España

De la dictadura a la democracia. De la democracia a la destrucción de España.

En el año 1977 España dio un ejemplo al mundo de cómo se puede hacer una transición sin traumas. Las fuerzas dominantes, residuos de un Franquismo que la inmensa mayoría de españoles rechazaban, comprendieron que España era un clamor, así lo entendieron, y Adolfo Suarez, político formado en los más vetustos sistemas de la dictadura, hizo una transición tan modélica que la historia de España se lo reconocerá por los siglos de los siglos.

Otro ejemplo de unidad dio España al mundo en Febrero de 1981. Todas las fuerzas políticas en una multitudinaria manifestación rechazaron aquel golpe de estado que pretendía acabar con la incipiente y frágil democracia.

Dos políticos medio desconocidos militantes del PSOE basaron su campaña electoral en las elecciones de 1982 en el cambio. Pero no en el cambio de las estructuras en que se sustentaba la nación, pretendían traer aires nuevos y “ventilar bien la casa”, para que no quedara ni una brizna de polvo de las antiguas estructuras que añoraban algunos nostálgicos. El pueblo así lo quiso y les dieron una mayoría absoluta. Cambiaron España que según uno de sus líderes “no la iba a conocer ni la madre que la parió”. Pero sus estructuras no fueron tocadas ni en una coma de su fundamento: La Carta Magna.

Las estructuras democráticas garantizaban la continuidad de España como nación soberana, aquel PSOE lo asumía, y lo que cambió fueron “los muebles de la casa”; pero los cimientos siguieron firmes y resistentes.

Y hoy, en los prolegómenos del siglo XXI, unas fuerzas minoritarias pretenden derribar la casa y convertirla en un solar. Pero lo trágico es que este pueblo que en 1808 se alzó en armas contra Napoleón hasta expulsarle de sus territorios para salvar su independencia, hoy ve impávido como cuatro advenedizos con la colaboración del primer presidente español no nacionalista, quieren acabar con la historia de España como nación soberana.

¿Lo conseguirán?