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Las mujeres de derechas son más decentes y femeninas que las de izquierdas.

Según el sociólogo y humanista doctor David Hamilton* de la universidad de Oxford, después de un extenso estudio sobre el comportamiento social de la mujer, ha demostrado que la mujer de ideologías conservadoras o de derechas, es más femenina y decente que la mujer progresista o de izquierdas.

El doctor Hamilton concluye sus estudios sobre el tema, que ello es debido a la educación que han recibido una mujer con respecto a la otra, y que indefectiblemente han marcado en sus vidas las formas y parámetros de su actitud ante la sociedad.

La mujer de derechas desarrolla su personalidad bajo las premisas que marcan las virtudes que le han sido transferidas: dignidad, decoro, mesura, decencia, recato, sensatez, vergüenza, sobriedad y seriedad. Y sublima su alma ante estas probidades inalterables que la caracterizan como el paradigma de esposa y madre, y que lo llevará con orgullo y bandera en todas las actividades de su vida.

La mujer de derechas es hacendosa, pulcra, organizada, meticulosa, observadora, minuciosa, metódica, detallista... Siempre dispuesta al servicio de los suyos, a los que protege con inusitado celo y que daría su sangre por ellos. La mujer de derechas respeta las instituciones, lo establecido y está siempre dispuesta a acatar los preceptos que emanan de sus principios.

Es elegante pero natural y sencilla, nada estruendosa. Sus formas son exquisitas, su vocabulario refinado y sus actos siempre adecuados a las circunstancias y siempre marcando las diferencias.

La mujer de izquierdas es reconocible fácilmente, ya que su estigma lo lleva en sus maneras generalmente burdas y groseras. Los significados del honor, la dignidad y la vergüenza son valores inaceptados en sus cuantificaciones sobre los conceptos que deben primar en la persona. Le predomina más el odio que el amor, (su revolución no se basa en el amor). La ira que la tolerancia; el furor que el apaciguamiento, la soberbia que la templanza, y la tozudez por la inteligencia.

La mujer de izquierdas detesta las formas sociales de convivencia, basadas en las escrupulosidad, el tacto, la educación y las modos exquisitos. Para ella son hipocresía, dobleces y fingimientos, por lo que generalmente le lleva a caer en formas ordinarias que la determinan como lo que es.

No siente el sagrado deber que ordena el vínculo matrimonial. Su lema suele ser: “Hombres si, esposos no” . Ser madre no es el objetivo primordial de su condición femenina, y a sus hijos los educa bajo aspectos puramente materialistas, exentos totalmente de valores espirituales.

Estas son las conclusiones del doctor Hamilton sobre su estudio de las mujeres de derechas y de izquierdas. De las cuales yo no entro ni salgo, me limito a transcribirlas tal cual han salido de mi mente.

* El doctor Hamilton soy yo.