España

Pípío Mea es, definitivamente, de cuarta. O quinta.

Rushdie, es verdad, es bastante g.ilipollas ( todavía se recuerda su crítica al " fascismo " de Margaret Thatcher y al " imperialismo " británico, precisamente el mismo que se ha gastado y se gasta decenas de millones de libras en protegerles de los follacabras )

Claro que lo que le molesta al converso mujaidehen Píiio no es la crítica a Thatcher ( dudo que la conozca porque es un hombre bastante inculto por mucho que sepa de la Guerra Civil española) es la crítica- fanática- en su opinión de la Religión.

Está claro que la crítica de Rushdie se refiere a la intromisión política ( en la vida pública ciudadana ) de la Religión, algo que no llega a entender nuestro Mea. Rushdie quiere " sacar de la plaza pública " o ágora a la Religión no para quemar catedrales e iglesias y asesinar curas, como en brutal falacia dice el infecto gusano, sino para evitar que referencias heterónomas no racionalizables en la vida política sean impuestas como norma de convivencia. Pío Moa, pues, está atacando el modelo actual de laicidad, algo indiscutible en cualquier país civilizado.
Con cáracter tangencial, no puede resistirse a una falacia de esas tan queridas por él. Cito, no sin repugnancia:
"Y ya que menciona el “nacionalcatolicismo” español, no fue éste sino gente de ideas parecidas a las de Rushdie las que planearon la guerra civil y el exterminio del clero y los creyentes, y no estuvieron lejos de lograr su objetivo."
Seguro que había cabestros en los republicanos, aunque, contra lo que farfulla de manera repulsiva esa larva humana, no hace mejor el nacionalcatolicismo ni los crímenes, numerosisímos, perpetrados por él DURANTE 40 AÑOS. Puede recordarse en un mínimo ejercio de memoria histórica los miles de hermanos masones asesinados por el purísimo hecho de serlo, sin ninguna otra acusación sobre sus cabezas.

Por último, la contraposición bastarda y maniquea entre la religiosidad americana ( hecho estadísticamente cierto) y el supuesto descreimiento europeo sólo puede contestarse en estos términos: a cualquier ciudadano americano, religioso o no, pero por educación cívica profundamente laico, le daría vergüenza, grima y dentera la defensa que de su país hace un fascista como Mea ( Piiiío )