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Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 12:57
Mi voto será para el PP, y esta es mi justificación:
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Espero respuestas para debatir.
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Espero respuestas para debatir.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 15:28
Es usted un poco paranoico, las elecciones no se ganan teniendo contando los votos de los universitarios de izquierdas, las feministas y los homosexuales.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 17:20
Estoy casado con una italiana, es immigrante porque no es española, y por lo tanto me gustaria que te pusieras mas preciso:immigrantes que no se quieren adaptar porque mi mujer está completamente adaptada a la sociedad española.
Ps: No generalizes tanto.
Ps: No generalizes tanto.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 18:40
El Dr. Albiñana, el Cardenal Segura o el Cardenal Pla y Deniel lo hacían mejor que tú, querido Cachalote.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 22:53
Yo pensaba votar al PP, pero después de su alegato he cambiado de opinión.
Un saludo
PD. Lo suyo no es la propaganda, está visto.
Un saludo
PD. Lo suyo no es la propaganda, está visto.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 24 de Febrero de 2004 a las 19:00
FASCISTA
Re: Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 24 de Febrero de 2004 a las 19:16
CACHALOTILLO: TE VI EN CHUECA EL OTRO DIA, EN "MUCHO CUERO", TE ACUERDAS???
Re: Re: Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 24 de Febrero de 2004 a las 19:18
Cachalote, tu primera madre fue negra, luego tú, eres un hijodeputa, no?? Según tu teoria....
estoy de acuerdo con el mensaje inicial
Enviado por el día 24 de Febrero de 2004 a las 19:56
También mi voto será para el PP, y esta es mi justificación:
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Espero respuestas para debatir.
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Espero respuestas para debatir.
Re: estoy de acuerdo con el mensaje inicial
Enviado por el día 24 de Febrero de 2004 a las 20:04
También mi voto será para el PP, y esta es mi justificación:
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Que nadie piense que, pese a los sondeos demoscópicos, a la coalición rojo-separatista le faltarán votos el 14 de marzo. Legiones son sus votantes en esta España enferma, doliente y muy pronto mestiza, tal es la prodigalidad con que los conejos hispanos persiguen a esos mandriles procedentes del Africa subsahariana.
A lo que íba. Para toda la chusma hispana constituye todo un imperativo amoral votar por aquellas formaciones que subviertan lo español, lo cristiano, lo civilizado, hasta su total evanescencia. Son muchos, legiones. A muchos los vemos a diario. A ellos y ellas, los genuinamente representantes de lo políticamente correcto, lo estéticamente admisible, lo moralmente moderno. Ahí están. Son ellos y ellas: gays, lesbianas, chaperos, cuentistas, macarras, menesterosos, ociosos, fulanistas, maromos, gandules, faranduleros, sudacas, actores, actrices, badulaques, escoria, pacifistas, abortistas, zapatistas, libertinos, libertadores, separatistas, machorras, ateos, nihilistas, feministas, patanes, parásitos, yonquis, bujarrones, tironeros, pacifistas, cantonalistas, amigos del bable, del panocho, del baturro, gitanos, gitanistas, agitanados, desocupados, asexuados, travestis, sarasas, tortilleras, calamares, chulos, patanes, meretrices, negros, mestizos, mulatos, zambos, trigueños, okupas, bolivaristas, zapatistas, proetarras, tarotistas, fregonas, islamistas, indigenistas, objetores...¿Quién dijo que la izquierda española estaba en las últimas? La fecundidad del número de sus votantes es proporcional a la realidad social española. Todos los arriba mencionados irán a votar el 14 de marzo, no lo dudéis. Y lo harán por la gran coalición rojo-separatista. Y ya no es el momento de las componendas ni del pasteleo. Frente al peligro real al que se enfrenta España, frente a esas mesnadas de indeseables, es la hora de otras formaciones políticas extramuros de las tradicionales. Podría afirmarse, sin temor a incurrir en la hipérbole, que sobre ésas formaciones políticas podría asentarse la estabilidad y tranquilidad futuras de la gran clase media española. Una protección civilizada de nuestra sociedad y de nuestras familias, como la que proponen algunas de esas formaciones, reduciría hasta la extinción todos esos quebrantos, provocados por los arriba mencionados, que tanto preocupa a esa mayoría silente y tan sañudamente amenazada.
Si la sociedad española está tan enferma es, en buena medida, porque el sistema ha hecho una apuesta por lo más contrario de nuestro ordenamiento social, moral y cultural. Hoy un elevadísimo porcentaje de españoles ha crecido en familias invertebradas, adelgazadas hasta la inanición, que no han sabido ni podido inculcarles las nociones básicas que deben regir la vida en una sociedad sana y segura. Porque la proliferación de desarreglos psíquicos entre la población actual, ¿no tendrá mucho que ver con la anulación de ese tibio cobijo que el cristianismo nos ha proporcionado siempre, frente a las intemperies de la vida? ¿Por qué ningún político se atrreve a formular con claridad el vínculo que existe entre muchas de las actuales patologías sociales -la inmigración, la proliferación del crimen, el separatismo, la soledad urbana, la telebasura, el consumismo bulímico y descontrolado, las plurales ansiedades que desnortan nuestra brújula vital- con la sistemática demolición de nuestras raíces españolas, cristianas y occidentales?
Ya sé que los que pretenden un mundo mestizo, asexuado, corrompido y sin valores cristianos tildarán nuestra creación política de fascista, represiva, tiránica, intemperante y castradora. No nos importe; tanto encono sólo puede dertivarse del rencor, de ese sórdido resentimiento que la fealdad moral profesa a las cosas hermosas. Ellos, nuestros enemigos, pretenden una España rota, donde nuestras ciudades, nuestras casas, sean jaulas irrespirables en las que borboteen las pasiones más mezquinas, donde un moro, un negro o un indiano tengan el derecho de pernada sobre nuestras mujeres. El problema de esa gentuza procede de sus rencores atávicos contra todo lo bello. Y ese rencor privado quieren instalarlo en nuestra sociedad, como las limañas rabiosas que no encuentran alivio hasta que no consiguen contagiar su veneno mediante el mordisco. Pero quienes hemos probado el amor maternal, el respeto a la patria, la fraternidad cristiana y fecunda, las enseñanzas invictas de nuestra historia común, estanos inmunizados contra ese mordisco.
Y para seguir reproduciendo ese mismo ámbito de hermosa y cristiana creación humana, de generación en generación, es inevitable que nuestras sociedades europeas cuenten y confíen en formaciones distintas a las actualmente representadas en el Parlamento y en los telediarios.
Pd.-A la lista de potenciales votantes de la coalición rojo-izquierdista se me olvidó añadir las profesionales del sexo, quienes por cierto, gozan de cierta fama y envidia entre sus colegas europeas. Al parecer, éstas no soportan que los hijos de sus colegas españolas hayan llegado tan lejos.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 16 de Julio de 2005 a las 00:32
pero que barbaridad es esta!!! tan solo tengo quience años y e llegado a odiar a ese tipo (el q empezo este debate) con toda mi alma se refiere a gays y lesbianas como gente a las q deberian de meter en contenedores bajo tierra cuando ellos son los primeros que dicen no a la violencia y repito DICEN!!! q no hacen por cierto el papa este nuevo no es un poco extraño q justo cuando llega el empiezas unos conflictos tirando hacia lo neonazi??? tendremos un nuevo hitler en la tierra??? (sin ofender a los catolicos por q yo si tengo una religion q no es ni cristiana ni budista ni nada) no estoy aqui para hablar de mi religion pero q diablos lo voy a hacer no digo ni el nombre ni los dioses en los q creo (no les adoro ya q eso seria una barbaridad por que aparte de una religion muerta q lo es aunq parezca dificil de creer habria q sacrificar animales cosa q odio ya q... ellos nunca lo harian recuerdas???
PD: no me gusta insultar pero ya q estamos... a ti lo q te pasa es q eres un neonazi de ------ q lo unico q necesitas es un buen polvo ya que tu no lo sabes y lo tienes reprimido pero eres gay!!! y lo intentas esconder demostrando todo lo contrario yo no soy gay pero si lo fuera... y que?
PD: no me gusta insultar pero ya q estamos... a ti lo q te pasa es q eres un neonazi de ------ q lo unico q necesitas es un buen polvo ya que tu no lo sabes y lo tienes reprimido pero eres gay!!! y lo intentas esconder demostrando todo lo contrario yo no soy gay pero si lo fuera... y que?
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 16 de Julio de 2005 a las 17:34
Ante la enorme cantidad de adjetivos y la falta de verbos.. me cansé de leer tantas sandeces.
Ahora bien, vota lo que mejor consideres. Pero, por favor, intenta defender mejor tus razones.
Ahora bien, vota lo que mejor consideres. Pero, por favor, intenta defender mejor tus razones.
Re: Las próximas elecciones del 14 de marzo y el PP
Enviado por el día 17 de Julio de 2005 a las 01:58
¡Por Júpiter, Cachalote! Más de un año después has terminado dándonos mala fama a todos.
