España

Cuando pienso en la situación de los judíos en la Alemania de 1933 estoy pensando en la situación de los españoles (también los españoles catalanes) en la Cataluña actual. (Meslier)

Ante el nivel de ignorancia de ciertos foreros me veo en la obligación moral de hacer un par de comentarios sobre los catalanes que conocí en el año y medio que viví en Barcelona. Hablaré de catalanes concretos y no de los catalanes en general, que generalizando uno se equivoca siempre.

Para don Valentín, el portero del edificio en Avinguda Gaudí, solo tengo palabras de agradecimiento. Siempre fue atento y cortés. En una ocasión me regaló un espejo de un metro por un metro después de que la loca de mi compañera de piso hiciera añicos el que había.

Doña Dolors, la vecina del octavo, una señora mayor que no me dirigió la palabra en castellano excepto cuando me costaba seguirla, siempre fue generosa. Vive sola y me invitaba a menudo a merendar, o la invitaba yo a ella. Me regaló sillas para la terraza, y creo que alguna maceta también.

Marc, mi casero, vivía justo debajo de mí. Nunca me planteó ningún problema: cuando él organizaba sus fiestas yo no me quejaba, cuando las organizaba yo él tampoco. Un tipo majo.

Joana, mi vecina de terraza. Una mujer realmente amable (y realmente guapa). Mi compañero de piso un día apareció con Memphis, un cachorro de mastín español que se comió un sofá de cuatro módulos él solito. Cuando Memphis empezó a parecerse más a un caballo que a un perro, Joana lo adoptó y se lo llevó a su casa de campo.

Mi querida Chus cuando nos conocimos lo primero que hizo fue regalarme una mesa de terraza.

Mi amigo Angel (léase ányal), que a menudo me acercaba en coche a mi casa desde el trabajo, tampoco me dirigió la palabra en castellano, lo que no fue obstáculo para mantener largas conversaciones, él en catalán y yo en castellano.

Sobre la cuestión del idioma tengo que decir que siempre que le pedí a un catalán que me hablara en castellano, éste lo hizo sin cambiar el gesto ni un milímetro. Aunque eso solo me pasó al principio, hay que ser corto para vivir en Cataluña y no aprender catalán sin proponértelo.

En fin, conocí muchos catalanes de los que no tengo más que palabras de agradecimiento. Me voy a detener aquí porque barrunto que este post será contestado y tendré ocasión de extenderme un poco más.

Pero antes de terminar quiero decirles a los pedazos de ignorantes que no se cortan en este foro y hablan de lo que no saben que se callen la boca, porque algún despistado todavía podría leerles y creer las tonterías que dicen. Y al final, fulanito le cuenta a menganito que ha leído en un foro, y así vais desparramando todo ese veneno destilado de prejuicios y de ignorancia que mejor haríais en embotellarlo y venderlo como matarratas.

Ignotus Auctor.