España

Algunas reflexiones sobre el orden público.

Dos sucesos recientes con resultados de muertes por atracos a una joyería y propiedad privada por delincuentes, me hace pensar con la lógica preocupación si estamos protegidos por aquellos que deben velar por la seguridad de todos.

Mi padre siempre decía que entre dos males se
debe elegir el menor. Las estructuras del bien y del mal que siempre tuve, la democracia me las ha derribado como castillo de naipes, por lo que ahora me hallo en una situación en la que cuando expreso mis ideas sobre el orden público me tachan casi tener más peligro que los delincuentes.

He vivido dos situaciones en mi vida respecto al orden público.

Situación A.
Una delincuencia en la que estaba tan controlada y reprimida, que aquel que delinquía sabía que la que le esperaba era de entrada tal sarta de hostias que algunos no salían de ellas. Los agentes de la autoridad estaban legitimados para repartirlas a diestro y siniestro, y algunos las repartían por arrobas.

Cualquier ciudadano que contemple a un guardia hinchando a palos a una persona aparentemente indefensa, ¡sin duda! Que todos se pondrán de parte del pobre hombre que recibe la somanta. Pero si ponemos la moviola y demostramos que ese “pobrecito” que le están breando, hace cinco minutos le han pillado violando y degollando a una niña de 10 años. ¿Provocaría a la opinión pública el mismo sentimiento de pena?

La democracia a priori siempre se pone del lado del delincuente. Sabe que se han matado a una persona, y aunque las evidencias señalen al asesino, éste no será considerado tal hasta que lo diga una sentencia judicial. Al muerto no hace falta preguntarle nada. No hay duda que es el muerto.

Mi pregunta es: ¿Qué es preferible, tener unas fuerza del orden público diseñadas y autorizadas para actuar con total contundencia ante la delincuencia, o una fuerzas del orden limitadas y coartadas ante los delitos?

¡Desde luego! Que los errores que se pueden dar por una policía represora y contundente pueden ser muy graves, ¿Pero serían tantos como los que se deriven de su ineficacia?

¿A quién le perturba o molesta ver por las calles y plazas de todas las ciudades una policía celando por la seguridad de los ciudadanos las 24 horas del día? Y con órdenes de intervención terminante ante los delitos. A mi no me molesta ¡desde luego! Me infunden mucha confianza y seguridad.

Prefiero una policía chulesca y matona, a una delincuencia que se cachondea de ella. Y también prefiero que me de un policía una hostia por estar en el sitio y en el momento inadecuado, a que me mate un delincuente por \"un plato de lentejas\" ¿Y ustedes?