España
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¡Ojala mi pueblo estuviera "preso" como Cataluña! Cuento breve.
Enviado por el día 18 de Diciembre de 2005 a las 09:22
¡Ojala mi pueblo estuviera "preso" como Cataluña! (Cuento breve)
Mi tierra. ¡Bueno! La tierra donde yo nací por avatares de la vida, aunque la verdad sea dicha, hoy no pasa hambre física, sus campos están yermos; nadie quiere regarles con sus lágrimas y sudores.
Los mozos de mi pueblo nunca gritaron eso de: “Libertad para mi tierra”. Eran muy libres, no tenían la enorme suerte como otras regiones de estar “presos” de otras fuerzas que les proporcionaran todos los recursos para desarrollarse y progresar. No se puede tener todo. El progreso tiene un precio y muchos canon que satisfacer. La libertad absoluta sólo se consigue mirando a las estrellas, y con una guitarra mejor para hacerla más llevadera. El progreso y el bienestar material requiere estar preso de un sistema.
Como mis paisanos no estaban presos nada más que de su hambre, no de sus sentimientos, como al parecer están otros, nadie les retuvo en sus lares, hicieron sus hatillos y se fueron a otros sitios donde cambiar su libertad por un mínimo bienestar. Y lo consiguieron, hoy son afortunadamente “presos” de su bienestar.
Quizás añoren sus tierras estériles y su libertad. Pero no vuelven.
Mi tierra. ¡Bueno! La tierra donde yo nací por avatares de la vida, aunque la verdad sea dicha, hoy no pasa hambre física, sus campos están yermos; nadie quiere regarles con sus lágrimas y sudores.
Los mozos de mi pueblo nunca gritaron eso de: “Libertad para mi tierra”. Eran muy libres, no tenían la enorme suerte como otras regiones de estar “presos” de otras fuerzas que les proporcionaran todos los recursos para desarrollarse y progresar. No se puede tener todo. El progreso tiene un precio y muchos canon que satisfacer. La libertad absoluta sólo se consigue mirando a las estrellas, y con una guitarra mejor para hacerla más llevadera. El progreso y el bienestar material requiere estar preso de un sistema.
Como mis paisanos no estaban presos nada más que de su hambre, no de sus sentimientos, como al parecer están otros, nadie les retuvo en sus lares, hicieron sus hatillos y se fueron a otros sitios donde cambiar su libertad por un mínimo bienestar. Y lo consiguieron, hoy son afortunadamente “presos” de su bienestar.
Quizás añoren sus tierras estériles y su libertad. Pero no vuelven.