España

Cuando el terrorismo nace de una ideología adversa a la legalidad establecida, no debido a una situación económica insostenible (que sería lo lógico); es cuando adquiere mayor peligrosidad; ya que las motivaciones que le mueven a matar nacen de los sentimientos, no de las necesidades somáticas. Por eso (no puedo dar nombres), hombres y mujeres de familias millonarias, abrazan la vía del terror para saciar sus apetencias excitables; ya que por las de la legalidad nada tienen que hacer.

Saciar “el hambre del terrorista” es prácticamente imposible por una razón muy simple: No tiene más códigos que los de la violencia, y la no consecución de sus exigencias por las vías legales, le llevan irremisiblemente a conseguirlas como sea; es como el síndrome del drogadicto: necesita imperiosamente conseguir lo que quieren; como dijo al juez ese ETARRA cuyo nombre no quiero escribir: conseguiré lo que quiera y para ello mataré o me matarán. Negociar con un terrorista que no tiene ningún escrúpulo en matar a un niño o anciana, sólo tiene un camino: la concesión de todo lo que pida, pero siempre y ya.

Quien crea que ETA va a dejar de matar sin conseguir todo lo que exige, es que no tiene ni repajolera idea de con quien negocia. Pero aún así, el que ha conseguido todas sus peticiones, que nadie dude, que una vez satisfechas sus demandas, se creará otras nuevas que también querrá conseguir.

Por eso, aquellos que creen en Zapatero para acabar con ETA por las vías de las negociaciones, se van a llevar un chasco en cuando comprueben que llegado el momento de tomar la decisión final, decisión que ZP anuncia que es un proceso muy lento, porque le interesa ganar tiempo; tiempo que no quieren perder los terroristas y que apremian con amenazas.

Que nadie dude, que el fin de Zapatero es ETA. La única vía posible para acabar con ella es casi imposible: el abandono de las armas y el sometimiento a la legalidad vigente. Y por “este aro” no entran los etarras. ¡Qué nadie lo dude!

Y si somete el Estado a las exigencias del terror, su prestigio siempre penderá de un hilo, estará siempre “bailando en la cuerda floja”, porque nunca faltará un terrorista que mate por sus ideales. Y con un Zapatero en el poder ¡Miel sobre hojuelas!