España

Aunque a veces y a diferencia de algunos independentistas, eres capaz de relajarte un poco y argumentar tus planteamientos de un modo estimable, son solo breves intervalos hasta que vuelves a dejarte llevar por los sentimientos.

LLevas en tu interior una rabia ciega, que se manifiesta con todo los rasgos del fanatico:

-Tu desprecio a los españoles va más alla de lo moral para entrar en lo étnico (y espero que no en lo racial). Aunque normalmente intentas justificarlo por los agravios recibidos por los catalanes en el pasado, no puedes evitar que te note que desprecias tu "enemigo", no por sus acciones sino por el mero hecho de ser español, buscando ridiculizarnos aunque sea con anecdotas, y no eres capaz de soportar que se te nombre un solo rasgo positivo de España. Tu maniqueismo es absoluto.

-Eres incapaz de perdonar las afrentas del pasado. Nos hablas como si hubieran ocurrido ayer mismo, como si nosotros hubieramos combatido en la guerra civil con Franco o en los ejércitos de Felipe V (realmente "lo vives").

-Te expresas como si tu particular modo de pensar fuera la representacion exclusiva de tu nacion, mientras a aquellos de los tuyos que no piensan como tu les niegas la condicion de compatriotas, rasgo que han compartido todos los fascistas.

-Muestra un inquietante desden hacia la vida humana, no solo hacia la del enemigo, que no valoras en lo más mínimo, sino incluso hacia la tuya q dice estar dispuesta a sacrificar en cualquier momento por la causa. Si mientes das asco, pero si dices la verdad das pena y miedo.

-Finalemente tu odio extremado te lleva al manido "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", como demostraste con la ridicula exposicion de antiguos himnos de paises hispanoamericanos.

-Cosas que consideras inmorales en el adversario, las ves aceptables cuando las haces tu. Te niegas a que Cataluña permanezca en España ni aún voluntariamente, pero no estas dispuesto a que exista un estado valenciano que no reconozca su catalanidad.