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Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:01
Extraido de la encíclica "Popularum Progressio" de Pablo VI (Pasqua 1967)
La propiedad
23. "Si alguno tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad le cierra sus entrañas, ¿cómo es posible que resida en él el amor de Dios?"21 . Sabido es con qué firmeza los Padres de la Iglesia han precisado cuál debe ser la actitud de los que poseen respecto a los que se encuentran en necesidad: "No es parte de tus bienes así dice San Ambrosio lo que tú das al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos"
22. Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: "el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos". Si se llegase al conflicto "entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales", toca a los poderes públicos "procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales"
El uso de la renta
24. El bien común exige, algunas veces, la expropiación, si por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ello resulta a la población, del daño considerable producido a los intereses del país, algunas posesiones sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva.
Afirmándola netamente
24 el Concilio ha recordado también, no menos claramente, que la renta disponible no es cosa que queda abandonada al libre capricho de los hombres; y que las especulaciones egoístas deben ser eliminadas. Desde luego no se podría admitir que ciudadanos, provistos de rentas abundantes, provenientes de los recursos y de la actividad nacional, las transfiriesen en parte considerable al extranjero, por puro provecho personal, sin preocuparse del daño evidente que con ello infligirían a la propia patria.
La propiedad
23. "Si alguno tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad le cierra sus entrañas, ¿cómo es posible que resida en él el amor de Dios?"21 . Sabido es con qué firmeza los Padres de la Iglesia han precisado cuál debe ser la actitud de los que poseen respecto a los que se encuentran en necesidad: "No es parte de tus bienes así dice San Ambrosio lo que tú das al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos"
22. Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: "el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos". Si se llegase al conflicto "entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales", toca a los poderes públicos "procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales"
El uso de la renta
24. El bien común exige, algunas veces, la expropiación, si por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ello resulta a la población, del daño considerable producido a los intereses del país, algunas posesiones sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva.
Afirmándola netamente
24 el Concilio ha recordado también, no menos claramente, que la renta disponible no es cosa que queda abandonada al libre capricho de los hombres; y que las especulaciones egoístas deben ser eliminadas. Desde luego no se podría admitir que ciudadanos, provistos de rentas abundantes, provenientes de los recursos y de la actividad nacional, las transfiriesen en parte considerable al extranjero, por puro provecho personal, sin preocuparse del daño evidente que con ello infligirían a la propia patria.
Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:03
Sigue:
Capitalismo liberal
26. Pero, por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad, ha sido construido un sistema que considera el provecho como muestra esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la prosperidad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador de "el imperialismo internacional del dinero"26. No hay mejor manera de reprobar tal abuso que recordando solemnemente una vez más que la economía está al servicio del hombre27. Pero si es verdadero que un cierto capitalismo ha sido la causa de muchos sufrimientos, de injusticias y luchas fratricidas, cuyos efectos duran todavía, sería injusto que se atribuyera a la industrialización misma los males que son debidos al nefasto sistema que la acompaña. Por el contrario, es justo reconocer la aportación irremplazable de la organización del trabajo y del progreso industrial a la obra del desarrollo.
Capitalismo liberal
26. Pero, por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad, ha sido construido un sistema que considera el provecho como muestra esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la prosperidad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador de "el imperialismo internacional del dinero"26. No hay mejor manera de reprobar tal abuso que recordando solemnemente una vez más que la economía está al servicio del hombre27. Pero si es verdadero que un cierto capitalismo ha sido la causa de muchos sufrimientos, de injusticias y luchas fratricidas, cuyos efectos duran todavía, sería injusto que se atribuyera a la industrialización misma los males que son debidos al nefasto sistema que la acompaña. Por el contrario, es justo reconocer la aportación irremplazable de la organización del trabajo y del progreso industrial a la obra del desarrollo.
Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:06
La propiedad privada es una terrible y egoísta institución, justamente condenada desde cátedras y púlpitos hace siglos. Sin embargo, cuando se recorta la propiedad, la libertad padece. Y, cuando se la suprime por completo, el desenlace es pobreza y dictadura. Curioso, ¿no?. Debe ser por casualidad.
Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:08
Bueno, que la propiedad es absoluta no lo decían ni siquiera todos los romanos. Y desde el s. XIX la doctrina ha ido abandonando esa concepción, hoy día no conozco a ningún autor que la sostenga. La propiedad, como todos los demás derechos, tiene sus límites.
Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:13
La absolutización de la propiedad privada y de la "libertad económica" por encima de cualquier otra consideración, tal y como propugna el neoliberalismo, conduce a una suerte de dictadura económica vulneradora de los derechos humanos en la que prevalece la ley "del más fuerte", de manera que los sectores económicos más desfavorecidos salen indistintamente perjudicados en esta desigual "libre competencia".
Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:09
Antineoliberal: ¿acata vd TODO lo que venga de un Papa? ¿O sólo cuando sopla a su favor (véase Gaspi Llamazares?
Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:16
No soy ciertamente ningún papista, pero ya va siendo hora de que la Iglesia, despues de haber fustigado sin tregua al absolutismo comunista, que bien merecía ser criticado por sus errores, lo haga ahora con el "vencedor" de la contienda, es decir, con este capitalismo liberal de pretensiones absolutizadoras.
Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:17
A mi me parece, por lo que dices, que el de las "pretensiones absolutizadoras" eres más bien tú,
Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 14:20
"Economía libre de mercado".
Re: Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 15:16
Cierto,capitalismo no,economia libre de mercado SI.
Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 8 de Abril de 2005 a las 22:51
Delirante el Pablo VI, como su religion dice que 'Si alguno tiene bienes de este mundo, y viendo a su hermano en necesidad le cierra sus entrañas, ¿cómo es posible que resida en él el amor de Dios?' entonces la propiedad deja de ser un derecho, ¿todos tenemos que seguir lo escrito en su Biblia? Eso es fascismo.
Cito: No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: "el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos". Si se llegase al conflicto "entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales", toca a los poderes públicos "procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales"
FASCISMO PURO Y DURO.
La parte mas graciosa es esta: Capitalismo liberal
26. Pero, por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad, ha sido construido un sistema que considera el provecho como muestra esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la prosperidad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador de "el imperialismo internacional del dinero"26. No hay mejor manera de reprobar tal abuso que recordando solemnemente una vez más que la economía está al servicio del hombre.
Jojojojojojo la libertad de progresar economicamente, de buscar provecho, de buscar prosperidad y de hacerlo solo con quienes queramos es MALA, todas esas libertades son muy malas! nesecitamos un buen pastor! un dictador! no ven que si no estamos coludidos con la 'dictadura del dinero' y/o 'el imperialismo internacional del dinero'? jojojojojojo que sabios! ¿como han descubierto esa conspiracion neoliberal? jojojojojo!
Cito: La absolutización de la propiedad privada y de la "libertad económica" por encima de cualquier otra consideración, tal y como propugna el neoliberalismo, conduce a una suerte de dictadura económica vulneradora de los derechos humanos en la que prevalece la ley "del más fuerte", de manera que los sectores económicos más desfavorecidos salen indistintamente perjudicados en esta desigual "libre competencia".
Que anti-neoliberal nos explique como es que la libertad individual crea una 'dictadura economica del mas fuerte', como si somos libres caemos en dictadura? jojojojojo.
Cito: No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: "el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos". Si se llegase al conflicto "entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales", toca a los poderes públicos "procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales"
FASCISMO PURO Y DURO.
La parte mas graciosa es esta: Capitalismo liberal
26. Pero, por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad, ha sido construido un sistema que considera el provecho como muestra esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la prosperidad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador de "el imperialismo internacional del dinero"26. No hay mejor manera de reprobar tal abuso que recordando solemnemente una vez más que la economía está al servicio del hombre.
Jojojojojojo la libertad de progresar economicamente, de buscar provecho, de buscar prosperidad y de hacerlo solo con quienes queramos es MALA, todas esas libertades son muy malas! nesecitamos un buen pastor! un dictador! no ven que si no estamos coludidos con la 'dictadura del dinero' y/o 'el imperialismo internacional del dinero'? jojojojojojo que sabios! ¿como han descubierto esa conspiracion neoliberal? jojojojojo!
Cito: La absolutización de la propiedad privada y de la "libertad económica" por encima de cualquier otra consideración, tal y como propugna el neoliberalismo, conduce a una suerte de dictadura económica vulneradora de los derechos humanos en la que prevalece la ley "del más fuerte", de manera que los sectores económicos más desfavorecidos salen indistintamente perjudicados en esta desigual "libre competencia".
Que anti-neoliberal nos explique como es que la libertad individual crea una 'dictadura economica del mas fuerte', como si somos libres caemos en dictadura? jojojojojo.
Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 10 de Abril de 2005 a las 14:20
Más sobre la doctrina social de la Iglesia y las falacias del liberalismo:
Quadragésimo Anno (15-3-1931.Pius XI)
Pues, a finales del siglo XIX, el planteamiento de un nuevo sistema económico y el desarrollo de la industria habían llegado en la mayor parte de las naciones al punto de que se viera a la sociedad humana cada vez más dividida en dos clases: una, ciertamente poco numerosa, que disfrutaba la casi totalidad de los bienes que tan copiosamente proporcionaban los inventos modernos, mientras la otra, integrada por la ingente multitud de trabajadores, oprimida por angustiosa miseria, pugnaba en vano por liberarse del agobio en que vivía.(...)
Soportaban fácilmente la situación, desde luego, abundando en riquezas, juzgaban que una tal situación venía impuesta por leyes necesarias de la economía y pretendían, por lo mismo, que todo afán por aliviar las miserias debía confiarse exclusivamente a la caridad, cual si la caridad estuviera en el deber de encubrir una violación de la justicia, no sólo tolerada, sino incluso sancionada a veces por los legisladores. Los obreros, en cambio, afligidos por una más dura suerte, soportaban esto con suma dificultad y se resistían a vivir por más tiempo sometidos a un tan pesado yugo, recorriendo unos, arrebatados por el ardor de los malos consejos, al desorden, y aferrándose otros, a quienes su formación cristiana apartaba de tan perversos intentos, a la idea de que había muchos puntos en esta materia que estaban pidiendo una reforma profunda y urgente.(...)
En la encíclica Rerum novarun, en ella el óptimo Pastor, doliéndose de que una parte tan grande de los hombres "se debatiera inmerecidamente en una situación miserable y calamitosa", tomó a su cargo personalmente, con toda valentía, la causa de los obreros, a quienes "el tiempo fue insensiblemente entregando, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores".(...)
Audazmente atacados por ella, en efecto, los errores del liberalismo se vinieron abajo, quedaron relegados los inveterados prejuicios y se produjo un cambio que no se esperaba; de forma que los tardos de corazón tuvieron a menos aceptar esta nueva filosofía social y los cortos de espíritu temieron remontarse a tales alturas.(...)
Por lo que se refiere al poder civil, León XIII, desbordando audazmente los límites impuestos por el liberalismo, enseña valientemente que no debe limitarse a ser un mero guardián del derecho y del recto orden , sino que, por el contrario, debe luchar con todas sus energías para que "con toda la fuerza de las leyes y de las instituciones..., de la ordenación y administración misma del Estado brote espontáneamente la prosperidad tanto de la sociedad como de los individuos"(18).
Quadragésimo Anno (15-3-1931.Pius XI)
Pues, a finales del siglo XIX, el planteamiento de un nuevo sistema económico y el desarrollo de la industria habían llegado en la mayor parte de las naciones al punto de que se viera a la sociedad humana cada vez más dividida en dos clases: una, ciertamente poco numerosa, que disfrutaba la casi totalidad de los bienes que tan copiosamente proporcionaban los inventos modernos, mientras la otra, integrada por la ingente multitud de trabajadores, oprimida por angustiosa miseria, pugnaba en vano por liberarse del agobio en que vivía.(...)
Soportaban fácilmente la situación, desde luego, abundando en riquezas, juzgaban que una tal situación venía impuesta por leyes necesarias de la economía y pretendían, por lo mismo, que todo afán por aliviar las miserias debía confiarse exclusivamente a la caridad, cual si la caridad estuviera en el deber de encubrir una violación de la justicia, no sólo tolerada, sino incluso sancionada a veces por los legisladores. Los obreros, en cambio, afligidos por una más dura suerte, soportaban esto con suma dificultad y se resistían a vivir por más tiempo sometidos a un tan pesado yugo, recorriendo unos, arrebatados por el ardor de los malos consejos, al desorden, y aferrándose otros, a quienes su formación cristiana apartaba de tan perversos intentos, a la idea de que había muchos puntos en esta materia que estaban pidiendo una reforma profunda y urgente.(...)
En la encíclica Rerum novarun, en ella el óptimo Pastor, doliéndose de que una parte tan grande de los hombres "se debatiera inmerecidamente en una situación miserable y calamitosa", tomó a su cargo personalmente, con toda valentía, la causa de los obreros, a quienes "el tiempo fue insensiblemente entregando, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores".(...)
Audazmente atacados por ella, en efecto, los errores del liberalismo se vinieron abajo, quedaron relegados los inveterados prejuicios y se produjo un cambio que no se esperaba; de forma que los tardos de corazón tuvieron a menos aceptar esta nueva filosofía social y los cortos de espíritu temieron remontarse a tales alturas.(...)
Por lo que se refiere al poder civil, León XIII, desbordando audazmente los límites impuestos por el liberalismo, enseña valientemente que no debe limitarse a ser un mero guardián del derecho y del recto orden , sino que, por el contrario, debe luchar con todas sus energías para que "con toda la fuerza de las leyes y de las instituciones..., de la ordenación y administración misma del Estado brote espontáneamente la prosperidad tanto de la sociedad como de los individuos"(18).
Re: Re: Re: Sobre los "derechos absolutos" de la propiedad privada
Enviado por el día 10 de Abril de 2005 a las 14:22
Sigue:
A los gobernantes de la nación compete la defensa de la comunidad y de sus miembros, pero en la protección de esos derechos de los particulares deberá sobre todo velarse por los débiles y los necesitados.Puesto que "la gente rica, protegida por sus propios recursos, necesita menos de la tutela pública, la clase humilde, por el contrario, carente de todo recurso, se confía principalmente al patrocinio del Estado. Este deberá, por consiguiente, rodear de singulares cuidados y providencia a los asalariados, que se cuentan entre la muchedumbre desvalida"(19).(...)
La encíclica Rerum novarum, efectivamente, al vacilar los principios del liberalismo, que desde hacía mucho tiempo venían impidiendo una labor eficaz de los gobernantes, impulsó a los pueblos mismos a fomentar más verdadera e intensamente una política social e incitó a algunos óptimos varones católicos a prestar una valiosa colaboración en esta materia a los dirigentes del Estado, siendo con frecuencia ellos los más ilustres promotores de esta nueva política en los Parlamentos;(...)
De esta labor ininterrumpida e incansablemente surgió una nueva y con anterioridad totalmente desconocida rama del derecho, que con toda firmeza defiende los sagrados derechos de los trabajadores, derechos emanados de su dignidad de hombres y de cristianos: el alma, la salud, el vigor, la familia, la casa, el lugar de trabajo, el salario, los accidentes laborales, todo lo que toca, finalmente, a la condición de los asalariados, toman bajo su protección estas leyes y, sobre todo, cuanto atañe a las mujeres y a los niños.(...)
Enseñanzas publicadas muy oportunamente, pues en aquel tiempo los encargados de regir los destinos públicos de muchas naciones, totalmente adictos al liberalismo, no prestaban apoyo a tales asociaciones, sino que más bien eran apuestos a ellas y reconociendo sin dificultades asociaciones similares de otras clases de personas, patrocinándolas incluso, denegaban a los trabajadores, con evidente injusticia, el derecho natural de asociarse, siendo ellos los que más lo necesitaban para defenderse de los abusos de los poderosos;(...)
A los gobernantes de la nación compete la defensa de la comunidad y de sus miembros, pero en la protección de esos derechos de los particulares deberá sobre todo velarse por los débiles y los necesitados.Puesto que "la gente rica, protegida por sus propios recursos, necesita menos de la tutela pública, la clase humilde, por el contrario, carente de todo recurso, se confía principalmente al patrocinio del Estado. Este deberá, por consiguiente, rodear de singulares cuidados y providencia a los asalariados, que se cuentan entre la muchedumbre desvalida"(19).(...)
La encíclica Rerum novarum, efectivamente, al vacilar los principios del liberalismo, que desde hacía mucho tiempo venían impidiendo una labor eficaz de los gobernantes, impulsó a los pueblos mismos a fomentar más verdadera e intensamente una política social e incitó a algunos óptimos varones católicos a prestar una valiosa colaboración en esta materia a los dirigentes del Estado, siendo con frecuencia ellos los más ilustres promotores de esta nueva política en los Parlamentos;(...)
De esta labor ininterrumpida e incansablemente surgió una nueva y con anterioridad totalmente desconocida rama del derecho, que con toda firmeza defiende los sagrados derechos de los trabajadores, derechos emanados de su dignidad de hombres y de cristianos: el alma, la salud, el vigor, la familia, la casa, el lugar de trabajo, el salario, los accidentes laborales, todo lo que toca, finalmente, a la condición de los asalariados, toman bajo su protección estas leyes y, sobre todo, cuanto atañe a las mujeres y a los niños.(...)
Enseñanzas publicadas muy oportunamente, pues en aquel tiempo los encargados de regir los destinos públicos de muchas naciones, totalmente adictos al liberalismo, no prestaban apoyo a tales asociaciones, sino que más bien eran apuestos a ellas y reconociendo sin dificultades asociaciones similares de otras clases de personas, patrocinándolas incluso, denegaban a los trabajadores, con evidente injusticia, el derecho natural de asociarse, siendo ellos los que más lo necesitaban para defenderse de los abusos de los poderosos;(...)
