España

Semblanza de un separatista.

Analizar el fenómeno del independentismo o separatismo, según mi particular punto de vista, obedece a varias razones.

a) Por atavismo
b) Por egoísmo
c) Por justicia.

A principios del siglo XXI prácticamente están configuradas todas las fronteras del mundo de una forma equitativa y en razón de la lógica. Creo que no se entendería que Macao siguiera siendo estado portugués; Hong Kong de Reino Unido, o Guinea de España. Territorios sitos a millares de kilómetros de las sedes gubernamentales respectivas.

Que hoy un ciudadano de Angola o Mozambique estuviera legislado por el gobierno portugués, es que ya ni se contempla; y que esos ciudadanos hayan luchado por sus independencias, es algo que si se comprende, y es apoyado por cualquiera que tenga visión de lo que es el mundo actual.

Las independencias se han conseguido en el mundo casi siempre por medios hostiles y beligerantes, basta dar una vuelta por la historia de los pueblos oprimidos o invadidos para comprobarlo.Pero al final se impusieron las soluciones lógicas y aceptadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos que hoy conviven en paz y orden dentro de las distintas formas de pensar del mundo libre.

Aunque se va a la globalización y unión de los pueblos, todavía se oyen voces que siguen proclamando desde ultratumba poner cancelas, cerrojos y candados a sus aldeas, voces que siguen gritando los herederos de aquellos que les han trasmitido en vez de apertura y aurora al mundo, cerrazón a su tierra arcaica, arcana, reservada y recóndita..

Estos son etnias perdidas en el tiempo y en el espacio, cuya mente está obstruida y anclada en unos albores que se niegan a abandonar; es tal el fuego y sangre transmitida por sus ancestros, que todavía existen personas que pretendan seguir las consignas de “los fantasmas” de sus pasado. Es el nazismo resucitado, el que se basa en los factores de los genes, y todo aquello que altere su genética es repudiado.

Por desgracia hoy, a principios del siglo XXI, cuando se han derribado muros y fronteras en el mundo, unas minorías en base a sus egoísmos privados, enfermos del “virus” de la insolidaridad, pretende imponer sus exigencias absurdas y fuera de lugar y del tiempo.

Todavía quedan desgraciadamente personas que odian al vecino sin más motivo que ese: ser vecino.