Hispanoamérica

Lo que ha aportado el neoliberalismo a nuestras sociedades estas últimas décadas es de sobras conocido: privatizaciones a ultranza e intentos de desmantelar las conquistas sociales del Estado del bienestar (para los neoliberales no existe lo público ni existen los derechos sociales, todo es "mercantilizable"), precariedad laboral para los trabajadores (lo que ellos llaman "flexibilidad laboral" y que no pasan de ser nuevas formas de explotación laboral parecidas a las que ya existían en el capitalismo liberal primitivo), aumento de las desigualdades sociales (los ricos son cada vez más ricos y los pobres al revés), un urbanismo salvaje que depreda el territorio (leyes para "liberalizar" el suelo y convertirlo todo en "edificable"), un consumo desenfrenado que ignora que los recursos de este planeta no son ilimitados (para el neoliberalismo el ciudadano se convierte en un simple "consumidor" acaparador del máximo número de productos posibles), explotación desvergonzada de los países más pobres por medio de esta aberración que es la globalización neoliberal (jornadas laborales de 16 horas en maquilas de Centroamérica o Asia sin derechos laborales que luego se venden a precio de saldo en los países ricos, incluido el uso de la explotación infantil)...

En resumen, un sistema tan podrido e injusto como este, que causa tanto sufrimiento, no puede ni será una alternativa de futuro para los hombres porque ignora la dimensión y las necesidades humanas de las personas convirtiéndolo todo en categorías mercantilizables susceptibles de ser vendidas en un "libre mercado" sin interferencias ( para los neoliberales "no existe" el derecho al trabajo, a la salud, a la educación o a la vivienda) cuya "mano invisible", según el dogma neoliberal, lo va a solucionar todo, cuando la realidad se ha encargado de demostrar infinitas veces que un ultraliberalismo desenfrenado lo único que conduce es al imperio de la jungla donde reina "la ley del más fuerte".