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Avalancha de condenas al ataque israelí a Qana
Enviado por el día 31 de Julio de 2006 a las 08:10
Cuando Irán y Siria decidiron desencadenar esta nueva guerra árabe-israelí podía haber pensado que cunado se lanzan misiles sobre las ciudades israelíes, como cuando se responde con bombardeos sobre las ciudades árabes, suele haber personas donde caen los misiles o las bombas y que, eventualmente, una parte de esas personas son niños.
Así ocurrió en los bombardeos sobre Londres, sobre Coventry, sobre Berlín, sobre Dresde, sobre Tokio y sobre Hirosima.
Si los dirigentes de Irán y Siria habieran contado hasta un millón antes de desencadenar la guerra y hubieran reflexionado sobre el asunto habrían llegado a la conclusión, dado que son, los unos fundamentalistas islámicos y los otros socialistas pan-árabes, de que lo mejor que les podía pasar es que murieran muchos niños árabes, ya que, dado que a la prensa europea no le importan los niños israelíes muertos sino hacer daño a los judíos (en la tradición de Hitler y Stalin) aprovecharían la muerte de niños árabes para arreciar en su campaña.
De manera que si Irán y Siria hubieran reflexionado habrían ordenado colocar baterías antiáres en las azoteas de las escuelas.
Por fin ha ocurrido lo que Siria, Irán y el progresismo europeo deseaba (poniéndome en el criterio del político del PSOE José Balnco, que afirmaba que los muertos árabes eran deseados por Israel). Están como chiquillo con zapatos nuevos. La alegría se les sale por las costuras. No hay más que leer la prensa progresista, que es casi toda en Europa.
Hay que recordar que los buenos padres fundamentalistas musulmanes mandan regularmente a sus hijos de diez años a apedrear al ejército israelí para conseguir muertos infantiles con los que alimentar a la prensa progresista europea.
Así ocurrió en los bombardeos sobre Londres, sobre Coventry, sobre Berlín, sobre Dresde, sobre Tokio y sobre Hirosima.
Si los dirigentes de Irán y Siria habieran contado hasta un millón antes de desencadenar la guerra y hubieran reflexionado sobre el asunto habrían llegado a la conclusión, dado que son, los unos fundamentalistas islámicos y los otros socialistas pan-árabes, de que lo mejor que les podía pasar es que murieran muchos niños árabes, ya que, dado que a la prensa europea no le importan los niños israelíes muertos sino hacer daño a los judíos (en la tradición de Hitler y Stalin) aprovecharían la muerte de niños árabes para arreciar en su campaña.
De manera que si Irán y Siria hubieran reflexionado habrían ordenado colocar baterías antiáres en las azoteas de las escuelas.
Por fin ha ocurrido lo que Siria, Irán y el progresismo europeo deseaba (poniéndome en el criterio del político del PSOE José Balnco, que afirmaba que los muertos árabes eran deseados por Israel). Están como chiquillo con zapatos nuevos. La alegría se les sale por las costuras. No hay más que leer la prensa progresista, que es casi toda en Europa.
Hay que recordar que los buenos padres fundamentalistas musulmanes mandan regularmente a sus hijos de diez años a apedrear al ejército israelí para conseguir muertos infantiles con los que alimentar a la prensa progresista europea.
Re: Avalancha de condenas al ataque israelí a Qana
Enviado por el día 31 de Julio de 2006 a las 08:54
Siga mimetizándose usted con los intereses judeoisraelíes, Meslier. ¿Es usted judío? Porque el mismo Ehud Olmert firmaría sus palabras.
Intento averiguar las semejanzas entre el imperio japonés, el Reich nazi y el régimen soviético con Hizbulá para que merezcan su comparación, pero creo que no hay irse a tales complejidades. La solución está en lo fácil: los enemigos de Israel son sus enemigos de usted, y hay que echar sobre ellos toda la porquería demagógica que uno encuentre.
P. D.: Aunque no todos los judíos piensan como usted, pinche aquí y verá.
Intento averiguar las semejanzas entre el imperio japonés, el Reich nazi y el régimen soviético con Hizbulá para que merezcan su comparación, pero creo que no hay irse a tales complejidades. La solución está en lo fácil: los enemigos de Israel son sus enemigos de usted, y hay que echar sobre ellos toda la porquería demagógica que uno encuentre.
P. D.: Aunque no todos los judíos piensan como usted, pinche aquí y verá.
Enviado por ignotus_auctor desde España el día 31 de Julio de 2006 a las 08:54
Enviado por el día 31 de Julio de 2006 a las 10:18
Primero: no puedo ser judío porque el judaísmo es una religión (los judíos no son una raza ni una nación, como los socialistas estalinistas y hitlerianos pretendieron y pretenden -Israel es una nación) y yo soy ateo.
Segundo: no tengo, hasta donde yo sé, antepasados de religión judía (o lo que es lo mismo, no soy judío gaseable, en el sentido nacional socialista).
Tercero: las semejanzas entre el Imperio Japonés, el Estado Nacional Socialista, el régimen Socialista Soviético, Hizbulá y Hamás (más bien habría que decir el fundamentalismo islámico iraní y el socialismo pan-árabe sirio); las semejanzas, decía, saltan a la vista. Todos ellos fueron o son enemigos de la civilización, y digo de la civilización, es decir, de la única civilización, que es la civilización occidental libre (libre en todos los sentidos y, por supuesto en el económico, ya que no puede ser libre una sociedad de economía administrada).
Cuarto: efectivamente, los enemigos del Estado de Israel y de los Estados Unidos de América son mis enemigos, como pro-occidental y pro-libertad económica intransigente que soy, porque en lo esencial no cabe la transigencia ni el diálogo.
Quinto: y, de nuevo efectivamente, tengo la mejor opinión del mundo del Presidente del Gobierno israelí, Ehud Olmert, que sin concesiones a los poderosos medios de propaganda de los enemigos de las libertades individuales en occidente y del apéndice tercermundista que es la ONU, defiende a sus ciudadanos de los terroristas teledirigidos por Irán y Siria, que han lanzado si provocación alguna de parte de Israel, ya ni se sabe de misiles sobre las ciudades del norte de Israel, causando la muertos y heridos y cuantiosos daños materiales cuidadosamente ocultados a la opinión pública española, para grandísima satisfacción del progresismo europeo.
Sexto: como en el caso de Marco Porcio Catón («Ceterum censeo Carthaginem esse delendam»), en cualquier tiempo y lugar clamaré que la gran alianza del terrorismo mundial (rojo, nacionalista, pardo, negro o islámico) debe ser destruida.
Séptimo: que me hago eco y utilizo el mismo estilo retórico que don José Blanco, Secretario de Organización y Coordinación del PSOE, cuando dijo que matar civiles libaneses era premeditadamente deseado por Israel; respondiendo a esto yo digo que los muertos civiles israelíes son premeditadamente deseados por Hamás y Hizbulá, por Siria e Irán y por el progresismo europeo.
Segundo: no tengo, hasta donde yo sé, antepasados de religión judía (o lo que es lo mismo, no soy judío gaseable, en el sentido nacional socialista).
Tercero: las semejanzas entre el Imperio Japonés, el Estado Nacional Socialista, el régimen Socialista Soviético, Hizbulá y Hamás (más bien habría que decir el fundamentalismo islámico iraní y el socialismo pan-árabe sirio); las semejanzas, decía, saltan a la vista. Todos ellos fueron o son enemigos de la civilización, y digo de la civilización, es decir, de la única civilización, que es la civilización occidental libre (libre en todos los sentidos y, por supuesto en el económico, ya que no puede ser libre una sociedad de economía administrada).
Cuarto: efectivamente, los enemigos del Estado de Israel y de los Estados Unidos de América son mis enemigos, como pro-occidental y pro-libertad económica intransigente que soy, porque en lo esencial no cabe la transigencia ni el diálogo.
Quinto: y, de nuevo efectivamente, tengo la mejor opinión del mundo del Presidente del Gobierno israelí, Ehud Olmert, que sin concesiones a los poderosos medios de propaganda de los enemigos de las libertades individuales en occidente y del apéndice tercermundista que es la ONU, defiende a sus ciudadanos de los terroristas teledirigidos por Irán y Siria, que han lanzado si provocación alguna de parte de Israel, ya ni se sabe de misiles sobre las ciudades del norte de Israel, causando la muertos y heridos y cuantiosos daños materiales cuidadosamente ocultados a la opinión pública española, para grandísima satisfacción del progresismo europeo.
Sexto: como en el caso de Marco Porcio Catón («Ceterum censeo Carthaginem esse delendam»), en cualquier tiempo y lugar clamaré que la gran alianza del terrorismo mundial (rojo, nacionalista, pardo, negro o islámico) debe ser destruida.
Séptimo: que me hago eco y utilizo el mismo estilo retórico que don José Blanco, Secretario de Organización y Coordinación del PSOE, cuando dijo que matar civiles libaneses era premeditadamente deseado por Israel; respondiendo a esto yo digo que los muertos civiles israelíes son premeditadamente deseados por Hamás y Hizbulá, por Siria e Irán y por el progresismo europeo.
Re: Enviado por ignotus_auctor desde España el día 31 de Julio de 2006 a las 08:54
Enviado por el día 31 de Julio de 2006 a las 11:23
Jusitificar el bombardeo de ciudades civiles es mas complicado que eso. Primero, el Mossad es el mejor servicio de inteligencia del mundo, y sabe perfectamente donde lanzar el misil para acabar con Hizbullah. Otra cosa es que este sea el objetivo, que obviamente no lo es.
El objetivo es escarmentar, masacrar civiles hasta que en el futuro se piensen dos veces (o cien) si secuestrar a un soldado israeli. Esta politica, siendo mas propia de regimenes totalitarios, y recordando levemente a jugadas del propio Stalin (matar de hambre a Ucrania, etc), es apoyada ahora por los "pro-occidentales". Pues si masacrar es bueno para Israel, es bueno para todos y se abre la veda.
Mientras tanto, Al-Qaeda sigue igual de fuerte y conserva su capacidad de destruccion en Occidente. En una palabra: demencial.
El objetivo es escarmentar, masacrar civiles hasta que en el futuro se piensen dos veces (o cien) si secuestrar a un soldado israeli. Esta politica, siendo mas propia de regimenes totalitarios, y recordando levemente a jugadas del propio Stalin (matar de hambre a Ucrania, etc), es apoyada ahora por los "pro-occidentales". Pues si masacrar es bueno para Israel, es bueno para todos y se abre la veda.
Mientras tanto, Al-Qaeda sigue igual de fuerte y conserva su capacidad de destruccion en Occidente. En una palabra: demencial.
Re: Enviado por ignotus_auctor desde España el día 31 de Julio de 2006 a las 08:54
Enviado por el día 31 de Julio de 2006 a las 12:26
Tercero: las semejanzas entre el Imperio Japonés, el Estado Nacional Socialista, el régimen Socialista Soviético, Hizbulá y Hamás (más bien habría que decir el fundamentalismo islámico iraní y el socialismo pan-árabe sirio); las semejanzas, decía, saltan a la vista. Todos ellos fueron o son enemigos de la civilización, y digo de la civilización, es decir, de la única civilización, que es la civilización occidental libre (libre en todos los sentidos y, por supuesto en el económico, ya que no puede ser libre una sociedad de economía administrada).
Primero, el enemigo de la civilización es la guerra en sí misma. Atribuir toda la responsabilidad de la (perpetua) situación de guerra de Oriente Próximo a una nación, pueblo o ideología es asumir el más simple de los análisis.
Y segundo, Israel está a años luz de cumplir los criterios para ser considerada civilización occidental. Un Estado que se basa en la homogeneidad religiosa (y étnica, con matices), en la dependencia económica total de sus aliados, que es ni más ni menos que el mayor gueto de la historia de la judeidad, está en las antípodas de ser una sociedad libre.
Primero, el enemigo de la civilización es la guerra en sí misma. Atribuir toda la responsabilidad de la (perpetua) situación de guerra de Oriente Próximo a una nación, pueblo o ideología es asumir el más simple de los análisis.
Y segundo, Israel está a años luz de cumplir los criterios para ser considerada civilización occidental. Un Estado que se basa en la homogeneidad religiosa (y étnica, con matices), en la dependencia económica total de sus aliados, que es ni más ni menos que el mayor gueto de la historia de la judeidad, está en las antípodas de ser una sociedad libre.