España
Estos foros están cerrados. Podéis debatir en Red Liberal.
Nacionalismo
Enviado por el día 12 de Diciembre de 2003 a las 10:30
IRRACINALISMO
Tiempos en los que se alzan gritos de los hombres contra los hombres, en los que las leyes alejan cualquier posible dialogo entre las personas, tiempos de pasiones desatadas. ¿Cual podrá ser ese sentimiento que tantas pasiones levanta entre los seres humanos? Nacionalismo. Si, tan simple y tan complejo como todo lo que implica sentir algo hacia algo o alguien. La Real Academia Española de la Lengua, nos define Nacionalismo como: “Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece”.
“Apego”; en la filosofía budista, se nos alerta sobre los peligros de semejante sentimiento, al que se le atribuye la mayor parte de los sufrimientos del ser, contemplando a la compasión y la solidaridad, como caminos para alcanzar la felicidad.
Tiempos locos, en los que se plantean debates en torno a la moralidad de los sentimientos, como si el sentir fuera equiparable a la ofensa, o por plantearlo de forma más racional al daño. Puesto que quien ve en la ofensa un daño, es porque voluntariamente la ha hecho suya. Parece en todo caso, que esto del nacionalismo debe ser un sentimiento, y ya se sabe que cuando se entra en mundo de los sentimientos, aquello de la razón y la lógica suelen ser conceptos poco relevantes. Fíjense hasta que punto suelen ser irracionales, que hay personas capaces de sentir dolor, por la muerte de un ser querido, (forma en la que se manifiesta el apego hacia las personas) mientras ven morir millones de niños al año, que seguro son seres queridos de alguien, víctimas de la gripe, la diarrea o cualquier otra tontería, de esas que a uno le resuelve el médico de cabecera en un santiamén, y no se revelan ante injusticia semejante. Que sí, créanme, que las personas somos así de despreciables, pero también podemos ser maravillosas, tan solo depende de que queramos conocernos, de que seamos capaces de acercarnos lo suficiente para comprobar, que sentimos de igual manera, y que tan irracionales son los sentimientos de apego de unos hacia su tierra, como los del resto. Debemos partir por observar la igualdad que entre nosotros existe, y desde esta premisa, comprender nuestras diferencias y comprobar que son mínimas, y que son las diferencias las que nos igualan, tanto en lo malo, como en lo menos malo.
Además, conviene recordar, que se trata de una necesidad inherente al ser, la de sentirse parte de un colectivo, en el que encuentra apoyo y abrigo; que las características del grupo en el que se integre cada individuo, vendrán determinadas por el propio individuo y las circunstancias de éste; que en el colectivo, cada individuo encuentra afinidad de ideas y sentimientos, y es el espacio que éste necesita para desarrollar sus anhelos. Sin olvidar en ningún momento, que este es un comportamiento propio del ser humano, al menos hasta la etapa evolutiva en la que se encuentra. Por este motivo, ya es hora, de que se centre el debate en su lugar, y se diga que no existe un sentimiento nacionalista diferente a otro, y que si uno está caduco y en un mundo sin fronteras no tiene razón de ser, (como hay quien defiende lo de las fronteras, a pesar de los niños de la gripe, a los que se ha hecho referencia), el otro, que no existe como fenómeno distinto, puesto que es un sentimiento, es igual de ilegitimo e irracional. Por descontado, se está tratando sobre el sentimiento, en ningún caso, sobre la legitimidad de actos con mayor grado de irracionalidad, que el propio nacionalismo, y que determinados individuos pretenden legitimar, en virtud de su forma de sentir. Aunque no olvidemos, que existe un nacionalismo de masas, exacerbado y dañino, por la forma que necesita para manifestarse, que es el de quienes sienten amor y un apego absoluto hacia el dinero, y respecto a los efectos de este sentimiento, qué se puede decir, ¿lo de los niños de la gripe, por ejemplo?
Fdo. Santiago GONZALEZ
Tiempos en los que se alzan gritos de los hombres contra los hombres, en los que las leyes alejan cualquier posible dialogo entre las personas, tiempos de pasiones desatadas. ¿Cual podrá ser ese sentimiento que tantas pasiones levanta entre los seres humanos? Nacionalismo. Si, tan simple y tan complejo como todo lo que implica sentir algo hacia algo o alguien. La Real Academia Española de la Lengua, nos define Nacionalismo como: “Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece”.
“Apego”; en la filosofía budista, se nos alerta sobre los peligros de semejante sentimiento, al que se le atribuye la mayor parte de los sufrimientos del ser, contemplando a la compasión y la solidaridad, como caminos para alcanzar la felicidad.
Tiempos locos, en los que se plantean debates en torno a la moralidad de los sentimientos, como si el sentir fuera equiparable a la ofensa, o por plantearlo de forma más racional al daño. Puesto que quien ve en la ofensa un daño, es porque voluntariamente la ha hecho suya. Parece en todo caso, que esto del nacionalismo debe ser un sentimiento, y ya se sabe que cuando se entra en mundo de los sentimientos, aquello de la razón y la lógica suelen ser conceptos poco relevantes. Fíjense hasta que punto suelen ser irracionales, que hay personas capaces de sentir dolor, por la muerte de un ser querido, (forma en la que se manifiesta el apego hacia las personas) mientras ven morir millones de niños al año, que seguro son seres queridos de alguien, víctimas de la gripe, la diarrea o cualquier otra tontería, de esas que a uno le resuelve el médico de cabecera en un santiamén, y no se revelan ante injusticia semejante. Que sí, créanme, que las personas somos así de despreciables, pero también podemos ser maravillosas, tan solo depende de que queramos conocernos, de que seamos capaces de acercarnos lo suficiente para comprobar, que sentimos de igual manera, y que tan irracionales son los sentimientos de apego de unos hacia su tierra, como los del resto. Debemos partir por observar la igualdad que entre nosotros existe, y desde esta premisa, comprender nuestras diferencias y comprobar que son mínimas, y que son las diferencias las que nos igualan, tanto en lo malo, como en lo menos malo.
Además, conviene recordar, que se trata de una necesidad inherente al ser, la de sentirse parte de un colectivo, en el que encuentra apoyo y abrigo; que las características del grupo en el que se integre cada individuo, vendrán determinadas por el propio individuo y las circunstancias de éste; que en el colectivo, cada individuo encuentra afinidad de ideas y sentimientos, y es el espacio que éste necesita para desarrollar sus anhelos. Sin olvidar en ningún momento, que este es un comportamiento propio del ser humano, al menos hasta la etapa evolutiva en la que se encuentra. Por este motivo, ya es hora, de que se centre el debate en su lugar, y se diga que no existe un sentimiento nacionalista diferente a otro, y que si uno está caduco y en un mundo sin fronteras no tiene razón de ser, (como hay quien defiende lo de las fronteras, a pesar de los niños de la gripe, a los que se ha hecho referencia), el otro, que no existe como fenómeno distinto, puesto que es un sentimiento, es igual de ilegitimo e irracional. Por descontado, se está tratando sobre el sentimiento, en ningún caso, sobre la legitimidad de actos con mayor grado de irracionalidad, que el propio nacionalismo, y que determinados individuos pretenden legitimar, en virtud de su forma de sentir. Aunque no olvidemos, que existe un nacionalismo de masas, exacerbado y dañino, por la forma que necesita para manifestarse, que es el de quienes sienten amor y un apego absoluto hacia el dinero, y respecto a los efectos de este sentimiento, qué se puede decir, ¿lo de los niños de la gripe, por ejemplo?
Fdo. Santiago GONZALEZ
