España
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¿Hay sobrevivientes?
Enviado por el día 7 de Septiembre de 2004 a las 16:28
Los descubrimientos y la conquista de las Américas tuvieron un impacto directo y profundo en la vida intelectual ibérica al promover discusiones en torno a las relaciones y el trato con los indígenas, así como en torno a los trastornos económicos suscitados por el gran influjo de oro a España y el mal uso que se le dio. Esto dio lugar en las universidades a investigaciones estudiosas de las implicaciones morales del descubrimiento. Así, se fundaron en las universidades ibéricas de los siglos XVI y XVII la economía moderna, los derechos humanos y el derecho internacional. Esto no fue logro insignificante y las universidades ibéricas rivalizaban con París como centro del saber europeo. Mentalmente, combinamos estas universidades ibéricas cuando hablamos de la Escuela de Salamanca, que era la principal universidad que formó a la mayoría de las facultades ibéricas. Ellas lidiaron con problemas modernos porque estos llegaron con los “descubrimientos”.
El reconocimiento de la contribución de la Escuela de Salamanca al derecho internacional es viejo. Su enfoque en los derechos humanos, el derecho individual y la economía moderna hoy está recibiendo el reconocimiento que merece como ese centro intelectual de clase mundial. Hay docenas de escritores ibéricos que merecen mención. Unos cuantos merecedores son: Francisco de Vitoria (1480-1546), Domingo de Soto (1494-1560), Martín de Azpilcueta (alias doctor Navarrus 1493-1586), Diego de Covarrubias y Leiva (1512-1577), Luis de Molina (1535-1600), Juan de Mariana (1536-1624), y Francisco Suárez (1548-1617). La contribución de Salamanca a la economía moderna ha sido señalada por F. A. Hayek y su antigua estudiante Majorie Grice-Hutchinson, profesora de economía en la Universidad de Málaga. James Gordley señala: “Una síntesis entre el derecho romano y la filosofía moral aristotélica y tomista finalmente se logró en el siglo XVI y principios del XVII. Era parte de un movimiento intelectual que comenzó con Pierre Crockaert, un profesor de la Universidad de París. En 1512 publicó un comentario sobre la última parte de la Summa Theologica de Tomás con la colaboración de su pupilo Francisco de Vitoria. Vitoria regresó a su nativa España, donde, como profesor en la Universidad de Salamanca, fundó la denominada Escuela de Ley Natural Española”.
Los derechos humanos se convirtieron en el foco de los escritos de la Escuela de Salamanca por las cuestiones prácticas que desde el Nuevo Mundo les mandaban los misioneros.
¿Quedan sobrevivientes de esta noble tradición?
El reconocimiento de la contribución de la Escuela de Salamanca al derecho internacional es viejo. Su enfoque en los derechos humanos, el derecho individual y la economía moderna hoy está recibiendo el reconocimiento que merece como ese centro intelectual de clase mundial. Hay docenas de escritores ibéricos que merecen mención. Unos cuantos merecedores son: Francisco de Vitoria (1480-1546), Domingo de Soto (1494-1560), Martín de Azpilcueta (alias doctor Navarrus 1493-1586), Diego de Covarrubias y Leiva (1512-1577), Luis de Molina (1535-1600), Juan de Mariana (1536-1624), y Francisco Suárez (1548-1617). La contribución de Salamanca a la economía moderna ha sido señalada por F. A. Hayek y su antigua estudiante Majorie Grice-Hutchinson, profesora de economía en la Universidad de Málaga. James Gordley señala: “Una síntesis entre el derecho romano y la filosofía moral aristotélica y tomista finalmente se logró en el siglo XVI y principios del XVII. Era parte de un movimiento intelectual que comenzó con Pierre Crockaert, un profesor de la Universidad de París. En 1512 publicó un comentario sobre la última parte de la Summa Theologica de Tomás con la colaboración de su pupilo Francisco de Vitoria. Vitoria regresó a su nativa España, donde, como profesor en la Universidad de Salamanca, fundó la denominada Escuela de Ley Natural Española”.
Los derechos humanos se convirtieron en el foco de los escritos de la Escuela de Salamanca por las cuestiones prácticas que desde el Nuevo Mundo les mandaban los misioneros.
¿Quedan sobrevivientes de esta noble tradición?
