España
Estos foros están cerrados. Podéis debatir en Red Liberal.
Re: Mañana, Sres., es la Fiesta de "esa " Raza.
Enviado por el día 11 de Octubre de 2005 a las 22:00
La organización Unión Ibero-Americana, constituida en 1885, celebró por primera vez la «Fiesta de la Raza» el día 12 de octubre de 1914, en una ceremonia en la que estuvo representado el Gobierno de España en la persona del Marqués de Lema, Ministro de Estado. En el discurso que Faustino Rodríguez San Pedro pronunció ese día expresó su voluntad de lograr el reconocimiento oficial de la fiesta en España:
«Señor Ministro, señoras y señores: hay un regla, tanto jurídica como de buen sentido, que dice: a lo imposible nadie está obligado. Yo me encuentro, sin embargo, en el caso de faltar a esta regla, porque evidentemente, comprende esta selecta reunión que es imposible hablar sin voz, y yo, no obstante, tengo necesidad de usar de la palabra al conjuro de nuestro dignísimo presidente, el señor Ministro de Estado; y a la vez de este conjuro, me impulsa a ello el tener que cumplir una manifiesta obligación como Presidente de la asociación Ibero-Americana, que os ha convocado con objeto de celebrar por nuestra parte, en la medida y forma que las circunstancias actuales aconsejan, lo que hemos venido propagando constantemente; la conveniencia de que en este día aniversario del descubrimiento de América, celebremos la Fiesta de la Raza Española, que ha tenido providencialmente la fortuna de llevar la bandera de la civilización y del progreso en aquella memorable empresa, realizada por Colón bajo los auspicios de la gran reina Isabel la Católica. (...)
La Unión Ibero-Americana en el día de hoy, por lo mismo no podía sustraerse a la obligación a que la compromete su propia propaganda, correspondida tan brillantemente desde la Patagonia hasta Texas, y aún podría decir que de Texas arriba también, puesto que los propios Estados Unidos, y sin haber sido requeridos propiamente para ello, se asociaron y celebraron como día festivo aquel en que había de celebrarse la efemérides del descubrimiento de América. Por consiguiente, no podíamos menos de celebrar un acto especial, en que procediéramos según habíamos aconsejado a los demás que procedieron, manteniendo firme este propósito, en que hemos de perseverar hasta su entera consecución; el de que sea declarada Fiesta de la Raza oficialmente, como lo ha sido ya en muchos de aquellos países, la de este día, dando motivo con esta mutua significación del lazo que nos une a estrechar más y más en las voluntades y en los espíritus las relaciones de parentesco en que nos hallamos por razón de procedencia, a los que debemos procurar se agreguen, la de la recíproca conveniencia. (...)
«Señor Ministro, señoras y señores: hay un regla, tanto jurídica como de buen sentido, que dice: a lo imposible nadie está obligado. Yo me encuentro, sin embargo, en el caso de faltar a esta regla, porque evidentemente, comprende esta selecta reunión que es imposible hablar sin voz, y yo, no obstante, tengo necesidad de usar de la palabra al conjuro de nuestro dignísimo presidente, el señor Ministro de Estado; y a la vez de este conjuro, me impulsa a ello el tener que cumplir una manifiesta obligación como Presidente de la asociación Ibero-Americana, que os ha convocado con objeto de celebrar por nuestra parte, en la medida y forma que las circunstancias actuales aconsejan, lo que hemos venido propagando constantemente; la conveniencia de que en este día aniversario del descubrimiento de América, celebremos la Fiesta de la Raza Española, que ha tenido providencialmente la fortuna de llevar la bandera de la civilización y del progreso en aquella memorable empresa, realizada por Colón bajo los auspicios de la gran reina Isabel la Católica. (...)
La Unión Ibero-Americana en el día de hoy, por lo mismo no podía sustraerse a la obligación a que la compromete su propia propaganda, correspondida tan brillantemente desde la Patagonia hasta Texas, y aún podría decir que de Texas arriba también, puesto que los propios Estados Unidos, y sin haber sido requeridos propiamente para ello, se asociaron y celebraron como día festivo aquel en que había de celebrarse la efemérides del descubrimiento de América. Por consiguiente, no podíamos menos de celebrar un acto especial, en que procediéramos según habíamos aconsejado a los demás que procedieron, manteniendo firme este propósito, en que hemos de perseverar hasta su entera consecución; el de que sea declarada Fiesta de la Raza oficialmente, como lo ha sido ya en muchos de aquellos países, la de este día, dando motivo con esta mutua significación del lazo que nos une a estrechar más y más en las voluntades y en los espíritus las relaciones de parentesco en que nos hallamos por razón de procedencia, a los que debemos procurar se agreguen, la de la recíproca conveniencia. (...)
Re: Re: Mañana, Sres., es la Fiesta de "esa " Raza.
Enviado por el día 11 de Octubre de 2005 a las 22:19
VIDA ES ESPERANZA
Basta de razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
nada de marcha triunfal, ni cortejo, ni viejas espadas;
en espíritu unidos, en miseria y en ansias y lengua,
siervos dispersos, rumiando, lo más, un pasado de mito,
bajo los ojos de Dios, los de lengua española, ¿qué somos?
¿Qué hemos dejado en su libro, qué cuentas, qué penas?
Si algo supimos cantar de su gloria en el mundo,
mucho pecamos alzando la cruz como espada (gritaba
el obispo del Cid, al galope: Ferid, caballeros,
por amor de … el Criador, dice el texto Pidal; caridad,
Per Abbat; ¿qué es peor?), y hasta hoy día retumban
Cruzadas.
Pague, Señor, cada cual su pecado, y el pueblo,
víctima siempre, se libre de deuda y castigo.
¿De qué sirve el destello del Siglo de Oro al cansado?
¿Y Don Quijote y el buen gobernador Sancho Panza,
de qué, al que no sabe leer ni esperar en un sueño?
Nuestra gente habla y dice: «trabajo», «mañana», «pues
claro»,
«los chicos», «es tarde», «el jornal», «un café», «no se
puede»;
no hay ni cultura europea ni estirpe latina en sus bocas,
sólo el escueto ademán del que afianza la carga en los
hombros.
El que es siervo no habla español, ni habla inglés, ni habla
nada;
su palabra es la mano de un náufrago que se agarra a las
olas,
y las cosas le pesan y embisten sin volverse lenguaje.
Nadie cree ya en pueblos-Mesías, «destinos», «valores»;
la tierra es un solo clamor, y el niñito en Vietnam o en el
Congo
Llora lo mismo que el niño en Jaén o en los Andes.
Pero el rico es más fuerte que nunca, y su miedo le hace
más hábil y duro, y pretende cerrar el mañana;
se arman los créditos, vuelan alarmas por radio, y, en
tanto,
se amontona la cólera sacra de pueblos y pueblos.
Y algo se mueve también, con palabra española,
y suena a menudo: «esto no puede seguir así», o algún
viejo
proverbio con nuevo sabor como: «no hay mal que cien
años dure».
Y hasta si fuera a valer para un poco de paz y justicia,
más valdría borrar nuestra lengua, nuestro ser, nuestra
historia.
La esperanza nos llama a poner nuestra voz en el coro.
José María Valverde.
Basta de razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
nada de marcha triunfal, ni cortejo, ni viejas espadas;
en espíritu unidos, en miseria y en ansias y lengua,
siervos dispersos, rumiando, lo más, un pasado de mito,
bajo los ojos de Dios, los de lengua española, ¿qué somos?
¿Qué hemos dejado en su libro, qué cuentas, qué penas?
Si algo supimos cantar de su gloria en el mundo,
mucho pecamos alzando la cruz como espada (gritaba
el obispo del Cid, al galope: Ferid, caballeros,
por amor de … el Criador, dice el texto Pidal; caridad,
Per Abbat; ¿qué es peor?), y hasta hoy día retumban
Cruzadas.
Pague, Señor, cada cual su pecado, y el pueblo,
víctima siempre, se libre de deuda y castigo.
¿De qué sirve el destello del Siglo de Oro al cansado?
¿Y Don Quijote y el buen gobernador Sancho Panza,
de qué, al que no sabe leer ni esperar en un sueño?
Nuestra gente habla y dice: «trabajo», «mañana», «pues
claro»,
«los chicos», «es tarde», «el jornal», «un café», «no se
puede»;
no hay ni cultura europea ni estirpe latina en sus bocas,
sólo el escueto ademán del que afianza la carga en los
hombros.
El que es siervo no habla español, ni habla inglés, ni habla
nada;
su palabra es la mano de un náufrago que se agarra a las
olas,
y las cosas le pesan y embisten sin volverse lenguaje.
Nadie cree ya en pueblos-Mesías, «destinos», «valores»;
la tierra es un solo clamor, y el niñito en Vietnam o en el
Congo
Llora lo mismo que el niño en Jaén o en los Andes.
Pero el rico es más fuerte que nunca, y su miedo le hace
más hábil y duro, y pretende cerrar el mañana;
se arman los créditos, vuelan alarmas por radio, y, en
tanto,
se amontona la cólera sacra de pueblos y pueblos.
Y algo se mueve también, con palabra española,
y suena a menudo: «esto no puede seguir así», o algún
viejo
proverbio con nuevo sabor como: «no hay mal que cien
años dure».
Y hasta si fuera a valer para un poco de paz y justicia,
más valdría borrar nuestra lengua, nuestro ser, nuestra
historia.
La esperanza nos llama a poner nuestra voz en el coro.
José María Valverde.
Re: Re: Re: Mañana, Sres., es la Fiesta de "esa " Raza.
Enviado por el día 11 de Octubre de 2005 a las 22:20
Nuestra gente habla y dice: «trabajo», «mañana», «pues
claro»,
«los chicos», «es tarde», «el jornal», «un café», «no se
puede»;
no hay ni cultura europea ni estirpe latina en sus bocas,
sólo el escueto ademán del que afianza la carga en los
hombros.
El que es siervo no habla español, ni habla inglés, ni habla
nada;
su palabra es la mano de un náufrago que se agarra a las
olas,
y las cosas le pesan y embisten sin volverse lenguaje.
claro»,
«los chicos», «es tarde», «el jornal», «un café», «no se
puede»;
no hay ni cultura europea ni estirpe latina en sus bocas,
sólo el escueto ademán del que afianza la carga en los
hombros.
El que es siervo no habla español, ni habla inglés, ni habla
nada;
su palabra es la mano de un náufrago que se agarra a las
olas,
y las cosas le pesan y embisten sin volverse lenguaje.
