3 de Noviembre de 2005

Andan muy revueltos nuestros vecinos franceses. Ya hace una semana en la que la periferia de Paris arde en una especie de orgía de violencia y las autoridades se ven impotentes para poner coto a tantos desmanes. El ministro Sarkozy, que llegó al poder con la promesa de mano dura, está recibiendo palos de la izquierda integradora y multicultural y de la derecha, no menos integradora y multicultural. Parece ser que desde el jueves y después de la muerte accidental de dos jóvenes que se refugiaron en un transformador eléctrico creyendo ser perseguidos por la policía, Sarkozy ha sido centro de las críticas que le acusan de echar más leña al fuego con sus expresiones como "canalla" y "escoria" para referirse a los jóvenes de los suburbios.

La tensión entre los miembros del Gobierno de derechas es más que evidente y las reuniones entre ellos y otras administraciones implicadas son constantes. La presencia de grupos raciales y de minorías que no terminan de conseguir un trabajo añade un componente que incomoda a muchos porque los actos que se tomen podrían suponer un serio varapalo político.

En cuanto a la violencia en sí, nos informa Reuters que "grupos de jóvenes provocaron disturbios en nueve zonas de los suburbios empobrecidos que rodean la capital francesa en el norte y el este, prendiendo fuego a cuarenta coches, dos autobuses y cubos de basura, además de causar daños al menos a una escuela y un centro comercial". La policía habla de "guerra civil" y pide que se imponga "un toque de queda" mientras que ha habido disparos a la policía y bomberos.

Pues esto a mi no me sorprende, lo mismo que no me sorprenden que unas cuantas familias gitanas echen de sus casas a otras tantas familias del pueblo granadino de Jun y se metan a vivir invocando como razón el anteproyecto de ley de la ministra Trujillo. Todo ello es hijo del Estado de Bienestar, de un estado en el las cosas se dan porque sí, porque son un derecho sin importar de dónde viene, lo que cuesta y a quién le cuesta.

Qué se puede esperar. Si la sociedad no te da curro lo mejor es organizar una trifulca, cuanto más violenta mejor, y esperar a que el miedo a perder las elecciones o a otro escándalo político haga el resto del trabajo. Si la sociedad no te da casas, pues se las arrebatas a otros que las tienen pero que no cumplen su "fin social" o sí, pero eso da lo mismo. Estoy más que seguro que las familias "okupas" terminarán en un piso de protección oficial ya que los antecedentes violentos no son un impedimento si se forma parte de una minoría sensible.

Me resulta paradójico que estos progres acusen a los "padres ricos" de malcriar a sus vástagos, dándoles todos los caprichos que estos desean y sin embargo exigen eso mismo a papá estado, que les otorgue todos sus caprichos, porque son sus derechos. Pero tampoco vamos a exigirles coherencia, perderían parte de esa naturaleza tan suya.