España

Me gusta beber. Y comer. Me gusta abrir botellas de vino en mi casa, con cuatro o cinco amigos. Hablar de lo que sea, de Scorsesse y de Heinrich Boll, y bebernos el vino, sin prisa pero sin pausa. Tendré que acordarme de compar el vino por las mañanas, porque a partir de las 22 h ahora no se va a poder, por decreto progresista.

Cuando el PP empezó con sus horrendas leyes antibotellón, tuvimos que aguantar lo de "esto nos pasa / por un gobierno facha!", etc, etc, que si el PP gobierna a golpe de telediario, que si aquí manda Antena 3 (¡!), y todo eso. Y yo callado, porque tenían razón, porque si votas a un gobierno de derechas, es esperable que prohiba beber en la calle.

Claro, es que los del PP lo prohibían por mandar, porque son así. Nada que ver con los socialistas, que no gustan de mandar, sino de otorgar más derechos a sus súbditos.

Y por eso, para otorgarnos y garantizarnos el derecho a no beber y a vivir mil años de socialismo o muerte, van a prohibir beber en la calle y vender alcohol para llevar a partir de las 22 h en todo el territorio estatal. (portada de El Mundo de hoy)

De verdad, ¿es tan malo que me guste beber vino en mi casa con mis amigos? ¿A quién hago daño si a las 11 de la noche descubro que se ha terminado la bebida pero no la conversación, y quiero ir a comprar digamos... 2 botellas de vino y 400 cervezas?