España

Altamirano, estoy de acuerdo contigo en que los musulmanes no son un grupo cohesionado, y que tienen problemas muy graves entre ellos. Hay quien dice, y no sin algo de razón, que la crisis actual del islam se debe a su problema más gordo: su falta de voluntad real de integrarse en una modernidad que con poco talento desde esos países se juzga como algo occidental (que miren a Japón, la India, China o Birmania...). Y contra esa falta de asimilación de la modernindad no tienen tampoco nada igual de atractivo para ofrecer a su gente, lo que está produciendo la ruina total de su ya precaria cohesión. Pues hay quien dice que este terrorismo islamofascista no es más que el (último) intento de lograr la cohesión del islam buscando un enemigo común. Es una estrategia que históricamente ha funcionado en determinados países, pero condenada al fracaso en el islam (como ya ocurrió en ocasiones anteriores). El problema es que siempre eligen un enemigo demasiado grande, que es "el resto del mundo". Los musulmanes tienen conflitos allá donde sus fronteras limitan con otro país no mususlmán (aparte de los conflictos interislámicos).

No son muy listos los gobernantes de esos países islámicos, que no notan que esta vez hay algo diferente respecto a la historia de los periodos agresivos del islam en siglos pasados. A diferencia de épocas anteriores en que luchaban por sus intereses, en esta ocasión están siendo utilizados como vulgar carne de cañón por los dos bloques, el americano-europeo y el ex-socialista ruso-chino. Los países árabes no son sino el escenario de una disputa global entre estos, una segunda parte de la guerra fría (más bien una primera guerra "tibia"). Y son el campo de batalla porque como España en el s. XX durante la guerra civil, son un campo de guerra estratégico. En España se buscó una confrontación de las ideas, que dió paso a la convulsa segunda mitad del siglo XX, con confrontaciones ideológicas. Los comunistas buscaban la puerta de Iberoamérica y de Europa. El interés es evidente.

En la fase actual está claro que los árabes son esta vez el "pueblo elegido" por el socialismo. Tienen lo que éste en su decrepitud echa más en falta: grandes masas de gente y adeptos potenciales (recuerden la frase de Santiago Carrillo el sanguinario "el islam tiene mucho potencial revolucionario"). Y claro, tanto occidente como el bloque ex-socialista están interesados en el petróleo de los árabes.

Así que yo les auguro muchos problemas a los árabes y musulmanes, y todo por su mala cabeza, por no saber adaptar su cultura y religión a la modernidad, como ya han hecho muchas culturas no cristianas.