España

Hechos como el sucedido en la catedral de Barcelona nos recuerdan que España y toda Europa se enfrenta a un díficil reto. Debemos afrontar la dura realidad,los inmigrantes pueden ser necesarios, pero la inmigración no puede realizarse de cualquier manera. Todo inmigrante ilegal que atreviese nuestras fronteras debe ser devuelto a su lugar de origen sin dilación, es ridículo que se admita esta clase de inmigración en un país que tiene desempleo. Debemos establecer canales cerrados para la inmigración, de modo que todo el que venga tenga una tarea asignada antes de venir. Del mismo modo todo el que quiera vivir aquí tendría que acreditar que no tiene antecedentes policiales en su país, debemos evitar a todo trance ser receptores de la escoria de otras partes del mundo. Pensad que la demagogia en este punto no hace más que daño, tanto a los nuestros como a las inmigrantes. Las situaciones de ilegalidad provocan el rencor en estos últimos, y la desconfianza en los primeros, cuyos frutos son el enfrentamiento, el racismo, la xenofobia y la violencia. Tanto PP como PSOE (mejor ni hablar de IU) son responsables de la situación en que nos encontramos, y si los ciudadanos sienten que los partidos tradicionales no cunplen con sus obligaciones, podría producirse un desvío de votos hacia los canallas de extrema derecha, que sería nefasto para todos.
También debemos vigilar a toda costa que los que vengan no realicen actividades subversiva contra los valores democrático. Que vengan, pero respetando las normas.