España

Creo que debió ser evidente desde bastante pronto para los mandatarios de los círculos de poder rusos y chinos que las cosas no marchaban bien, y que en el fondo lo que habían montado quedaba reducido a una gigantesca obra de teatro en la que entre bastidores se dedicaban a lo que realmente perseguían: un poder ilimitado, para el que no escatimaban esfuerzos ni sacrificios (ajenos) en sus luchas intestinas.

Está claro que cualquier colectivo no es más fuerte que el más débil de sus integrantes, y estos dirigentes comunistas representan con mucho la parte más ínfima de la humanidad, que puede llegar lejos, pero periódicamente se ve lastrada por este tipo de oligarcas enfermos. Eso debería hacernos reflexionar sobre lo limitado que debe estar el poder, y cómo de cerca hay que vigilar para que las democracias actuales no sufran involuciones.

En ese sentido, los (zafios) intentos por parte del PSOE de lograr un control efectivo de la sociedad no son distintos de aquellos en los que se inspiran, si bien en este caso, debido a la mayor madurez política de los españoles, se ven obligados a respetar unas formas democráticas al menos aparentemente y sólo por ahora. Perdido todo atisbo de efectividad de la filosofía marxista, el único fin que justifica tanto esfuerzo no puede ser otro que el poder y su materialización en forma de dinero.

Resulta que los lobos capitalistas más despiadados se han dado cuenta de que pueden lograr mucho mejor sus objetivos si proclaman lo contrario de lo que hacen, mientras sueltan periódicamente algo de carnaza a su clientela política, cuidadosamente elegida entre la mitad más incauta de los electores, ya que éstos son los que mejor sirven a su proyecto. Estos incautos aman la falta de información, viven carentes de criterio propio. Son la mejor materia prima para rentabilizar en las urnas cualquier tergiversación o manipulación. El modelo tiene tanto éxito, que ya lo estamos exportando. La letra con sangre entra. Veremos cuánto tiempo necesita el pueblo llano para sacarse la silla de montar de la espalda. Ya hemos visto la caída del marxismo real. Mucho menos puede durar el marxismo virtual y demagógico, aunque sólo sea debido a su inherente carencia de consistencia.

Saludos