España

El señor Zorroputo no tiene un pelo de ingenuo; más bien todo lo contrario.

Es un señor EXTREMEDAMENTE incompetente, un ignorante que ni siquiera supo la diferencia entre impuestos directos e indirectos (en aquella famosa intervención pública).

Y sabe muy bien que es un incompetente y que no tiene ni idea de economía (ni de nada: mira que decir que Don Quijote era republicano...), así que pone en juego su ASTUCIA:

Sabe que no sabe nada, así que se rodea de una manada de ministros (y ministras de cuota) completamente necios. Él se encarga de salir en la foto sonriendo, y los ministros (y ministras de cuota) se encargan de hacer todas las declaraciones polémicas sobre decisiones que no tienen ni pies ni cabeza.

¿Qué ocurre entonces? La avalancha de críticas se la lleva siempre el ministro de turno, mientras el señor éste se queda fuera de la escena, saliendo en las revistas y periódicos con su sonrisa y carita angelical y manteniéndose fuera de los rifirrafes políticos, y haciendo declaraciones que se limitan a hablar de la "alianza de civilizaciones" o "la juventud".

Así evita el desgaste político, porque como todo el mundo cree que "es tan ingenuo, pobrecito, ¡qué bueno es!", a nadie se le ocurre echarle a él la culpa de poner una ministra que propone no publicar las estadísticas sobre el precio de la vivienda creyendo que eso va a parar el crecimiento de sus precios, o un ministro de exteriores que va por el mundo diciendo que le gusta más el vino francés porque el español no lo conoce (¡qué buena publicidad!), o un ministro que intenta liderar un asalto a la Justicia para controlarla y acabar con la separación de poderes.

Esto de la bondad de Zapatero es una broma de mal gusto.

Y mientras los ministros se pelean entre sí, mientras se entrometen en los ministerios de los demás y discuten y se contradicen, mientras siguen haciendo declaraciones desmentidas por otro ministro al día siguiente, el cual es corregido a continuación por otro ministro, mientras todos atacan al ministro de Economía (el único mínimamente competente, que se trajeron de la Unión Europea para ponerlo aquí al alcance de las críticas de sus compañeros que se enfadan cuando él intenta poner orden y decir que algún proyecto no es viable), mientras todo esto ocurre y convierten el Gobierno en el Patio de Monipodio, Zapatero sonríe.

Claro, podemos estar contentos, porque después de todo, es más agradable ver a Zapatero en la TV sonriendo y hablando de la alianza de civilizaciones que ver al aburrido Aznar con cara seria diciendo que hay que recortar el gasto.

Y mientras Zorroputo sonríe, en a penas 10 meses de gobierno la inversión extranjera en España ya ha caído un 80% y España se convierte en la chacha de Francia.

Pero no pasa nada: es muy guapo y muy ingenuo, y sus intenciones son buenas.