España

Carod-Rovira, el digno sucesor de aquel nazi catalán conocido en el siglo como Heribert Barrera, no oculta ya su entusiasmo ante el éxito rotundo, total, que está a punto de lograr el secesionismo catalán.
Analiza Carod-Rovira la Historia para reconocer abiertamente que el nacionalismo catalán nunca ha estado más cerca de lograr todos sus objetivos. Y pide calma. Calma y olvido. Nada de hablar del Carmelo o del 3%. Todo eso hay que olvidarlo en nombre de la patria. Si todos nos callamos, lo lograremos.
Todo el programa de esa formación reaccionaria hasta la médula que es ERC se resume ahora en eso, en callar en nombre del sacrosanto interés de la patria. Para que “los enemigos de Cataluña” no se salgan con la suya y en Madrid “no se rían de nosotros”.
Silencio. La patria lo exige. No hay corrupción, mala gestión, pésimos comportamientos parlamentarios, hábitos mafiosos y comisiones bajo mano. Lo único que existe es el patriotismo del silencio.
Y junto al sacrificio en el altar del patriotismo de todos los principios por los que se rige una sociedad democrática que aspire a tener las manos limpias, la amenaza, el chantaje: si no nos dan lo que queremos, que se preparen. Es el mismo lenguaje del PNV, el mismo de Batasuna y sus epígonos. El lenguaje de ETA. Al fin, nacionalistas todos:
“El estremecimiento reciente, sufrido a la política catalana, el hundimiento del túnel de confianza ciudadana en la política, sus instituciones, sus partidos y sus dirigentes, no tendría que significar un paso atrás en la vida democrática y colectiva, sino todo lo contrario.
“Lo peor que nos podría pasar es que, ahora, pasado el trance mediático, fuéramos incapaces de saber distinguir entre aquello que es secundario y aquello que, en cambio, acontece fundamental. No habría más mala noticia para nuestro país y satisfacción más grande para los enemigos de Catalunya -los de dentro y los de fuera- que no sacáramos adelante el Estatuto, que no fuéramos capaces de hacer un gran Estatuto, el mejor, el más ambicioso posible.
“Las posibles trifulcas entre siglas darían un espectáculo patético de Catalunya y nos convertirían en la chirigota madrileña.
“En un par de años hará ya tres siglos de la batalla de Almansa y, bien pronto, también de los Decretos de Nueva Planta. Ahora tenemos enfrente la posibilidad real que este país consiga el máximo autogobierno posible desde aquella fecha.
"Es bien cierto que los años republicanos fueron apasionantes y abrieron la puerta a todas las esperanzas, pero duraron muy poco y acabaron mal. Tenemos ahora la oportunidad de retomar el camino empezado y de ir más lejos que en cualquier otro momento de nuestra historia reciente.
“Que todo el mundo sea consciente de que, ahora, si la autonomía fracasa, ya no habrá ningún pretexto por oponerse a la independencia.” (Josep-Lluís Carod-Rovira, Mirar endavant)