España
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Gallardón superando la resistencia de los que "tienen miedo al futuro".
Enviado por el día 17 de Julio de 2006 a las 15:49
Hoy hemos oído a Gallardón I (la criaturita progre que la cigüeña dejó en el PP por error) decir que han tenido que vencer no sólo la resistencia del subsuelo de Madrid para avanzar con las obras de la M-30, sino también la de aquellos que "no quieren cambiar porque tienen miedo del futuro".
Muy bien va a tener que dejar esta criatura la M-30 para justificar el gastazo que ha hecho. Parece que este lucernario no entiende que además de gente que tenga miedo al futuro (escasa, creo) pueda haber gente que sea simplemente escéptica ante el futuro "versión Gallardón" (y que de paso dude del futuro de Gallardón).
Porque creo que se puede ser escéptico cuando se está gastando un capital casi incontable para proceder a unas "supuestas" mejoras que solucionan unos problemas y crean otros (torres de ventilación, por ejemplo), y cuya utilidad final habrá que ver en su momento. Y le extrañará a este señor que haya gente opuesta a que se aumente la deuda del ayuntamiento un 40% en un año...(que se puede tildar sin dudas de salvajada).
Pues más bien parece el Sr. Gallardón del mismo tipo que tanto abunda estos días, que ante su ceguera para comprender el presente y su falta de talento para imaginar soluciones que se incardinen con dicho presente y le den sentido en todos los aspectos, más parece digo que está en la onda de aquellos iluminados de pre-guerra civil y éstos más modernos de hoy, socialistas y nacionalistas, que debido a su falta de talento mezclada con sus sañudos intereses se empeñan en traernos cambios de vértigo vendiendo la promesa de un futuro idílico al que necesitan escapar corriendo de su mísero presente.
Huelga decir que tales entelequias difícilmente se concretan en el mejor de los casos (de tales padrinos tales proyectos), y que cuando las masas se dejan guiar por gentes tan perdidamente fantasiosas ("daydreamers" en inglés, los que sueñan despiertos), a menudo se descubren a si mismas en medio de un lodazal de no medianas proporciones.
Pues es a esos políticos duermevelas a los que se parece Gallardón. Supongo que de pura inconsistencia y debilidad ideológica. Sólo alguien lanzado de esa manera a conseguir su prestigio personal puede estar tan hueco como para caer en ensoñaciones megalómanas.
Esperemos por el bien de todos los madrileños que las entelequias de Gallardón vayan por el buen camino, y por favor, que sea Gallardón I y último.
Muy bien va a tener que dejar esta criatura la M-30 para justificar el gastazo que ha hecho. Parece que este lucernario no entiende que además de gente que tenga miedo al futuro (escasa, creo) pueda haber gente que sea simplemente escéptica ante el futuro "versión Gallardón" (y que de paso dude del futuro de Gallardón).
Porque creo que se puede ser escéptico cuando se está gastando un capital casi incontable para proceder a unas "supuestas" mejoras que solucionan unos problemas y crean otros (torres de ventilación, por ejemplo), y cuya utilidad final habrá que ver en su momento. Y le extrañará a este señor que haya gente opuesta a que se aumente la deuda del ayuntamiento un 40% en un año...(que se puede tildar sin dudas de salvajada).
Pues más bien parece el Sr. Gallardón del mismo tipo que tanto abunda estos días, que ante su ceguera para comprender el presente y su falta de talento para imaginar soluciones que se incardinen con dicho presente y le den sentido en todos los aspectos, más parece digo que está en la onda de aquellos iluminados de pre-guerra civil y éstos más modernos de hoy, socialistas y nacionalistas, que debido a su falta de talento mezclada con sus sañudos intereses se empeñan en traernos cambios de vértigo vendiendo la promesa de un futuro idílico al que necesitan escapar corriendo de su mísero presente.
Huelga decir que tales entelequias difícilmente se concretan en el mejor de los casos (de tales padrinos tales proyectos), y que cuando las masas se dejan guiar por gentes tan perdidamente fantasiosas ("daydreamers" en inglés, los que sueñan despiertos), a menudo se descubren a si mismas en medio de un lodazal de no medianas proporciones.
Pues es a esos políticos duermevelas a los que se parece Gallardón. Supongo que de pura inconsistencia y debilidad ideológica. Sólo alguien lanzado de esa manera a conseguir su prestigio personal puede estar tan hueco como para caer en ensoñaciones megalómanas.
Esperemos por el bien de todos los madrileños que las entelequias de Gallardón vayan por el buen camino, y por favor, que sea Gallardón I y último.