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Sacco y Vanzetti
Enviado por el día 16 de Abril de 2003 a las 05:26

Símbolos permanentes

Los anarquistas Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti hubieran pasado inadvertidos por la historia de no haber sido los elegidos por el gobierno y los tribunales norteamericanos para descargar sobre ellos todo el odio represivo de un Estado que, en la década del 20, mostraba su poderío imperialista con prepotencia de ejércitos intervencionistas, pero que incubaba en las entrañas la peor de sus crisis económicas que estallaría, finalmente, en 1929 cuando ya Sacco y Vanzetti habían sido condenados a morir en la silla eléctrica luego de un largo y monstruoso proceso que conmovió al mundo.

Sacco y Vanzetti eran dos inmigrantes italianos que llegaron en 1908 a los Estados Unidos, uno era zapatero, y vendedor ambulante de pescados el otro. Rápidamente se vieron envueltos en las luchas sociales de la época, en las protestas obreras, y fueron víctimas de las violentas represiones de una sociedad reaccionaria, racista y discriminatoria.

Contra ese Estado se sublevaba una clase obrera duramente golpeada por los bajos salarios y condiciones de vida aberrantes. Los anarquistas, por tanto, planteaban la desaparición de ese Estado como objetivo revolucionario a corto plazo. "Hay que sublevarse -se señalaba- pues el hombre no puede reconocer ninguna subordinación a su ser."

Las consignas anarquistas eran parte de una ebullición social impulsada, entre otros factores, por el ejemplo de la triunfante Revolución Rusa.

Las rebeliones y revoluciones sacudían a Europa, y en el Caribe y Sudamérica se venían desencadenamiento intervenciones militares yanquis.

Eran los años del bombardeo norteamericano a las columnas rebeldes de Sandino en Nicaragua y de los proyectos de invasión militar multinacional contra el naciente Estado de los Sóviets. Ante la vorágine, Estados Unidos debía mostrar los dientes y señalar a sus aliados del mundo cómo se debía amedrentar en el frente interno para acabar con tanto disturbio social.

Cierto día de 1920 una fábrica de calzados de Massachusetts fue el objetivo de un robo. La banda de delincuentes se llevó más de 15.000 dólares luego de matar al cajero y a un policía de vigilancia. Alrededor del episodio comenzó a tejerse una gigantesca provocación. Se señaló al movimiento anarquista, a los "agitadores" sociales, como responsables del atraco. Sacco y Vanzetti fueron acusados y apresados sobre la base de datos absolutamente inciertos y de "pruebas" fraguadas. Comenzaba, así, uno de los procesos más terribles y vergonzosos de la historia penal.

Durante siete años hubo acusaciones y recusaciones, pedidos de revisión, testigos falsos, muestras de rechazo al inmigrante, de racismo, odio a los revolucionarios y manifestaciones de solidaridad con Sacco y Vanzetti que sacudieron al mundo.

Envueltos en los acontecimientos como protagonistas de un suceso totalmente imprevisto, aquellos dos inmigrantes mostraron su dignidad y se convirtieron en símbolos y bandera de la lucha internacionalista contra el imperialismo. Sus cartas desde la prisión recorrían el planeta y comisiones de apoyo se organizaban en todas las latitudes, incluso por la Unión Sindical Argentina que orientaban los comunistas y un segmento de anarquistas y otras figuras de la izquierda -se concretó una huelga general el 15 de junio de 1927 por la libertad de Sacco y Vanzetti y, también por la de Mañanasco, ese legendario luchador por los derechos del mensú en los yerbatales del Alto Paraná.

Manos anónimas hicieron estallar una bomba en Buenos Aires al pié del monumento a Washington, y otro artefacto explotó en un comercio de capitales norteamericanos. Ante estos hechos, el gobierno radical de entonces tomó partido en favor de los Estados Unidos y adoptó una serie de medidas represivas: puso bajo rigurosa vigilancia al Comité Pro Sacco y Vanzetti, clausuró las sedes de varias organizaciones obreras y detuvo a militantes comunistas.

La reacción del gobierno argentino movió al comentario. La Correspondencia Sudamericana -revista quincenal editada por el Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista- señalaría en su número del 31 de julio de 1927 que "se ve así como, en la lucha por Sacco y Vanzetti, la burguesía nacional toma partido abierto por el imperialismo norteamericano".

El combate por la libertad de Sacco y Vanzetti fue otro de los capítulos notables en la historia de la solidaridad internacionalista de los revolucionarios argentinos.

Los dos anarquistas, en tanto, apelaron a su último recurso: la huelga de hambre. Pero el objetivo de los tribunales no se alteró. En abril de 1927 se conoció la sentencia definitiva: muerte en la silla eléctrica. Ni siquiera se modificó cuando Celestine Madeiros, recluso, confesó haber pertenecido a la banda que había cometido los delitos de Massachusetts. Ya nada importaba a los jueces: solo había que mostrar dureza, mostrar que el imperialismo no perdona a sus verdaderos enemigos, que no eran los delincuentes, sino los anarquistas del movimiento de izquierda que aspiraba a terminar con el poder del capitalismo.

La sentencia se cumplió el 23 de agosto de 1927.

Fue un mensaje de muerte emitido hacia todo el mundo que levantó olas de repudio. Pero era solo el comienzo. Pocos años después el hitlerismo copiaría el método tribunalicio yanqui y urdiría el incendio al Reichstag y el proceso contra el comunista búlgaro Dimitov, y en Estados Unidos se condenaría a la pena de muerte a los esposos Rosemberg bajo la acusación de ser agentes de la Unión Soviética y se desencadenaba el macartismo contra todo exponente progresista.

Cincuenta años después del asesinato de los dos inmigrantes, el gobernador de Massachusetts, George Dukakis, admitía los "errores" cometidos en el tristemente famosos proceso. Pero fue un simple acto de hipocresía: por esos años Estados Unidos -sin siquiera utilizar como pantalla los códigos penales- promovía los crímenes más aberrantes a través de las dictaduras militares en los países latinoamericanos y los millares de Sacco y Vanzetti de todo el continente desaparecía bajo las sangrientas represiones.

También en la Argentina hubo procesos y muertes durante los siete años de cárcel de Sacco y Vanzetti. Por los días en que la banda de delincuentes asaltaba la fábrica de zapatos en Massachusetts comenzaba la lucha en la Patagonia Trágica, después la huelga en los quebrachales de la región chaqueña y la resistencia obrera en los yerbatales misioneros. Todos estos movimientos fueron ferozmente reprimidos por gobiernos de la Unión Cívica Radical.

Eran años de sangre, de fuego y de vértigo revolucionario. Y Sacco y Vanzetti, el zapatero y el vendedor de pescados, asomaron a la historia desde la polvareda y el fragor del combate, para asumir el carácter de símbolos permanentes en la lucha por la justicia.


Re: Sacco y Vanzetti
Enviado por el día 20 de Abril de 2003 a las 13:35
En realidad, este caso hubiera pasado inadvertido para el mundo de no haber sido la razón de una de las mayores campañas comunistas de ls historia de Estados Unidos. Esas pruebas falsas que menciona de forma tan poco honesta este panfletillo resultaban bastante concluyentes en el caso de Sacco. Sacco participó en el atraco y, de hecho, fue el que mató al guardia (también asesinaron a un contable). Vanzetti si fue inocente, pero prefirió callarse para poder emplear la publicidad generada por el caso en pro del movimiento anarquista. Él si fue una figura trágica:

"De no haber sido por todo esto, podría haber pasado mi vida hablando por las esquinas con hombres despreciables. Hubiera muerto desconocido, anónimo, fracasado. Ahora no somos un fracaso. Esta es nuestra carrera y nuestro triunfo."

El caso fue cogido por las huestes de Münzenberg en el 25, cuando ya llevaba abandonado dos años tras el despido del abogado Fred Moore por parte de Sacco. Fue Moore quien inventó el caso y, de hecho, los argumentos de la injusticia sobre dos inocentes culpados sólo por sus ideas políticas. Sabía que por la fuerza de los hecho no les podría librar, de modo que tuvo que inventarse una conspiración.

La capacidad de propaganda de Münzenberg durante los años 20 y 30 fue notable. Logró reproducir el caso en los periódicos de toda Europa y EE.UU. (en los términos de Moore) y montó manifestaciones por todo el mundo occidental. Desgraciadamente, sus organizaciones se quedaron con todo el dinero recaudado: en EE.UU. obtuvieron medio millón de dólares y los acusados recibieron para su defensa sólo 6.000.

Lo trágico de Vanzetti es que murió por la causa anarquista, pero en la práctica su muerte sólo sirvió para dar bombo al comunismo soviético.
Re: Re: Sacco y Vanzetti
Enviado por el día 3 de Noviembre de 2003 a las 02:32
El 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica. La ejecución de Sacco se llevó a cabo a las 0.19 y siete minutos después una potente corriente eléctrica acabó con la vida de Vanzetti. Cincuenta años después de aquel 23 de agosto, Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos. Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.
Re: Re: Re: Sacco y Vanzetti
Enviado por el día 8 de Noviembre de 2003 a las 23:48
¿Dukakis se leyó el sumario e hizo esa declaración, o se basó en alguna investigación judicial que demostró la inocencia de los dos anarquistas?