España

No es de extrañar.Hace poco Maragall decía que habían conseguido para Cataluña niveles de indepencia y autocontrol superiores al de varios paises europeos.
Decía esto mientras desde el PSOE unos meses antes nos bombardeaban con que el estatuto había sido limado hasta niveles constitucionales.
Pero como mienten como cosacos, controlan los medios audiovisuales y amorcillan cerebralmente a la gente,pués esto es lo que tenemos;y cuando hay un tema que les perjudica salen en cualquier plaza a recordar la guerra de Irak y la paz.Un asquito este PSOE, que en nada se parece a los PSOEs que han gobernado hasta ahora desde que hay democracia.Se parece más a un gobierno tipo el de Chaves y en determinados aspectos al de Castro,que a un gobierno del PSOE de los habidos antes.

Señor erluigi. Voy a contestar a su “post” con otro que no puede ser halagüeño y que pienso que tendré que repetir, porque sus palabras se repetirán por parte de otros participantes (sin contar la avalancha de improperios que se nos vendrán encima, tales como “fascistas”, nazis”, “franquistas, “cerdos fascistas” y “judíos hijos de pu.ta”, pero que los españoles deberíamos tener en cuenta con vistas a nuestro futuro, si que es que algún futuro somos capaces de labrarnos.

Primero le diré que, en mi opinión nos merecemos lo que tenemos y que soy muy poco optimista sobre ese futuro al que me refería, porque dudo mucho de nuestra capacidad de reacción, pero esta es una impresión personal que podría estar equivocada; se me pueden escapar algunos parámetros y quizá hay influencias temperamentales. Bien. Pasemos a lo objetivo.

Los nacionalistas periféricos, que salieron de la nada en el siglo XIX (quizá recuerde usted lo de aquel escritor catalán del siglo XVI que comentaba: “dicen algunos que los catalanes no somos españoles, pero lo somos, y más que los otros”), esos nacionalismos han logrado, al día de hoy, una implantación más que suficiente como para sacar adelante sus proyectos y, además, algo mejor para ellos, que los españoles seamos para una buena parte de la población de los territorios que dominan o a los que aspiran a dominar, algo así como los judíos para el Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei. Este verano, incluso en el hotel y en un restaurante me comentaron personas extranjeras que “qué pasaba en España, ya que habían estado en Barcelona y cuando habían comentado algo en locales públicos utilizando las palabras España o español les habían dicho que no insultaran a los catalanes”.

Bien, esto es así. Los españoles en Cataluña, en las Provincias Vascongadas (Navarra está en el ojo del huracán) y en Galicia se van a encontrar como los rusos en Estonia, Letonia o Lituania. Se van a encontrar apatridas o, en el mejor de los casos, con la opción de intentar mimetizarse y pasar por “no españoles” o escapar. El tenebroso Arzallus decía que “como los alemanes” en Mallorca (evidentemente decía “como los turcos en Alemania”).

¿Y en el resto de los territorios que en otro tiempo formaron España? Recurro a la química. Los españoles estamos en una mezcla homogénea, a nivel molecular, de una o más especies químicas que no reaccionan entre sí; cuyos componentes se encuentran en proporción que varía entre ciertos límites. ¿Quién es el soluto y quien el disolvente? Según las últimas elecciones (quizá definitivamente las últimas que usted y yo veremos, al menos en el sentido europeo) los españoles somos el soluto (fase dispersa) y los “progresistas” (socialistas neo -negrinistas, paleo-comunistas y los a modo de ácaros que portan) son el disolvente (medio dispersante). Parece que la disolución está formada por un soluto (los españoles) varios disolventes (hay de todo, desde los socialistas y comunistas que he mencionado hasta los elementos más peregrinos, de los que añadiré algunos links). Si no tenemos clara conciencia de la realidad en la que estamos no podremos hacer nada viable. Lo primero es conocer la enfermedad. Luego veremos si hay cura (yo creo que no) o si no la hay.