España

La apertura de derechos típicamente anclados a la institución jurídica del matrimonio civil ha quedado frustrada con esta nueva reiteración en los errores normativos acumulados.

Es un error cambiar el contenido de una institución para satisfacer a un pequeño colectivo, que sin cumplir el significado que guarda la palabra matrimonio, heterosexual por definición y fin, se empeña en demostrar su normalidad acogiéndose a lo que no está hecho para ellos.

Es un error creer que el tener hijos es un derecho, que la adopción es cualquier otra cosa que la restitución al menor de la situación perdida o deseable, esta es, estar a cuidado de sus padres, que se puede amparar desde el ordenamiento el capricho de una pareja de personas del mismo sexo de imitar a las parejas heterosexuales asumiendo, al menos uno, un rol repetido y por tanto irreal. En la adopción importa el derecho del menor a un padre y una madre, no el deseo de que esperimentar en la conformación de una familia que de manera natural no podria generarse en común.

Es un error hablar de ampliación de derechos civiles cuando lo que se ha hecho es privilegiar a un nuevo grupo de ciudadanos a traves de una institución que jurídicamente tiene ya poco sentido.

El matrimonio es lo que es, hasta ahora tanto el civil como el canónico compartian la heterosexualidad, por definición. Ahora, por el capricho colectivista y socialista la palabra abandona su significado propio para denominar a lo que no tiene sentido lógico llamar por un nombre que no fue creado para ello.

Es un error no haber liberado ciertos derechos del yugo matrimonialista dejandolos así a disposición de la autonomía de la voluntad de los ciudadanos.

Es un error colectivizar derechos cuyas causas cumplen multitud de conviviencias que por impedimentos o falta de voluntad de declararse públicamente lo que no se es (matrimonio se debe tambien ahora a una relación psicosexual entre dos personas) no pueden acceder a derechos que por causa deberían poder disfrutar.

Es un error creer que una medida colectivista genera más libertad.

Es un error creer que la aceptación y normalización de la realidad homosexual pasa por crear cismas, irrumpir en instituciones con gran arraigo social y moral, destruir el lenguaje imponiendo el criterio relativista.

El relativismo y el colectivismo engendran liberticidas. El socialismo, la ingenieria social, los inventos caprichosos solo llevan a las sociedades abiertas y pluralistas al caos irreversible.
Un saludo liberal.