Hispanoamérica
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La clase media putrefacta
Enviado por el día 7 de Septiembre de 2006 a las 00:36
La historia de Yormen:
Yormer era muchacho muy feliz, porque era pobre. Gracias a los discursos del comandante el había logrado comprender la grandeza de su condición que lo hacían la persona más feliz sobre la tierra. Yormer pasaba el día recogiendo latas en las calles, se rebuscaba martillando a los transeúntes y a los pasajeros en las busetas y pasaba el resto del día de mercal en mercal buscando comprar algo de azúcar para llevar al rancho y aunque no consiguiese eso lo hacia muy feliz, porque era pobre, pero lamentaba en el fondo no conseguir el dulcísimo alimento.
Un día ya desesperado no tuvo otro remedio que hacer un gran sacrificio para comprar un paquetico de azúcar, se lleno de valor y se dirigió a pie a un supermercado del este caraqueño en donde viven los oligarcas. Estuvo afuera durante mucho tiempo viendo entrar y salir gente, algo nervioso por fin decidió entrar.
Recorrió varios pasillos y se dio cuenta que mucha gente lo miraba feo y hasta unas señoras encopetadas se tapaban la nariz apenas este les pasaba a un lado, el caso es que Yormer tenia muchos días sin bañarse y no por cochino, porque pobre no quiere decir que tenga que ser cochino, sino porque no llegaba agua al cerro, algo muy normal para el, pero eso de tener agua en casa todos los días es cosa de ricos, lo cual gracias a los discursos del comandante era algo muy malo.
En el recorrido por el supermercado se dio cuenta como disfrutaban los compradores quienes llenaban sus carritos con una infinidad de productos que se topaban en los pasillos.
"Si pudiese comprar algunas cosas mas" Pensaba Yormer, pero lo que traigo solo me alcanza para comprar el "azuquita" pero al fin reconoció "Ujum! Esa gente si es bien pendeja, consumistas enfermos es lo que son, así es el capitalismo salvaje, como dice mi comandante, yo vengo para acá a calmar mi necesidad y no a derrochar dinero en pendejadas y eso es porque aquí no me dejan cambiar las latas directamente en la caja, pues escuálido es escuálido y solo acepta dinero en efectivo".
Una vez ya en el pasillo donde se encontraba el azúcar, hizo su cola y le entregaron un paquete, lo tomo calladamente y se dirigió a la caja para hacer el pago, ya en la cola miraba de un lado a otro y sus ojos se hacían grandes cuando veía a las personas llenar cheques, pagar con tarjetas de crédito, debito, tickets y otros con enormes pacas de billetes.
Yormer pensaba, "No! Yo no caeré en la tentación, soy un revolucionario carajo, amo mi soberanía y tengo que tener mis principios, no me dejare tentar, esa gente no sabe el daño que se hace, ¡Imperialistas!, ¡Traidores!" y así continuaba el pobre Yonmer en sus pensamientos.
Continua>>>>>
Yormer era muchacho muy feliz, porque era pobre. Gracias a los discursos del comandante el había logrado comprender la grandeza de su condición que lo hacían la persona más feliz sobre la tierra. Yormer pasaba el día recogiendo latas en las calles, se rebuscaba martillando a los transeúntes y a los pasajeros en las busetas y pasaba el resto del día de mercal en mercal buscando comprar algo de azúcar para llevar al rancho y aunque no consiguiese eso lo hacia muy feliz, porque era pobre, pero lamentaba en el fondo no conseguir el dulcísimo alimento.
Un día ya desesperado no tuvo otro remedio que hacer un gran sacrificio para comprar un paquetico de azúcar, se lleno de valor y se dirigió a pie a un supermercado del este caraqueño en donde viven los oligarcas. Estuvo afuera durante mucho tiempo viendo entrar y salir gente, algo nervioso por fin decidió entrar.
Recorrió varios pasillos y se dio cuenta que mucha gente lo miraba feo y hasta unas señoras encopetadas se tapaban la nariz apenas este les pasaba a un lado, el caso es que Yormer tenia muchos días sin bañarse y no por cochino, porque pobre no quiere decir que tenga que ser cochino, sino porque no llegaba agua al cerro, algo muy normal para el, pero eso de tener agua en casa todos los días es cosa de ricos, lo cual gracias a los discursos del comandante era algo muy malo.
En el recorrido por el supermercado se dio cuenta como disfrutaban los compradores quienes llenaban sus carritos con una infinidad de productos que se topaban en los pasillos.
"Si pudiese comprar algunas cosas mas" Pensaba Yormer, pero lo que traigo solo me alcanza para comprar el "azuquita" pero al fin reconoció "Ujum! Esa gente si es bien pendeja, consumistas enfermos es lo que son, así es el capitalismo salvaje, como dice mi comandante, yo vengo para acá a calmar mi necesidad y no a derrochar dinero en pendejadas y eso es porque aquí no me dejan cambiar las latas directamente en la caja, pues escuálido es escuálido y solo acepta dinero en efectivo".
Una vez ya en el pasillo donde se encontraba el azúcar, hizo su cola y le entregaron un paquete, lo tomo calladamente y se dirigió a la caja para hacer el pago, ya en la cola miraba de un lado a otro y sus ojos se hacían grandes cuando veía a las personas llenar cheques, pagar con tarjetas de crédito, debito, tickets y otros con enormes pacas de billetes.
Yormer pensaba, "No! Yo no caeré en la tentación, soy un revolucionario carajo, amo mi soberanía y tengo que tener mis principios, no me dejare tentar, esa gente no sabe el daño que se hace, ¡Imperialistas!, ¡Traidores!" y así continuaba el pobre Yonmer en sus pensamientos.
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Re: La clase media putrefacta
Enviado por el día 7 de Septiembre de 2006 a las 00:40
De repente, en la cola en que esta Yormer se para un personaje que se le hace familiar, era Juanba Reto el alcalde mayor de Caracas; Yormer se voltea y lo ve. Pero sus ojos no pueden creer lo que esta viendo. Juanba Reto tenia 3 carritos llenos de comida y cualquier cantidad de productos (Whiskey, jamón serrano, Häagen-Dazs, etc.) que se disponía a pagar en la caja.
Dice Yormer, "Ah camarada Juan, ¿Qué hace Ud aquí en este supermercado del imperialismo, si el otro día decías que todo esto es la clase media putrefacta?" le dijo Yormer a Juanba Reto y este le responde.
"¿Putrefacta?.... ¡Ah! Si…. Si… este…. Bueno, ósea, tú sabes, vainas que uno dice, por cierto y ese olorcito podrido ¿Qué es?"
Las otras personas de la cola no dudaron en delatar al pobre Yormer, varios clientes incluyendo el alcalde chavista Juanba Reto se quejaron y exigieron al gerente del supermercado que no dejara entrar a recogelatas, de pronto unos guardias de seguridad le arrebatan el paquete de azúcar y lo sacan a empujones del supermercado. Ya afuera en el estacionamiento Yormer todo confundido y nervioso, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, incluso llego a pensar que todo se trataba de un montaje de globovisiòn y el imperialismo para perjudicar al proceso y de seguro lo estaban grabando cámaras escondidas, caminando ya hacia la avenida, una camioneta rustica último modelo, rodeada de guardaespaldas se detiene a su lado y al bajar uno de los vidrios. Se asoma Juanba Reto y le dice:
"Mira coñito, no vuelvas a hacerme eso, aquí el único putrefacto eres tú y tu olorcito, agarra estos mil bolos y cómprate un jabón azul, para que te bañes!" y el rustico arranca a toda velocidad.
A lo que el pobre Yormer humillado y todo desconsolado en una acera piensa en voz alta, "Si mi comandante supiera la clase de gente de la que esta rodeado, de seguro haría algo, es que lo tienen engañado y nop lo dejan gobernar".
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Dice Yormer, "Ah camarada Juan, ¿Qué hace Ud aquí en este supermercado del imperialismo, si el otro día decías que todo esto es la clase media putrefacta?" le dijo Yormer a Juanba Reto y este le responde.
"¿Putrefacta?.... ¡Ah! Si…. Si… este…. Bueno, ósea, tú sabes, vainas que uno dice, por cierto y ese olorcito podrido ¿Qué es?"
Las otras personas de la cola no dudaron en delatar al pobre Yormer, varios clientes incluyendo el alcalde chavista Juanba Reto se quejaron y exigieron al gerente del supermercado que no dejara entrar a recogelatas, de pronto unos guardias de seguridad le arrebatan el paquete de azúcar y lo sacan a empujones del supermercado. Ya afuera en el estacionamiento Yormer todo confundido y nervioso, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, incluso llego a pensar que todo se trataba de un montaje de globovisiòn y el imperialismo para perjudicar al proceso y de seguro lo estaban grabando cámaras escondidas, caminando ya hacia la avenida, una camioneta rustica último modelo, rodeada de guardaespaldas se detiene a su lado y al bajar uno de los vidrios. Se asoma Juanba Reto y le dice:
"Mira coñito, no vuelvas a hacerme eso, aquí el único putrefacto eres tú y tu olorcito, agarra estos mil bolos y cómprate un jabón azul, para que te bañes!" y el rustico arranca a toda velocidad.
A lo que el pobre Yormer humillado y todo desconsolado en una acera piensa en voz alta, "Si mi comandante supiera la clase de gente de la que esta rodeado, de seguro haría algo, es que lo tienen engañado y nop lo dejan gobernar".
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