España

Las tetas de Riaño
EL BALCÓN DEL PUEBLO
FirmaJUAN F. PÉREZ CHENCHO

EL DELEGADO del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, lleva un año evitando las tarascadas de los jabalíes populares -políticos, por supuesto- en la Comunidad. También los de la Junta. Para ello ha utilizado buenas maneras y toreo de salón, eludiendo así la confrontación institucional. El toreo de salón es el toreo soñado. Majestuoso, pero no vale a largo plazo, ni en casa, ni en el ruedo. Está bien a corto plazo e incluso ha sido meritorio. Pero esas artes de trasteo no valen cuando deben sentarse ante las reivindicaciones concretas, como las de los regates y sindicatos agrarios de León, que exigen concreción y definiciones. Ni unos ni otros se contentan con un par de mantazos. Los regantes y sindicatos agrarios de León se han sentido muy alarmados ante la perspectiva de que el agua de Riaño acabe en los regadíos del Carrión, en Valladolid, en Palencia, en Medina de Rioseco y en Villalón de Campos, patria chica del consejero de Agricultura, José Valín.

Miguel Alejo dijo ayer en León que el agua es de todos. Y que se repartirá entre todos de buenas maneras. Habló como un sumo sacerdote de la ribera del Jordán. O del padre Duero, al que nadie se detiene a oir su eterna estrofa de agua. Pero lo cierto es que el agua no es de todos. Es sólo de aquel al que le llega y la puede aprovechar. Y a lo que parece, se está preparando una maniobra por la que el agua llegue antes a otros lugares. Como las cuentas son las cuentas, podría ocurrir que no llegase a los secanos de León, que jamás han conocido la suavidad de los musgos. Los socialistas y el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometieron a acabar con las parameras. Queda anotada la muesca en la culata.