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Cordobeses por la Libertad: por una Justicia digna.
Enviado por el día 20 de Junio de 2006 a las 10:51
Plataforma Cívica “Cordobeses por la Libertad”
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Abogamos por una Reforma de la Administración de Justicia: una Justicia digna, rápida y lo menos arbitraria posible, que se base en la independencia judicial y el apoyo a las víctimas en detrimento de los delincuentes.
El Poder Judicial, como uno de los tres pilares en que se basa la división de poderes, esencia de una auténtica democracia, ha de ser independiente del poder político, y los jueces han de desempeñar su función de forma independiente y responsable.
Una de las principales causas del mal funcionamiento de la Administración de Justicia es por tanto la intervención política en su funcionamiento: los políticos dominan a los jueces que ejercen las competencias del Poder Judicial, asegurándose de que éstos jueces no perjudiquen al gobierno (y por ende a los políticos que lo integran), ni controlen sus actuaciones.
“Los políticos son los primeros interesados en que se mantengan las perversiones existentes (que ellos mismos han colaborado en provocar) para así evitar que el Poder Judicial les controle y para poder manipular la Administración de Justicia desde la sala de máquinas del Ministerio de Justicia y desde la cámara del timón del Consejo General del Poder Judicial”. Alejandro Nieto: “El desgobierno judicial”.
Nos encontramos, por tanto, ante el primer gran fraude democrático, que permite a los partidos políticos realizar prácticas de arbitrariedad y corrupción. De ahí la lucha de los grupos (PSOE, PP) para apoderarse del Poder Judicial.
La Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 contempla un sistema de elección de los jueces rigurosamente político, de tal manera que los miembros del Consejo General del Poder Judicial son designados en su integridad por las Cortes.
La Administración de Justicia no es sólo cosa de políticos y de jueces, sino de todos los ciudadanos y, por ende, una cuestión de Estado. Los jueces y los políticos son ciertamente los pilotos del aparato de la justicia; más cuando el piloto va desorientado quienes caen a tierra son los pasajeros y no sólo el conductor. Nadie puede decir, en suma, que esta cuestión le es ajena, con la consecuencia de que, si se desentiende de ella, tarde o temprano pagará personalmente las consecuencias.
Lectura recomendada:
Alejandro Nieto: “El desgobierno judicial”.