España

Padre Pedro Arrupe, el mal llamado Papa negro y debió ser tildado de Papa comprensivo, Papa inteligente...todos los curas van de negro... Se trata de un texto de 85.20 sobre la bomba atómica que le pilló precisamente a cuatro kilómetros de Hiroshima:

YO VIVÝ EL ESTALLIDO DE LA BOMBA. Todos los días, a eso de las cinco y media de la mañana, aparecía en el cielo un avión norteamericano B-29 en viaje de observación. Su puntualidad era matemática, de tal forma que la señal que anunciaba su venida coincidía casi todos los días con la que me daban a mí para decir la misa de cinco y media. Nadie se inmutaba por la venida del bombardero. Incluso se le tomaba a broma. Le pusieron el nombre del “correo americano” y todo se reducía a comentar su llegada con indiferencia.

El 6 de agosto ocurrió algo que rompió la monotonía de los meses anteriores. Estaba yo en mi cuarto con otro padre, a las ocho y cuarto de la mañana, cuando de repente vimos una luz potentísima, como un fogonazo de magnesio disparado ante nuestros ojos. Naturalmente, extrañados, nos levantamos para ver lo que sucedía, y al ir a abrir la puerta del aposento oímos una explosión formidable, parecida al mugido de un terrible huracán, que se llevó por delante puertas, ventanas, cristales, paredes... que iban cayendo sobre nuestras cabezas. Por fin a los diez minutos de la primera explosión una especie de lluvia negra y pesada cayó en el noroeste de la ciudad.

Subimos a una colina para ver mejor y desde allí pudimos distinguir en dónde había estado la ciudad, porque lo que teníamos delante era una Hiroshima completamente arrasada.

Por fin pudimos entrar en la ciudad. Una lluvia torrencial apagó al menos la parte superior de los escombros [las casas eran de papel, madera y paja]. Ante los ojos espantados, un espectáculo sencillamente indescriptible, visión dantesca y macabra imposible de seguir con la imaginación. Pero mucho más terrible era la visión trágica de aquellos miles de personas heridas, quemadas, pidiendo socorro. Como aquel niño con quien me tropecé, que tenía un cristal clavado en la pupila del ojo izquierdo, o aquel otro que tenía clavada en los intercostales, como si fuese un puñal, una gruesa astilla de madera. O un joven corriendo como loco, mientras pedía socorro; hacía ya veinte minutos que oía las voces de su madre, sepultada viva entre los escombros de su casa. [lo más dramáticamente indescriptible de un bombardeo atómico es que los “moribundos-supervivientes” no pueden recibir ayuda de nadie porque a kilómetros a la redonda todos están muertos, moribundos, sedientos y contaminados con radiaciones ] Otros [muchos] habían perecido, como las 200 alumnas de un colegio, el tejado se les había derrumbado encima sin que una sola se escapase de las llamas.

Sr Castelar yerras, no soy nada inteligente, pero yo a ti sí que te considero con el suficiente léxico como para no tener que recurrir a palabras malsonantes, pero cono es tu opción…pues eso, nada que alegar, no obstante ruegote que por favor no me “mandes” hacer algo, que aunque no tenga la más mínima experiencia, tampoco la deseo tener.
Creo que ves las cosas en blanco y negro y te aseguro que en la vida hay más colores, al igual que hay más opciones, ni por supuesto el fundamentalismo islámico, ni por supuesto la falsedad hipócrita del todo poderosos país totalitario mundial árbitro por voluntad propia del universo… que se meta en sus asuntos y nos deje de liberarnos, de rescatarnos de salvarnos ¿pero de qué? De redimirnos???? Redimir = Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio… redimir, eso sí que lo hace bien.