España

Pero el hecho de que un gobierno, que ejerce como tal y cobra por ello y cobra bien, se pase su propia función por la entrepierna da bastante qué pensar.
No da a pensar nada en concreto, pero deja con la mente en blanco y la boca abierta un rato, al menos así me dejó a mí.
Por ser emigrante no puedo estar de acuerdo con un gobierno que blinda sus fronteras, pero una cosa es emigrar en busca de aventura (que se cuenta con gotero) y otra huir de unos gobiernos tiranos y abusivos (eso es un chorro).
Y si a este chorro de gente, que ya se viene hacia ti porque estás en el puro medio, pero en cuyo objetivo te convertiste al hablar un día de repartir permisos, le hablas de entregarle una nacionalidad y hacerlo miembro de pleno derecho la UE, como un alemán o un francés (que es lo que esa gente pensará), se supone que estás haciendo el tonto.
Y por la vida no se puede ir haciendo el tonto.
Ni un país europeo refrendando esa memez, el único habitable EEUU, cuyos delegados probablemente firmaron encantados por meter a ZP en otro lío.
La verdad es que no me parece indignante, me parece demasiado ridículo como para despertar en mí cualquier emoción.
Por otra parte el artículo no habla de fronteras, habla de nacionalidades.
Papeles para todos provocó un chorro que rompió el embudo, culpa del dueño del embudo por no haber jugado a aprendiz de brujo.
Nacionalidad para todos es una soplapollez, cuyo objetivo tal vez sea ganar tiempo para arreglar el embudo.
De nuevo un gobierno utilizando algo que no es suyo, la nacionalidad española y sus privilegios, con fines particulares.