España

La procacidad de un presidente de gobierno

El señor Zapatero representa según mis conceptos de la ética y la moral, y con esto no digo que sean por los que se debe regir una persona (tan loco no estoy para creerme eso), la desfachatez y el descomedimiento ante una sociedad culta y civilizada como se supone que es la española.

Personaje oscuro y gris dentro del PSOE, sin ninguna relevancia social, llega a secretario general como todos sabemos por el apoyo de un grupúsculo dentro de ese partido. Ejerce una oposición feroz basándose exclusivamente en unos accidentes que le sobrevienen al Partido Popular. Magnifica con el apoyo de uno de los medios más poderosos esos sucesos, intentado endemoniar al gobierno como el máximo culpable de los mismos; pisotea y encarniza a sus dirigentes de una forma despiadada con la intención de llevar a la opinión pública sus iniquidades.

La decisión del señor Aznar de Apoyar la guerra de Iraq en acciones logísticas, y al no aparecer las célebres armas de destrucción masiva; fue la gran oportunidad para el señor Zapatero; movilizó a todos los pancarteros y titiriteros adeptos al régimen habidos y por haber, y con la misma ayuda comentada antes, se dispone al ataque y derribo del PP, cosa que no consigue en las elecciones autonómicas y municipales celebradas poco tiempo después.

Omito deliberadamente los trágicos sucesos acaecidos tres día antes de su advenimiento al poder; sólo señalar que ganó las elecciones por una escasa victoria (a pesar de todo), que no le permitió gobernar en solitario.

Una vez en el poder, se dedica a destruir todo lo realizado por su antecesor en el cargo; no le importa si son proyectos beneficiosos para el pueblo ¡Fuera con ellos! Los que le dan el poder de gobernar le dicen que no; que los proyectos serán los que ellos digan; y se prepara a realizar el nuevo estatuto de Cataluña en detrimento y agravio de otras comunidades. De dudosa interpretación y bordeando la Constitución.

La acción más demagoga sin duda, fue la “gran hazaña” de traer las tropas de Iraq, proeza con la que se quiso auto condecorar el ministro de defensa. Nuestros soldados fueron aclamados en el mundo como héroes. Hoy siguen más tropas en países conflictivos, pero como el PP no tiene pancarteros que salgan a la calle a pedir el regreso de esos soldados, allí siguen a sus suertes.

Su llamado proceso de paz, sin duda, ha sido la mayor de las perfidias cometidas contra una sociedad doliente por el terror: el desprecio a las víctimas y la tolerancia a unos asesinos con unas intenciones ocultas que ¡sólo sabe él! El pago ha sido el que se cabía esperar de semejantes criminales.


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