundo.es/mundodinero/2005/04/29/espec...

Saludos
Enviado por el día 1 de Mayo de 2005 a las 16:07 (3)
Los sindicatos están anclados trasnochadas concepciones económicas que siguen gozando de enorme popularidad, pese al terrible daño que han generado.
Enviado por el día 1 de Mayo de 2005 a las 21:25 (4)
Estos son los que cantan eso de "la tutela odiosa", ¿no?
Enviado por el día 2 de Mayo de 2005 a las 01:15 (5)
Yo también aprovecho, aunque llego un poco tarde, para recomendar este artículo bastante gracioso de La Revista de La Vanguardia de este domingo sobre las contradicciones progres, que va acompañado de un diccionario irónico del progresismo, así como de dos artículos complementarios sobre más de lo mismo.
Enviado por el día 3 de Mayo de 2005 a las 13:37 (6)
Pues no llegas tarde, a mí me has dado un buen rato. Gracias.
Enviado por el día 3 de Mayo de 2005 a las 14:21 (7)

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