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El señor de los vascos y otros cuentos chinos
Enviado por el día 5 de Junio de 2004 a las 20:25
El PNV vuelve a intentar manipular la Historia de España con un burdo montaje
Desde que Arana se pusiera a inventar, su partido apenas ha hecho otra cosa. Ayer, buscando la «legitimidad» histórica que la patraña nacionalista no tiene, el PNV se ridiculizó, una vez más, a sí mismo y festejó el milenario de Sancho III el Mayor de Navarra como «señor de los vascos»



José Antonio Fúster
Udalbiltza, la asamblea de munícipes vascos tramada por ETA y dominada por el PNV, asegura que ha trabajado los últimos años «para conmemorar el milenario de la coronación de Sancho III el Mayor, rey de Pamplona, conocido como el Señor de los Vascos ». Así lo dicen.
«Conocido como». Conocido ¿por quién? Después de años de mucho «trabajar», Udalbiltza asegura que «conocido por los historiadores musulmanes como Ibn Sanyu, señor de los vascos ». Ahora, la pregunta pertinente sería: a qué historiadores musulmanes se refiere. La respuesta es desoladora. Si se sigue leyendo el programa del Milenario, los «historiadores musulmanes» que asegura Udalbiltza quedan reducidos a uno: «El historiador árabe contemporáneo Ibn Haiyan se refiere a él como Sancho, hijo de García, señor de los vascones». Aunque eso de cambiar lo de «vascones» por «vascos» no sea muy riguroso, se puede decir que ya nos vamos acercando.
Y se preguntará el lector quién era ese Ibn Haiyan, contemporáneo (del rey Sancho, claro). Aunque el PNV no quiera aclararlo, este suplemento tiene la certeza de que se refiere al historiador musulmán Abenhayán (Ibn Haiyan es sólo su denominación en plan cursi), nacido en Córdoba hacia 988 y muerto en 1076. Abenhayán escribió una obra histórica en diez volúmenes sobre Al-Andalus titulada «Almoctabis» de la que sólo se conservan unos pocos fragmentos sobre los reinados de Abdalá (888-912) y Alhquem II (961-976). Es decir, en esos fragmentos no puede estar la alusión a Sancho (1004-1035) como «señor de los vascos». Quizá esté esa cita textual en «Almatin», obra de madurez de Abenhayán en 60 volúmenes... Tampoco. De «Almatin» no queda absolutamente nada. Ni una mala página. Quizá en su magnífica, a decir de los cronistas, «Historia de la dinastía amirita» que versa sobre Almanzor sólo quizá, porque no queda ni una línea de esa obra. A lo mejor, a lo que se refiere Udalbiltza es que algún historiador musulmán posterior cita algún párrafo de memoria de alguna obra perdida de Abenhayán sobre el rey navarro. Si fuera así, se lo calla.
Resumiendo: que el PNV festeja a Sancho como «rey de Euskal Herria» y le levanta un monumento en Guipúzcoa basándose en una supuesta cita directa de un historiador musulmán de cuya maestría no se conserva más que el nombre y ciertos fragmentos de una obra primera sobre reyes musulmanes.
A todo lo expuesto, Udalbiltza lo llama «claves documentadas y contrastadas» y califica el milenario como un esfuerzo para «fortalecer la memoria histórica, con rigor y participación social». ¿Rigor? Mortis.
Hay más. En la presentación del milenario, el nacionalismo vasco asegura, entre otras perlas, que en el momento de su coronación, «su juventud parece significar una saludable inyección de nuevos aires en el también joven Reino de Pamplona [ ] Sancho fue coronado para ser rey de los vascos». Aquí no sabemos si es un elogio encendido y subliminal de la sustitución de Arzallus por Imaz al frente del PNV o si sólo es pura retórica para llenar unas líneas. Lo que sí se conocen son los antecedentes familiares de Sancho Garcés III (nombre completo). Muy vascos, ya verán. Su tatarabuelo, Sancho Garcés I, es hijo de la hermana del conde de Pallars y Ribagorza (francos) y de Sancho García, y casó primero con Urraca, la hija del conde de Aragón y luego con Toda Aznárez, sobrina de Aznar Sánchez, con la que tuvo cuatro hijas y un hijo, el sucesor: García Sánchez. Las hijas casaron así: Urraca con Ramiro II de León, Sancha con Ordoño II de León y luego con Fernán González, conde de Castilla; Oneca con Alfonso IV de León y a Belasquita, que casó con el conde de Ýlava. El rey García Sánchez (bisabuelo de Sancho) casó con Endregoto Galíndez, hija del conde de Aragón, Galíndez Aznárez, con la que tuvo al heredero: Sancho Garcés II Abarca. Éste contrajo matrimonio ¿con una vasca muy vasca? Tampoco. Se casó con su prima Urraca (hija de su tía Sancha y de Fernán González, el conde de Castilla), que le dio tres hijos, entre ellos a García Sánchez II el Temblón (por los temblores que le sacudían antes de entrar en combate), quien se casó con la hija del conde de Asturias, Jimena, con la que tuvo, entre temblores, a Sancho III el Mayor.
En resumen: el que fue «coronado para ser rey de los vascos» según el PNV es un descendiente de las alianzas de la época de la Reconquista, no de la «construcción nacional de EuskalHerria ». Su bisabuela era aragonesa, su abuela era castellana y su madre, asturiana. Como quiera que su padre, «el temblón», aguantó apenas seis años en el trono, Sancho III se convirtió muy joven en rey de Pamplona, y se sabe que fue tutelado en sus primeros años por su abuela, doña Urraca, y por su madre, doña Jimena.
Pero la Historia no es algo que afecte al PNV, y así, Udalbiltza asegura lo siguiente: «En el momento de su coronación el año 1004, [ ] Con él como cabeza visible los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Lapurdi y Zuberoa serán una parte más del conjunto de Nabarra». Alucinante. Aparte de las faltas de ortografía, todo lo anterior es una vergonzosa (para el que tenga vergüenza) mentira.

Su boda con una castellana
La verdad que desprecia el PNV (y que, afortunadamente, viene en lo libros) es que en el momento de su coronación, el reino de Pamplona comprendía algunos territorios de poca importancia de la vertiente septentrional de los Pirineos (nada de Vizcaya y Ýlava y sólo una parte de Guipúzcoa). Pero el grueso, lo realmente importante, era Navarra, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. En un año indeterminado, posiblemente hacia 1014, diez años después de ser coronado, Sancho III se casó con doña Mayor, hija de Sancho García, conde de Castilla. Es por eso que en el año 1029, cuando el entonces conde Don García de Castilla fue asesinado en León por los Vela de Ýlava, Sancho III reclamó las tierras castellanas en nombre de su mujer. Es ahí, y sólo ahí, cuando el reino de Pamplona (ya de Navarra) ocupó (no se anexionó) Castilla, incluida Ýlava, Vizcaya y las tierras comprendidas entre el Pisuerga y el Cea, estas últimas en litigio con el rey Vermudo III de León.
No acaba aquí la broma milenarista de la asamblea ideada por ETA. También asegura que Fuenterrabía, «merced a su excepcional situación y configuración geográfica recobra inmediatamente el carácter de pieza angular del recién estrenado Reino Vasco medieval».
En fin. Fuenterrabía era, y ya era bastante, la única salida al mar del Reino de Navarra. De ahí su «carácter de pieza angular» (querrán decir piedra, no pieza). Cualquier otra salida está vetada. Imposible al norte, porque eso significaría entrar en guerra con los vascones del norte (tradicionales aliados de los sarracenos, véase «La canción de Roldán») o con los francos. Imposible al oeste, porque Vizcaya y la mayor parte de Guipúzcoa eran vasallos de Castilla, igual que Cantabria. De nuevo habría que esperar hasta 1029, a la muerte del conde de Castilla, para hubiera más «piezas angulares». En lo de denominar «Reino Vasco medieval» al Reino de Navarra no hace falta entrar, que ya está contestado. Pero sí indicaremos que un año antes de su muerte, Sancho III ocupó León y se proclamó «emperador», título que sólo utilizaban los monarcas leoneses para indicar su misión de reconquista de España. Más aún, en sus diplomas, Sancho III se reconoce como «Señor de Pamplona, de Sobrarbe, Ribagorza, Castilla, Ýlava, León, Asturias y Astorga», y a veces hasta «Señor de Barcelona y de Gascuña». Jamás se denominó a sí mismo «Señor de los vascos», ese reduccionismo simplista, sino que, incluso, como ha quedado escrito en el Acta de Traslación del cuerpo de San Millán, el 14 de mayo de 1030, se tituló «Rey de las Españas».
La pregunta que debería hacerse ahora el lector sería la de si al ser Sancho III el Señor de todas esas tierras, desde Zamora hasta Barcelona, no querrá decir el PNV que el núcleo central (Navarra y las provincias vascas) no podría entenderse como «Euskal Herria». Y la respuesta es que no. Sancho III era partidario de las nuevas ideas germanas de la época (en contra de las unitarias leonesas) que consideraban la tierra del rey como una propiedad patrimonial. Es decir, Sancho III jamás unificó las tierras que iba ocupando. Para él, el hecho de ocupar Castilla no quería decir que Castilla pasara a ser Navarra. Lo que sí hizo fue que, al sentirse morir, redactó testamento en función de sus ideas germanas y «repartió» sus tierras entre sus hijos. Al primogénito, García, le dejó Navarra. Al favorito, Fernando, le dio Castilla, ya con la consideración de reino. A Ramiro, su bastardo, le dio Aragón y a Gonzalo le dio Sobrarbe y Ribagorza. Pero aquí viene el truco: a García y a Fernando no se las dio tal cual eran. En su testamento, Sancho III unió las provincias vascas y parte de Cantabría (todo lo que bañara el Ebro y sus afluentes) a Navarra para engrandecer al primogénito. A Fernando le compensó uniendo a Castilla las tierras entre el Pisuerga y el Cea. Fernando I, el Magno, rey de Castilla, se opuso desde la muerte de Sancho a ese reparto y, así, guerreó en 1054 con su hermano García, matándole en la batalla de Atapuerca. Después de su victoria, Fernando I, también influido por las ideas germánicas sobre la propiedad de la tierra, se moderó y no se anexionó Navarra, sino que recuperó parte de las tierras cántabras y se centró en el objetivo primario: la reconquista, llegando hasta Valencia. Pero la reivindicación castellana sobre lo que hoy es La Rioja, Vizcaya, Ýlava y Guipúzcoa, es decir, el núcleo primigenio y verdadero de los orígenes de Castilla, no cejó, y unos pocos años después, Sancho de Castilla (y a su lado su alférez, El Cid), derrotó a los navarros y a los aragoneses, recuperando buena parte del norte castellano, con excepción cierta de Ýlava y Guipúzcoa.

La Historia es tozuda
Después de que Sancho muriera a manos del traidor Vellido Dolfos, Alfonso VI, Rey de Castilla y de León, tuvo la oportunidad de ocupar Navarra cuando Sancho IV fue asesinado en 1076 por su propio hermano, Ramiro. La Rioja, Ýlava, Vizcaya y Guipúzcoa eligieron reconocer a Alfonso VI, hijo de Fernando I de Castilla y nieto de Sancho III de Navarra, como Rey, y por lo tanto, volver a Castilla y a la dinastía navarra que la regía.
En resumen: durante el reinado de Sancho III el Mayor, que se titulaba «rey de las Españas», a quien el PNV pretende colar como «rey de Euskal Herria», las provincias vascas jamás estuvieron unidas a Navarra aunque tuvieran un mismo señor desde 1029 (las ideas germanas, recuerden). Sólo a la muerte de Sancho, por una germánica disposición testamentaria, y durante un breve periodo de cuarenta años, estuvieron unidas. Fernando I de Castilla, de la dinastía navarra, entendió que esa decisión de su padre era un error que privaba a Castilla del núcleo mismo de su nacionalidad. Su hijo Sancho, primero, y su hijo Alfonso VI después, devolvieron las provincias vascas, así como La Rioja, a su ser natural: Castilla.
Así es la Historia. Tozuda. Pero el PNV da un paso más allá y acaba diciendo que «en aquel momento histórico éramos un pueblo libre que se entendía en euskera». Es osado, por decir algo elegante, asegurar que un rey hijo de asturiana y nieto de castellana, y cuyas raíces se hunden en la segunda dinastía navarra, que procede de Sobrarbe, más oriental que Aragón, fuera vascoparlante. Udalbiltza incluso omite con descaro que las «glosas emilianenses», el primer testimonio del castellano, se escribieron entre el siglo X y el XI, cuando La Rioja era parte de Navarra y Sancho III, padre de Fernando I el Magno, su rey.
Y todo lo demás, como el invento de «Euzkadi», el diseño de la ikurriña, el Rh negativo, el lauburu (esvástica)... son cuentos chinos que se aprovechan de nuestra incultura.


Sancho III, al que en un acta oficial de 1030 se le titulaba «Rey de las Españas»
Re: El señor de los vascos y otros cuentos chinos
Enviado por el día 5 de Junio de 2004 a las 20:47
Como mientes cerdo afriespañol,¡GITANO! manejas datos históricos manipulados,vuelve a la piara a seguir comiendo tu propia mierda,hijo de perra gitana española.
Re: Re: El señor de los vascos y otros cuentos chinos
Enviado por el día 5 de Junio de 2004 a las 20:57
Ea, ea ea, el chigre se cabrea!
Te ordené que no hablaras en castellano! Eres un desobediente!
Kakatua batua barrantua la tua!
Gora la gonorrea negativa!