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Yo también fui gilipo.. (perdón) rebelde a los 20 años
Enviado por el día 7 de Agosto de 2006 a las 10:26
Yo también fu gilipo..(perdón) rebelde a los 20 años
¡Si, cierto! Un servidor fue insurrecto, a pesar de que provenía de una familia de militares de cierta graduación. Pero al recibír una educación basada en “la hostia y a callar”, educación transmitida de padres a hijos, y que a pesar de lo brutal que parecía, ¡oigan! que daba resultados, tenía la certeza a mis veinte añitos, que esas no podían ser las formas de educar a un pueblo, y decidí, que en mi se moría esa tradición, y que a mis hijos los educaría bajo los principios del entendimiento a través del diálogo y de las convicciones de las materias de la vida.
A los 20 años, es imposible comprender ciertas cosas de la vida, pero basta pensar, que si la vida antes de que uno nace, lleva siglos y siglos, y más siglos dando vueltas por el mundo. ¡Coño! Si las cosas son así, como no me gustan, ¡Por algo serán!
Las cosas de la política y la religión, se ven asquerosamente desagradables a los 20 años, porque a esa edad no llegamos a entender las motivaciones del ser humano. Hay un hecho que me da la razón. ¿Cuántos presidentes de gobiernos o de empresas, Obispos, cardenales, papas o generales son a los 20 años? Ninguno. Creo que las razones son tan obvias que no hacen falta detallarlas.
En la pubertad o en la juventud, no se entiende, o no se admite, que sucedan las cosas que en el mundo acaecen, y es normal que no se alcance al discernimiento, porque la pureza inmaculada en materias de política a esa edad, la mente rechaza y repudia todo lo que sea beligerancia para gobernar el mundo.
Lo terrible, es que los “hombres mayores” como somos todos muy “malos y perversos” (y según Laura, yo soy el paradigma de la maldad), nos valemos de los inocentes púberes, para imbuirles consignas que siguen “los pobres tontitos”, y que sirven para conseguir el logro de nuestras ambiciones. Y ellos, los infelices adolescentes, se sienten satisfechos por haber servido a una causa justa. Correr delante de la policía en las “manifas”; pegar carteles en las paredes y pegatinas en las solapas de sus camisas con los símbolos de sus causas, les llena de orgullo para presumir los “findes” de cubata y porro, los machos que son.
Cuando llegan a los 40 o 50 años, y ven, que eso de pegar carteles y correr delante de “la pasma” no les ha reportado al 95 por ciento de ellos, nada, absolutamente nada. Que no tienen “un curro” estable, ni vivienda digna, y que con lo que ganan trapicheando no les llega al día 20....
...Pero ven al “de la pana”. Si, aquel camarada y colega que hace muchos años les decía aquello de: “No pasarán”. O lo de “El pueblo unido jamás será vencido”, montado en el dólar, con despachos de cien metros cuadrados y veraneando en palacios principales...
...No me extraña que se acuerden más de una vez de los imbéciles que fueron en su juventud, que en vez de que su lucha fuera para ellos mismos, sirvió para los que otrora decían que era “todo para el Pueblo”, sean ahora los señores de “su guerra”.
¡Si, cierto! Un servidor fue insurrecto, a pesar de que provenía de una familia de militares de cierta graduación. Pero al recibír una educación basada en “la hostia y a callar”, educación transmitida de padres a hijos, y que a pesar de lo brutal que parecía, ¡oigan! que daba resultados, tenía la certeza a mis veinte añitos, que esas no podían ser las formas de educar a un pueblo, y decidí, que en mi se moría esa tradición, y que a mis hijos los educaría bajo los principios del entendimiento a través del diálogo y de las convicciones de las materias de la vida.
A los 20 años, es imposible comprender ciertas cosas de la vida, pero basta pensar, que si la vida antes de que uno nace, lleva siglos y siglos, y más siglos dando vueltas por el mundo. ¡Coño! Si las cosas son así, como no me gustan, ¡Por algo serán!
Las cosas de la política y la religión, se ven asquerosamente desagradables a los 20 años, porque a esa edad no llegamos a entender las motivaciones del ser humano. Hay un hecho que me da la razón. ¿Cuántos presidentes de gobiernos o de empresas, Obispos, cardenales, papas o generales son a los 20 años? Ninguno. Creo que las razones son tan obvias que no hacen falta detallarlas.
En la pubertad o en la juventud, no se entiende, o no se admite, que sucedan las cosas que en el mundo acaecen, y es normal que no se alcance al discernimiento, porque la pureza inmaculada en materias de política a esa edad, la mente rechaza y repudia todo lo que sea beligerancia para gobernar el mundo.
Lo terrible, es que los “hombres mayores” como somos todos muy “malos y perversos” (y según Laura, yo soy el paradigma de la maldad), nos valemos de los inocentes púberes, para imbuirles consignas que siguen “los pobres tontitos”, y que sirven para conseguir el logro de nuestras ambiciones. Y ellos, los infelices adolescentes, se sienten satisfechos por haber servido a una causa justa. Correr delante de la policía en las “manifas”; pegar carteles en las paredes y pegatinas en las solapas de sus camisas con los símbolos de sus causas, les llena de orgullo para presumir los “findes” de cubata y porro, los machos que son.
Cuando llegan a los 40 o 50 años, y ven, que eso de pegar carteles y correr delante de “la pasma” no les ha reportado al 95 por ciento de ellos, nada, absolutamente nada. Que no tienen “un curro” estable, ni vivienda digna, y que con lo que ganan trapicheando no les llega al día 20....
...Pero ven al “de la pana”. Si, aquel camarada y colega que hace muchos años les decía aquello de: “No pasarán”. O lo de “El pueblo unido jamás será vencido”, montado en el dólar, con despachos de cien metros cuadrados y veraneando en palacios principales...
...No me extraña que se acuerden más de una vez de los imbéciles que fueron en su juventud, que en vez de que su lucha fuera para ellos mismos, sirvió para los que otrora decían que era “todo para el Pueblo”, sean ahora los señores de “su guerra”.