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Maldades cometidas por españoles en detrimento de niños inocentes...
Enviado por el día 26 de Septiembre de 2006 a las 21:30
Una Flota de Ataúdes
Como hemos dicho, el primer apóstol de la raza Negra fue el padre Alonso de Sandoval, quien comenzó a trabajar en Cartagena de Indias y escribió su importante libro sobre la materia: \"De la salvación de los esclavos\". Él fue además el consejero y orientador de Pedro Claver. En ese escrito narra cómo cuando el galeón ha llegado y pasa frente al Fuerte de Pastelillo, los negros que vienen en él pueden oír el movimiento del puerto. Dentro del galeón se escucha un murmullo: gritos de miedo, miradas ansiosas. Los comerciantes de esclavos esperan sonrientes en la orilla. Una tercera parte de la mercancía embarcada en el Ýfrica ha muerto durante el viaje. Todos se esfuerzan por dar una buena impresión.... Los esclavos sonríen; pero tras esa sonrisa está el sufrimiento: las cadenas, la prisión pestilente en el interior del navío. Por primera vez desde su partida pueden salir y desembarcar en Cartagena. Cada año llegan al puerto unos 12 o 14 barcos cargados de esclavos. Éstos tienen la idea de que una vez en tierra, los matarán. Los comerciantes de esclavos los traen atados de seis en seis, cuellos y pies encadenados. Han hecho el viaje en las bodegas de los barcos, donde nunca pueden ver la luz de sol; el lugar es tan sucio que sólo el estar en él ya puede causar una enfermedad. Cada 24 horas reciben un pobre alimento consistente en medio plato de harina de maíz o \"mijo\" y una pequeña taza de agua. Sólo reciben malas palabras y castigos. Debido a este tratamiento, los esclavos al llegar parecen esqueletos. Al desembarcar se les lleva a un corral, o a un patio grande, donde muchas personas van a verlos, unos sólo por curiosidad, otros llevados de su codicia, y algunos movidos por la compasión. Estos últimos son los misioneros; ellos van pronto; pero a menudo, encuentran ya muchos muertos.
A veces, cuando llega un barco, Claver no espera. Toma una pequeña canoa y se va al sitio donde los esclavos esperan el desembarco. El espectáculo es siempre triste. Un repugnante olor a pescado y basura satura el ambiente. Los esclavos van saliendo desnudos. Su mirada es de terror, pues esperan la muerte inminente al pisar tierra. Una y otra vez preguntan cuándo llegará este terrible momento.
Como hemos dicho, el primer apóstol de la raza Negra fue el padre Alonso de Sandoval, quien comenzó a trabajar en Cartagena de Indias y escribió su importante libro sobre la materia: \"De la salvación de los esclavos\". Él fue además el consejero y orientador de Pedro Claver. En ese escrito narra cómo cuando el galeón ha llegado y pasa frente al Fuerte de Pastelillo, los negros que vienen en él pueden oír el movimiento del puerto. Dentro del galeón se escucha un murmullo: gritos de miedo, miradas ansiosas. Los comerciantes de esclavos esperan sonrientes en la orilla. Una tercera parte de la mercancía embarcada en el Ýfrica ha muerto durante el viaje. Todos se esfuerzan por dar una buena impresión.... Los esclavos sonríen; pero tras esa sonrisa está el sufrimiento: las cadenas, la prisión pestilente en el interior del navío. Por primera vez desde su partida pueden salir y desembarcar en Cartagena. Cada año llegan al puerto unos 12 o 14 barcos cargados de esclavos. Éstos tienen la idea de que una vez en tierra, los matarán. Los comerciantes de esclavos los traen atados de seis en seis, cuellos y pies encadenados. Han hecho el viaje en las bodegas de los barcos, donde nunca pueden ver la luz de sol; el lugar es tan sucio que sólo el estar en él ya puede causar una enfermedad. Cada 24 horas reciben un pobre alimento consistente en medio plato de harina de maíz o \"mijo\" y una pequeña taza de agua. Sólo reciben malas palabras y castigos. Debido a este tratamiento, los esclavos al llegar parecen esqueletos. Al desembarcar se les lleva a un corral, o a un patio grande, donde muchas personas van a verlos, unos sólo por curiosidad, otros llevados de su codicia, y algunos movidos por la compasión. Estos últimos son los misioneros; ellos van pronto; pero a menudo, encuentran ya muchos muertos.
A veces, cuando llega un barco, Claver no espera. Toma una pequeña canoa y se va al sitio donde los esclavos esperan el desembarco. El espectáculo es siempre triste. Un repugnante olor a pescado y basura satura el ambiente. Los esclavos van saliendo desnudos. Su mirada es de terror, pues esperan la muerte inminente al pisar tierra. Una y otra vez preguntan cuándo llegará este terrible momento.
Re: Maldades cometidas por españoles en detrimento de niños inocentes...
Enviado por el día 26 de Septiembre de 2006 a las 21:35
¿Dónde estaba la Iglesia Española? No Pedro Claver, me refiero a los obispos... Bueno, es que los obispos españoles tienen cosas más importantes que hacer antes de ayudar a los pobres, por ejemplo pegarse una buena cena... El Infierno está lleno de españoles, encabezado a la delegación española en el Infierno están los obispos, porque las baldosas del Infierno están tapizadas con mitras españolas... Ahora se preocupan por las bodas de invertidos... Raza de víboras, cuelan el mosquito y se tragan el camello... La Iglesia Española jamás ha perdido perdón por tanto crimen que ha patrocinado en todas las épocas... Dios les ha castigado vaciando las iglesias españolas... Curas españoles, RAZA DE VÝBORAS!!!!