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Bombardear los dispositivos nucleares Iraníes como hicieron con la centra nuclear Iraquí de Osirak el 07 de Junio de 1981

La pregunta está mal planteada. Atacar Líbano y cortar las esperanzas de un estado palestino, unido a la ofensiva diplomática de EE UU contra Irán y Siria, no parece dar pie a esa pregunta, sino más bien a pensar que la respuesta ya está decidida de antemano.

Yo soy un occidental que no es ajeno al conflicto. Antes al contrario, como occidental muy consciente de serlo sé que los enemigos de Israel son mis enemigos (“recuperaremos las tierras del Islam, desde Al-Ýndalus hasta Jerusalem”).

Israel sólo tiene una salida. Derrotar a quienes lo atacan. Esto supone acabar con la amenaza nuclear iraní (como acabó con el proyecto de bomba atómica iraquí patrocinado por Francia para facilitar el exterminio de los judíos). Si puede acabar con esa amenaza mediante la actuación del los USA a través de la ONU mejor; si no tendrá que hacerlo por sí mismo.

A continuación tiene que acabar con los cripto-Estados terroristas de Hamás y Hezbolá y, para ello no tiene otra opción que seguir las reglas de Karl von Clausewitz, sabiendo que una guerra no es una operación de apéndice, que se puede hacer, con suerte, sin complicaciones ni efectos secundarios (cosa que parecen saber, por lo demás).

Mezclar al Estado fundamentalista islámico iraní o al estado socialista pan-árabe sirio con la civilización o confundir la lucha del Estado israelí con el terrorismo palestino o libanés con las acciones de los diversos terrorismos colectivistas o islamistas que asolan en planeta es propio de mentes primarias y de inteligencias deficitarias, que rayan en el analfabetismo funcional. No merecen ni ser tenidas en cuenta las afirmaciones peregrinas que meten en un mismo saco a estados democráticos civilizados, como Israel o los Estados Unidos de América, y a Estados terroristas totalitarios.

Por suerte el Estado de Israel y los Estados Unidos de América son muy conscientes que los que andan por ahí hablando de “ente sionista” se proponen exactamente el exterminio de la población israelita.

Por lo que se refiere a Polonia es cierto que desapareció en 1939 cuando los nacional socialistas alemanes y los socialistas soviéticos rusos se la repartieron como buenos hermanos tras el pacto Germano-Soviético. Desde esa fecha hasta 1945 seis millones de polacos, entre ellos tres millones de judíos y todos los cuadros intelectuales, militares y administrativos que cayeron en manos de los socialistas soviéticos, fueron asesinados, a la limón, por los mencionados socialistas soviéticos y nacional socialistas alemanes. Luego, en 1945, Polonia cayó en manos de los socialistas soviéticos vencedores que la amputaron drásticamente, dejándola reducida a 356.272 kilómetros cuadrados de los 472.034 que conformaban su territorio. Además los socialistas soviéticos impidieron el regreso del Gobierno Polaco, refugiado en Londres, a su país, deportó a dos millones de polacos de sus lugares de residencia (los territorios amputados) e impuso un gobierno fantoche dirigido por los militares socialistas soviéticos y con la careta de los poquísimos comunistas polacos que no habían sido asesinados durante los genocidios socialistas de los años treinta en Rusia.

Por lo demás, efectivamente, no se trata del exterminio de la población siria o iraní, sino la desaparición de los estados agresivos y militaristas inventados en 1963 y en 1979 por una panda de iluminados (el Partido Ýrabe Socialista Baaz y los ayatolas fundamentalistas musulmanes).