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Historia de dos resentidos. Tiberio y Zapatero
Enviado por el día 19 de Julio de 2006 a las 16:10
Entender la actitud del señor Zapatero con respecto al pasado reciente de la historia de España, debo confesar que me resulta grotesco y vergonzante, cuando no, cobardía.

Lo que si comprendo es que a los que todavía quedan rescoldos de rencor en sus corazones, les satisfaga el que alguien, al cabo del tiempo atice esos tizones y aviven en ellos y en sus herederos los deseos de venganza reprimida. No puedo entrar por mucho que lo pueda intentar, en el cerebro o en el corazón de un resentido para sentir en mis carnes ese reconcomio.

Recomiendo la lectura de un libro escrito por el doctor Gregorio Marañón: La historia de un resentimiento. Es una radiografía psicológica del emperador romano Tiberio, que como todos sabrán, fue el heredero de Augusto, gracias a las intrigas de su madre: Livia, esposa de aquel. Octavio, su verdadero nombre, sobrino lejano de Julio Cesar, fue el fundador del Imperio Romano, después de vencer a Marco Antonio en una cruenta guerra civil que acabó con la República Romana después de unos 500 años, y que reino con el poder absoluto durante cuarenta años.

El reinado de Tiberio, según los historiadores Plutarco y Suetonio, fue un gobierno de terror, quiso deshacer la memoria de su antecesor con actos contra la misma; con el regocijo de aquellos que todavía suspiraban por el resarcimiento de la república defenestrada por Augusto. Hoy, al cabo de más de DOS MIL años, Cesar Octaviano Augusto, es reconocido como unos de los más grandes emperadores romanos, y Tiberio como una aberración de la naturaleza.

Se da el caso en Tiberio del clásico sumiso y cobarde ante el poderoso. Fiel servidor de su padrastro Augusto y vencedor en varias batallas que dieron triunfos al imperio. No era de las simpatías del emperador, al contrario de su hermano Germánico, que gozaba de todos los beneplácitos de éste. Tiberio, hombre muy gris y introvertido, asumió (quizás con rechinar de dientes) todos los años que tubo que convivir con el hombre que odiaba, pero que no fue capaz en vida de aquel oponer la más mínima resistencia.

Zapatero, al igual que aquel Tiberio, hombre irrelevante e ignorado antes de su advenimiento al poder, una vez en éste, y con la colaboración de los enemigos acérrimos del dictador, pretende derribar la memoria para bien o para mal, del hombre que figurará en los anales de la historia indefectiblemente por mucho que Zapatero lo pretenda evitar.

Desde mis sentimientos y conocimientos de la moral y la ética, me resulta repulsivas las personas como Tiberio y Zapatero que son capaces de actuar de una forma tan sibilina y subrepticia sólo cuando tienen el poder, con la pretensión de erigirse en paladines de la justicia, y vengadores de los que sirvieron de una forma sumisa. ¿Cuál fue la lucha de José Luis Rodríguez Zapatero en contra de la memoria de Franco cuando era un simple ciudadano?

Siento aversión por esta clase de personas, luchadoras contra los muertos y sumisas ante los vivos.