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Una historia fantástica (Cualquier parecido con la realidad, es coincidencia)
Enviado por el día 17 de Noviembre de 2006 a las 07:46
Una historia fantástica
Me llamo José Luis Jiménez Zapata, y dentro de tres horas, tiempo que estimo hará el efecto el veneno que acabo de ingerir, voy a abandonar este mundo para volar hacia otro mejor; un cosmos en donde me ha dicho mi confesor espiritual, está lleno de las más hermosas sensaciones que el espíritu de los creyentes pueden percibir.
Pero antes quiero dejar constancia en este mundo de que mi paso por él aunque fue un cúmulo de desatinos; lo que me ha hecho tomar esta decisión funesta son los terribles acontecimientos que acaban de ocurrir en el País donde iba a ser el presidente del gobierno: Patraña. Nación situada al oeste del meridiano del cerebro que crea las más excelsas fantasías.
He enviado las pruebas irrevocables de los hechos que relato a los tres medios más importantes de Patraña, para que las difundan por el mundo. Todo comenzó hace tres años aproximadamente.
-Zapata. Me dijo el entonces responsable del partido. PUTP = Partido Utópico Teórico Patrañero.
–Te vamos a nombrar el jefe del partido, porque eres el hombre idóneo para que hagas lo que nos de la gana.
-¿Y eso? Pregunté con cierta perplejidad.
-Tú calla y obedece. Me dijo Felipe Paz, a la sazón el jefe del cotarro.
-¡Vale! No se me ocurrió otra cosa, además al tal Paz, le gustaba mucho “la guerra” y no me atreví a replicarle.
La primera orden que me dio el PUTP fue ir a visitar al rey de Macarras. País situado al sur de los despropósitos y al norte de los disparates del encéfalo. Tenía que seguir sus instrucciones paso a paso, ya que por lo visto eran las que me llevarían a la cúspide del poder. Y así lo hice.
Machaqué al gobierno todo lo que me mandaban, gobierno muy arraigado en la voluntad de los patrañenses debido a que Patraña iba muy bien, y que desalojarles del poder era misión casi imposible. Aproveché todas las desgracias que les acaecieron para echar toda la porquería que me mandaban, y así lo hice hasta que poco a poco iba horadando aquella coraza casi inaccesible.
Pero lo que nunca me dijeron fue lo que pasó unos días antes de las elecciones legislativas, que a pesar de que dio la victoria al PUTP, no puede resistir la congoja y pena que me produjeron aquellos eventos, y que me llevaron al suicidio inevitable...
... La muerte de las doscientas palomas de la paz, que a decir de los magos de Patraña eran los 200 amuletos que daban la victoria al B.B. = Babas de Bobos. Y que el rey moro de Macarras, rey de maléficas intenciones, en un encantamiento había provocado la muerte a esas mensajeras de la paz, rompiendo la suerte de los del B.B. dando el poder al PUTP por la voluntad de los patrañenses al verse desilusionados por tan terrible suceso.
Juro por el honor del que siente la muerte muy próxima que no miento. Si no supe vivir con dignidad, si quiero morir con ella. Por ello muero, pero que todo el mundo sepa la verdad: mi voluntad no fue la de gobernar sin la paz de las palomas.
Me llamo José Luis Jiménez Zapata, y dentro de tres horas, tiempo que estimo hará el efecto el veneno que acabo de ingerir, voy a abandonar este mundo para volar hacia otro mejor; un cosmos en donde me ha dicho mi confesor espiritual, está lleno de las más hermosas sensaciones que el espíritu de los creyentes pueden percibir.
Pero antes quiero dejar constancia en este mundo de que mi paso por él aunque fue un cúmulo de desatinos; lo que me ha hecho tomar esta decisión funesta son los terribles acontecimientos que acaban de ocurrir en el País donde iba a ser el presidente del gobierno: Patraña. Nación situada al oeste del meridiano del cerebro que crea las más excelsas fantasías.
He enviado las pruebas irrevocables de los hechos que relato a los tres medios más importantes de Patraña, para que las difundan por el mundo. Todo comenzó hace tres años aproximadamente.
-Zapata. Me dijo el entonces responsable del partido. PUTP = Partido Utópico Teórico Patrañero.
–Te vamos a nombrar el jefe del partido, porque eres el hombre idóneo para que hagas lo que nos de la gana.
-¿Y eso? Pregunté con cierta perplejidad.
-Tú calla y obedece. Me dijo Felipe Paz, a la sazón el jefe del cotarro.
-¡Vale! No se me ocurrió otra cosa, además al tal Paz, le gustaba mucho “la guerra” y no me atreví a replicarle.
La primera orden que me dio el PUTP fue ir a visitar al rey de Macarras. País situado al sur de los despropósitos y al norte de los disparates del encéfalo. Tenía que seguir sus instrucciones paso a paso, ya que por lo visto eran las que me llevarían a la cúspide del poder. Y así lo hice.
Machaqué al gobierno todo lo que me mandaban, gobierno muy arraigado en la voluntad de los patrañenses debido a que Patraña iba muy bien, y que desalojarles del poder era misión casi imposible. Aproveché todas las desgracias que les acaecieron para echar toda la porquería que me mandaban, y así lo hice hasta que poco a poco iba horadando aquella coraza casi inaccesible.
Pero lo que nunca me dijeron fue lo que pasó unos días antes de las elecciones legislativas, que a pesar de que dio la victoria al PUTP, no puede resistir la congoja y pena que me produjeron aquellos eventos, y que me llevaron al suicidio inevitable...
... La muerte de las doscientas palomas de la paz, que a decir de los magos de Patraña eran los 200 amuletos que daban la victoria al B.B. = Babas de Bobos. Y que el rey moro de Macarras, rey de maléficas intenciones, en un encantamiento había provocado la muerte a esas mensajeras de la paz, rompiendo la suerte de los del B.B. dando el poder al PUTP por la voluntad de los patrañenses al verse desilusionados por tan terrible suceso.
Juro por el honor del que siente la muerte muy próxima que no miento. Si no supe vivir con dignidad, si quiero morir con ella. Por ello muero, pero que todo el mundo sepa la verdad: mi voluntad no fue la de gobernar sin la paz de las palomas.