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Cartas de ifni
Enviado por el día 24 de Enero de 2004 a las 04:17
Ayaram n Iwiniwaden.
La memoria es como la sombra, que no desaparece sino con la oscuridad y el paso del tiempo. Por esta razón siempre he tenido la ilusión de escribir una pequeña historia novelada basada en unos hechos, en el tiempo pasado y en la memoria antes de que ésta se vaya, me deje, desaparezca en la oscuridad y el paso del tiempo.
Un recuerdo de mi niñez que aún mantengo fresco en la memoria es la expresión de una madre cuando escuchó al cartero que desde lo lejos le gritó: ¡¡Carta de Ifni, carta de Ifni!! .Palpé miedo, dolor y tristeza en su cara; eran los tiempos en que a nuestros abuelos los mandaban al continente, a Ýfrica a luchar por causas ajenas y perdidas; de ahí nos vienen el miedo al moro que desde casi siempre nos han acompañado en la memoria. Cuando en 1956, año en que nací, Marruecos le arranca la Independencia a españa, el miedo recorre aún más nuestra geografía por el hecho de que Canarias es tenida como un gallinero donde el Gobierno de españa cree tener a su entera disposición “carne” humana para mandar “a Ýfrica”, a morir por la “patria”. De aquellos tiempos guardo el recuerdo de dolor, de miedo constante, de esperar desesperadamente cartas de Ifni, noticias de Ifni; así decían algunos incluso años después de que los que quedaron vivos volvieran, otros no pudieron volver. Al abuelo Juan, en realidad no era mi abuelo sino el hermano de éste, se lo llevaron a Ifni, lo hicieron la misma noche en que se casó casi corriendo y a toda prisa; lo fueron a buscar y se lo llevaron a las cuatro de la madrugada. Nunca volvió. Se supo que estuvo en La Guerra de Ifni que algunos dicen que no fue tal sino una guerrita; el caso es que no volvió. Esto me lo contó mi madre antes de que muriera, me lo contaba casi a escondidas de la gente porque había miedo a hablar, a contar lo que se sabía; había que ocultar lo que se sabía y que era lo que nos decía los que llegaba; decía mi madre. En aquellos tiempos en que llegaban cartas de Ifni la gente no sabía si los hijos volverían de Ýfrica; se los llevaban a matar moros que querían quitarnos la tierra a españa, eso nos decían, y creíamos. Mi padre también estuvo allí, en Ýfrica (ya para ese tiempo algunos decían que esto no era Ýfrica). También estuvo en Ifni, se lo llevaron para lo mismo, y también nos llegó cartas de allí, pero yo entonces no había nacido aunque supe con el tiempo que también mis abuelos recibieron cartas de Ifni, todo el mundo las recibía.
Esas cartas hablaban de miedo, de hambre, de piojos; de odio a todo y a todos. También hablaban de anhelos de volver y abrazar a la madre, a la novia, a todos. Y cuando llegaban ya en la puerta de la casa se entremezclaba y cruzaba el llanto de llegada con el de vuelta, eran así aquellos tiempos.
Tigzirin Tiknariyin,Ta-Ferka.
Canarias,Africa.
Teknarit.
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La memoria es como la sombra, que no desaparece sino con la oscuridad y el paso del tiempo. Por esta razón siempre he tenido la ilusión de escribir una pequeña historia novelada basada en unos hechos, en el tiempo pasado y en la memoria antes de que ésta se vaya, me deje, desaparezca en la oscuridad y el paso del tiempo.
Un recuerdo de mi niñez que aún mantengo fresco en la memoria es la expresión de una madre cuando escuchó al cartero que desde lo lejos le gritó: ¡¡Carta de Ifni, carta de Ifni!! .Palpé miedo, dolor y tristeza en su cara; eran los tiempos en que a nuestros abuelos los mandaban al continente, a Ýfrica a luchar por causas ajenas y perdidas; de ahí nos vienen el miedo al moro que desde casi siempre nos han acompañado en la memoria. Cuando en 1956, año en que nací, Marruecos le arranca la Independencia a españa, el miedo recorre aún más nuestra geografía por el hecho de que Canarias es tenida como un gallinero donde el Gobierno de españa cree tener a su entera disposición “carne” humana para mandar “a Ýfrica”, a morir por la “patria”. De aquellos tiempos guardo el recuerdo de dolor, de miedo constante, de esperar desesperadamente cartas de Ifni, noticias de Ifni; así decían algunos incluso años después de que los que quedaron vivos volvieran, otros no pudieron volver. Al abuelo Juan, en realidad no era mi abuelo sino el hermano de éste, se lo llevaron a Ifni, lo hicieron la misma noche en que se casó casi corriendo y a toda prisa; lo fueron a buscar y se lo llevaron a las cuatro de la madrugada. Nunca volvió. Se supo que estuvo en La Guerra de Ifni que algunos dicen que no fue tal sino una guerrita; el caso es que no volvió. Esto me lo contó mi madre antes de que muriera, me lo contaba casi a escondidas de la gente porque había miedo a hablar, a contar lo que se sabía; había que ocultar lo que se sabía y que era lo que nos decía los que llegaba; decía mi madre. En aquellos tiempos en que llegaban cartas de Ifni la gente no sabía si los hijos volverían de Ýfrica; se los llevaban a matar moros que querían quitarnos la tierra a españa, eso nos decían, y creíamos. Mi padre también estuvo allí, en Ýfrica (ya para ese tiempo algunos decían que esto no era Ýfrica). También estuvo en Ifni, se lo llevaron para lo mismo, y también nos llegó cartas de allí, pero yo entonces no había nacido aunque supe con el tiempo que también mis abuelos recibieron cartas de Ifni, todo el mundo las recibía.
Esas cartas hablaban de miedo, de hambre, de piojos; de odio a todo y a todos. También hablaban de anhelos de volver y abrazar a la madre, a la novia, a todos. Y cuando llegaban ya en la puerta de la casa se entremezclaba y cruzaba el llanto de llegada con el de vuelta, eran así aquellos tiempos.
Tigzirin Tiknariyin,Ta-Ferka.
Canarias,Africa.
Teknarit.
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