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El arte del buen amar. (Y del bien follar)
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2004 a las 07:10
El arte del bien amar. (y del bien follar).
Sin duda alguna la unión carnal entre dos personas es la manifestación mas fehaciente de los sentimientos más nobles e innobles que el ser humano porta en sus genes. Puede manifestarse en el acto del ayuntamiento la elevación más excelsa del amor, o caer en lo más profundo de las depravaciones. Voy a intentar con más voluntad que sapiencia, elevar el acto del amor a la culminación de los sentimientos más nobles.
Intentar descubrir el por qué del amor sería una misión tan enredada que seguro moriríamos sin descubrir sus razones. El amor es el amor, sintámoslo en toda su intensidad y entreguemos nuestro corazón a su causa; no preguntemos por sus razones.
El amor excelente empieza en la imaginación. En ella se elaboran todas las exquisiteces que las mentes delicadas esperan encontrar en él. La premisa mayor del buen amante, es la constante preocupación de satisfacción al motivo de sus fantasías, y a la fantasía le corresponde el dar cumplida respuesta al que con tanta vehemencia recurre a ella.
EL DESEO: Muchos entienden que el deseo es pecaminoso porque creen que el origen del mismo procede de los abismos del alma. ¡Cuan equivocados están! El deseo es la constante del amor: Deseos de una madre en abrazar a su hijo = amor. Deseos de un amante besar a su amada = amor. Deseos de una religiosa rezar a Dios = amor. El deseo es consustancial al amor, van unidos irremisiblemente. Amor sin deseos de manifestar el origen del mismo, es insustancial.
LA PASIÓN: sin pasión tampoco podría manifestarse el amor en toda su intensidad. Todas las derramas de la pasión se hallan en el amor. Sin entusiasmo, calor, ímpetu, efusión, fogosidad, exaltación y apasionamiento no podría elevarse el amor a las cotas más altas de la sublimidad.
EL RESPETO: Todas las manifestaciones del amor se deben fundamentar en el respeto a las formas del amor sublime. El respeto bien entendido en el amor, no es el llamar de usted a la persona amada. El respeto es el acatamiento, la obediencia, la sumisión y la rendición al amor. Todos nuestros egoísmos deben ser supeditados al acto amoroso en favor de su grandeza.
Estas tres condiciones son las que sin duda elevan el amor a su máxima esplendidez, y por las que merece la pena amar.
La pareja que vayan al tálamo del amor con estas premisas, sin duda alcanzarán tantas cotas de placer, que sus vidas tendrán un sentido tan amplio de vivir, que todo lo verá de un color especial; el color negro desaparecerá de sus vidas.
Amaros con deseo, pasión y respeto y seréis felices.
Sin duda alguna la unión carnal entre dos personas es la manifestación mas fehaciente de los sentimientos más nobles e innobles que el ser humano porta en sus genes. Puede manifestarse en el acto del ayuntamiento la elevación más excelsa del amor, o caer en lo más profundo de las depravaciones. Voy a intentar con más voluntad que sapiencia, elevar el acto del amor a la culminación de los sentimientos más nobles.
Intentar descubrir el por qué del amor sería una misión tan enredada que seguro moriríamos sin descubrir sus razones. El amor es el amor, sintámoslo en toda su intensidad y entreguemos nuestro corazón a su causa; no preguntemos por sus razones.
El amor excelente empieza en la imaginación. En ella se elaboran todas las exquisiteces que las mentes delicadas esperan encontrar en él. La premisa mayor del buen amante, es la constante preocupación de satisfacción al motivo de sus fantasías, y a la fantasía le corresponde el dar cumplida respuesta al que con tanta vehemencia recurre a ella.
EL DESEO: Muchos entienden que el deseo es pecaminoso porque creen que el origen del mismo procede de los abismos del alma. ¡Cuan equivocados están! El deseo es la constante del amor: Deseos de una madre en abrazar a su hijo = amor. Deseos de un amante besar a su amada = amor. Deseos de una religiosa rezar a Dios = amor. El deseo es consustancial al amor, van unidos irremisiblemente. Amor sin deseos de manifestar el origen del mismo, es insustancial.
LA PASIÓN: sin pasión tampoco podría manifestarse el amor en toda su intensidad. Todas las derramas de la pasión se hallan en el amor. Sin entusiasmo, calor, ímpetu, efusión, fogosidad, exaltación y apasionamiento no podría elevarse el amor a las cotas más altas de la sublimidad.
EL RESPETO: Todas las manifestaciones del amor se deben fundamentar en el respeto a las formas del amor sublime. El respeto bien entendido en el amor, no es el llamar de usted a la persona amada. El respeto es el acatamiento, la obediencia, la sumisión y la rendición al amor. Todos nuestros egoísmos deben ser supeditados al acto amoroso en favor de su grandeza.
Estas tres condiciones son las que sin duda elevan el amor a su máxima esplendidez, y por las que merece la pena amar.
La pareja que vayan al tálamo del amor con estas premisas, sin duda alcanzarán tantas cotas de placer, que sus vidas tendrán un sentido tan amplio de vivir, que todo lo verá de un color especial; el color negro desaparecerá de sus vidas.
Amaros con deseo, pasión y respeto y seréis felices.
Re: El arte del buen amar. (Y del bien follar)
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2004 a las 19:00
Señor castelar y usted folla mucho por que he de confesar que yo no, nunca en mi vida ahun permanesco a mis 26 años sin experimentar el placer que otorga la intima compañia femenina pero le puedo asegurar que ello no es algo que me quite el sueño.
Saludos.
Saludos.
