España
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¡Arriba Oriol Malló! - I
Enviado por el día 14 de Julio de 2005 a las 22:12
Con tremenda indignación ha llegado a mis oídos la alarmante noticia de que la turba falangista intenta levantar cabeza en Cataluña. Félix de Azúa, Albert Boadella, Arcadi Espada, Carlos Trías y demás alevosos enemigos de la nación catalana, los homosexuales, Al Qaeda, la Alianza de Civilizaciones y el género humano, en suma, anda zascandileando, intentando apartar a una parte del noble pueblo catalán, a los pobres y oprimidos de Santa Coloma de Gramenet, a los buenos catalanes, finalmente, del camino de todo lo verdadero, lo bueno y lo bello, hoy al fin reinante en su remoto y portentoso país e, incluso, en la aborrecible y opresora España.
Mírense, para su vergüenza, en el espejo de otros que siguieron su pérfido camino, los despreciables Lev Kamenev y Gregory Zinoviev. Ahórrense el 1927, el 1932, el 1934... Busquen ejemplo donde mejor lo pueden encontrar, ¡en don Fernando Fernández Savater!, ese magnífico émulo de Karl Radek, quien, como su modelo, acudió a las fuentes para conocer la verdad. No se contentó con míseros segundones (instructores de la GPU u otros chiquilicuatros). ¿Han ido ustedes a comer con don José Rodríguez, como fue Radek a recibir la luz de aquel otro prodigioso José, que todos añoramos tanto?, del que somos míseros huérfanos, ustedes en La Gran Cataluña y nosotros, sórdidos gusanos, en la ignominiosa España. Si así hubieran hecho una claridad refulgente habría alumbrado sus tenebrosas mentes y no nos darían este vergonzoso espectáculo.
Mírense, para su vergüenza, en el espejo de otros que siguieron su pérfido camino, los despreciables Lev Kamenev y Gregory Zinoviev. Ahórrense el 1927, el 1932, el 1934... Busquen ejemplo donde mejor lo pueden encontrar, ¡en don Fernando Fernández Savater!, ese magnífico émulo de Karl Radek, quien, como su modelo, acudió a las fuentes para conocer la verdad. No se contentó con míseros segundones (instructores de la GPU u otros chiquilicuatros). ¿Han ido ustedes a comer con don José Rodríguez, como fue Radek a recibir la luz de aquel otro prodigioso José, que todos añoramos tanto?, del que somos míseros huérfanos, ustedes en La Gran Cataluña y nosotros, sórdidos gusanos, en la ignominiosa España. Si así hubieran hecho una claridad refulgente habría alumbrado sus tenebrosas mentes y no nos darían este vergonzoso espectáculo.
