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La iraquización de Medio Oriente
Enviado por el día 24 de Julio de 2006 a las 06:23
Interesante artículo del siempre interesante Jorge Asis:
Oberdán Rocamora: No quisiera, Jefe, que desperdiciáramos este puchero impecable con críticas hacia Kirchner. Que lo atiendan, mejor, Longobardi y Leuco. Sobre todo ahora, que a Kirchner lo critica hasta Clarín. Lo que motiva, tal vez, el oficialismo súbito de Ýmbito 12, el diario de nuestros amigos que ya parece competir con Página Financiera. En todo caso después hablamos de los medios, del circuito cerrado que tanto apasiona a los periodistas. Tampoco, Jefe, aunque esté servido y carezca de desperdicios, me gustaría que nos regodeáramos, por ejemplo, con la catastrófica reacción de Kirchner por el discurso del Señor de las Esdrújulas. Como usted bautizó al tal Czyczewsky, de Familiares. Prefiero aprovechar su invitación a este almuerzo para exprimirlo, y entender un poco lo que pasa en Medio Oriente.
Joaquín Van Der Ramos: Comparto, al menos por esta vez, con el amigo Rocamora. Y conste que no estamos arreglados. A Kirchner, por sus desastres seriales, podemos hacerle pelo y barba a menudo. Y a mí también me interesa más saber qué pasa en esa región del mundo. Y no tratar, al menos por hoy, las patologías locales de la normalidad, que sofocan hasta el aburrimiento.
Usted escribió ayer, Asís, en “El bartolerismo del mal”, que el dilema “de Medio Oriente es de raigambre occidental”. Sostiene que Oriente sólo pone los escombros y los muertos, y que Occidente tiene que aportar las soluciones. Me parece una idea interesante como punto de partida. Una lástima que me suene vigorosamente falsa. O, por lo menos, vulnerable.
Una culpa forzada que justifica con facilidad, a mi criterio, el atraso predominante en las sociedades árabes. Las que se saltearon, de carambola, por ejemplo, la revolución industrial. Espere, Asís, no se me enoje. Antes que se lance a hablar de las previsibles calamidades históricas del colonialismo, o de las postrimerías del Imperio Otomano, prefiero traerlo de inmediato a la coyuntura actual. Que es, en el fondo, lo que interesa. La guerra abierta, otra vez, en el Líbano.
Jorge Asís: Salteo, Joaquín, por pedírmelo usted, las “calamidades del colonialismo”. O mejor, las dejo pendientes para el próximo puchero.
Otra vez el Líbano se convierte, por su fragilidad, en el escenario de una guerra que no le pertenece. Es decir, involuntariamente, por su desdichado destino de encrucijada, El Líbano se encuentra sometido. Envuelto, desangrado en el medio de una guerra ajena. Con contendientes que mantienen los objetivos que marcan sus propias agendas políticas.
A ver, esto parte de una provocación que difícilmente sea casual. O por lo menos es un desacierto bastante trágico, digamos, de Nasrallah, el líder del Hezbollah. A propósito, se trata del máximo partido chiita, aunque minoritario, en el revuelto de comunidades confesionales del Líbano.
Oberdán Rocamora: No quisiera, Jefe, que desperdiciáramos este puchero impecable con críticas hacia Kirchner. Que lo atiendan, mejor, Longobardi y Leuco. Sobre todo ahora, que a Kirchner lo critica hasta Clarín. Lo que motiva, tal vez, el oficialismo súbito de Ýmbito 12, el diario de nuestros amigos que ya parece competir con Página Financiera. En todo caso después hablamos de los medios, del circuito cerrado que tanto apasiona a los periodistas. Tampoco, Jefe, aunque esté servido y carezca de desperdicios, me gustaría que nos regodeáramos, por ejemplo, con la catastrófica reacción de Kirchner por el discurso del Señor de las Esdrújulas. Como usted bautizó al tal Czyczewsky, de Familiares. Prefiero aprovechar su invitación a este almuerzo para exprimirlo, y entender un poco lo que pasa en Medio Oriente.
Joaquín Van Der Ramos: Comparto, al menos por esta vez, con el amigo Rocamora. Y conste que no estamos arreglados. A Kirchner, por sus desastres seriales, podemos hacerle pelo y barba a menudo. Y a mí también me interesa más saber qué pasa en esa región del mundo. Y no tratar, al menos por hoy, las patologías locales de la normalidad, que sofocan hasta el aburrimiento.
Usted escribió ayer, Asís, en “El bartolerismo del mal”, que el dilema “de Medio Oriente es de raigambre occidental”. Sostiene que Oriente sólo pone los escombros y los muertos, y que Occidente tiene que aportar las soluciones. Me parece una idea interesante como punto de partida. Una lástima que me suene vigorosamente falsa. O, por lo menos, vulnerable.
Una culpa forzada que justifica con facilidad, a mi criterio, el atraso predominante en las sociedades árabes. Las que se saltearon, de carambola, por ejemplo, la revolución industrial. Espere, Asís, no se me enoje. Antes que se lance a hablar de las previsibles calamidades históricas del colonialismo, o de las postrimerías del Imperio Otomano, prefiero traerlo de inmediato a la coyuntura actual. Que es, en el fondo, lo que interesa. La guerra abierta, otra vez, en el Líbano.
Jorge Asís: Salteo, Joaquín, por pedírmelo usted, las “calamidades del colonialismo”. O mejor, las dejo pendientes para el próximo puchero.
Otra vez el Líbano se convierte, por su fragilidad, en el escenario de una guerra que no le pertenece. Es decir, involuntariamente, por su desdichado destino de encrucijada, El Líbano se encuentra sometido. Envuelto, desangrado en el medio de una guerra ajena. Con contendientes que mantienen los objetivos que marcan sus propias agendas políticas.
A ver, esto parte de una provocación que difícilmente sea casual. O por lo menos es un desacierto bastante trágico, digamos, de Nasrallah, el líder del Hezbollah. A propósito, se trata del máximo partido chiita, aunque minoritario, en el revuelto de comunidades confesionales del Líbano.
Re: La iraquización de Medio Oriente
Enviado por el día 24 de Julio de 2006 a las 06:27
Un partido, el Hezbollah, que mantiene sus diputados en el parlamento, aunque conserva inalterable su brazo militar. Con su armamento incluido, por el declamado derecho a la resistencia, a pesar de los acuerdos de Taif que signaron la paz, en el 89, después del último conflicto que patéticamente ahora parece renovarse.
Nasrallah es un ambicioso libanés con iniciativas, que mantiene un excelente vínculo con Irán. Conste que no me atrevo a decir, a la usanza criolla y para simplificar, que Nasrallah sea un punto de los iraníes. Por lo tanto, por carácter transitivo, por su dependencia con Irán, Nasrallah también mantiene positivas relaciones con Siria, un país transmisor, que es clave.
Precisamente los dos países, el árabe Siria y el persa Irán, en su momento aliados contra el Irak de Saddam, son los que se encuentran en la agenda principal de Estados Unidos. Con la categoría despreciable de adversarios prioritarios. De la única superpotencia que tanto hace extrañar, en realidad, a aquella Unión Soviética que hacía, a través de la guerra fría, al mundo un poco más entretenido.
Entonces quedamos en que El Líbano se encuentra en medio de una guerra ajena. Que no le pertenece. Con contendientes que tienen agendas extrañas que, como estado, no lo involucran.
A ver, a grandes rasgos, Israel se hace cargo de la agenda de los americanos. El Hezbollah, de la de Irán.
O. R.: Para entenderlo, Jefe. Para usted el Hezbollah tiene muy poco que ver con los intereses del revuelto comunitario y confesional, como dice del Líbano.
J.A.: Oberdán querido, El Líbano se encuentra presidido por un cristiano maronita, y tiene un jefe de gobierno que es musulmán sunnita. Pero mejor no agreguemos más confusión. A ver, si usted consulta, por ejemplo, Rocamora, “La revue de Liban” de hoy, que la tengo entre mis favoritos de Internet, podrá leer que Nasrallah acepta que el gobierno libanés es una víctima. Que no tenía la menor idea que el Hezbollah, o sea su brazo armado, como si fuera el ERP del viejo PRT o el ETA de Batasuna, se disponía a secuestrar a los dos soldados israelíes. Con el propósito de intercambiarlos por presos libaneses. En ese nivel, digamos perimetral, usted puede encontrar el único interés libanés.
Sin embargo aquel secuestro perjudicial sirve de pretexto para Israel. Para lanzar un ataque imperdonablemente criminal, que la diplomacia europea prefiere calificar, con excesiva mesura, de “desproporcionado”. Y Bush de, digamos, “legítima defensa”. Sirve de pretexto para que Israel arrase con el país entero. Cuando justamente El Líbano se disponía a reconstruir su desquiciada economía, con los múltiples turistas europeos que llegaban para invertir en el sol de las vacaciones.
Es decir, muy lejos de prepararse para las desgracias de la guerra, los comerciantes del Líbano se encontraban listos para el feniciado de la hospitalidad estival. Con su esplendoroso paisaje privilegiado de montañas y mar.
Nasrallah es un ambicioso libanés con iniciativas, que mantiene un excelente vínculo con Irán. Conste que no me atrevo a decir, a la usanza criolla y para simplificar, que Nasrallah sea un punto de los iraníes. Por lo tanto, por carácter transitivo, por su dependencia con Irán, Nasrallah también mantiene positivas relaciones con Siria, un país transmisor, que es clave.
Precisamente los dos países, el árabe Siria y el persa Irán, en su momento aliados contra el Irak de Saddam, son los que se encuentran en la agenda principal de Estados Unidos. Con la categoría despreciable de adversarios prioritarios. De la única superpotencia que tanto hace extrañar, en realidad, a aquella Unión Soviética que hacía, a través de la guerra fría, al mundo un poco más entretenido.
Entonces quedamos en que El Líbano se encuentra en medio de una guerra ajena. Que no le pertenece. Con contendientes que tienen agendas extrañas que, como estado, no lo involucran.
A ver, a grandes rasgos, Israel se hace cargo de la agenda de los americanos. El Hezbollah, de la de Irán.
O. R.: Para entenderlo, Jefe. Para usted el Hezbollah tiene muy poco que ver con los intereses del revuelto comunitario y confesional, como dice del Líbano.
J.A.: Oberdán querido, El Líbano se encuentra presidido por un cristiano maronita, y tiene un jefe de gobierno que es musulmán sunnita. Pero mejor no agreguemos más confusión. A ver, si usted consulta, por ejemplo, Rocamora, “La revue de Liban” de hoy, que la tengo entre mis favoritos de Internet, podrá leer que Nasrallah acepta que el gobierno libanés es una víctima. Que no tenía la menor idea que el Hezbollah, o sea su brazo armado, como si fuera el ERP del viejo PRT o el ETA de Batasuna, se disponía a secuestrar a los dos soldados israelíes. Con el propósito de intercambiarlos por presos libaneses. En ese nivel, digamos perimetral, usted puede encontrar el único interés libanés.
Sin embargo aquel secuestro perjudicial sirve de pretexto para Israel. Para lanzar un ataque imperdonablemente criminal, que la diplomacia europea prefiere calificar, con excesiva mesura, de “desproporcionado”. Y Bush de, digamos, “legítima defensa”. Sirve de pretexto para que Israel arrase con el país entero. Cuando justamente El Líbano se disponía a reconstruir su desquiciada economía, con los múltiples turistas europeos que llegaban para invertir en el sol de las vacaciones.
Es decir, muy lejos de prepararse para las desgracias de la guerra, los comerciantes del Líbano se encontraban listos para el feniciado de la hospitalidad estival. Con su esplendoroso paisaje privilegiado de montañas y mar.
Re: Re: La iraquización de Medio Oriente
Enviado por el día 24 de Julio de 2006 a las 06:29
Y con el castigo visceral de su circunstancia geopolítica.
Si ustedes leen, colegas Joaquín y Oberdán, por ejemplo hoy la prensa israelí, digamos "Al Haaretz", verán que Olmert, el primer ministro, sugiere de frente que el Hezbollah organizó el secuestro, exactamente, para favorecer la posición de Irán en el Consejo de Seguridad. Donde debía tratarse la cuestión nuclear. El razonamiento de Olmert es infinitamente menos lunático que el bombardeo a destrucción que su gobierno ordena. Con la aquiescencia, conste que no digo con la instrucción, de Bush. Porque Bush necesita, a los efectos de atenuar su catastrófico fracaso en Irak, iraquizar completamente la región.
Es decir, para Israel, el Hezbollah secuestra irresponsablemente a los soldados con absoluta conciencia de la ferocidad posterior de las represalias israelíes.
Ustedes saben que la represión, en general, más que una consecuencia, es un objetivo. Aquí se produce, y favorablemente para Irán, un desplazamiento de la atención. Porque el principal problema que debe enfrentar hoy el Consejo de Seguridad es lograr el cese de la guerra abierta. Y en segundo plano queda la cuestión nuclear de Irán.
Sin embargo, a mi criterio, el razonamiento no cierra del todo. Porque nada serio podía avanzar en el Consejo contra Irán. Porque seguramente lo iban a impedir los dos miembros claves con derecho a veto. Rusia y China. Cuya influencia, en la región, Bush hoy necesita disipar, antes que sea demasiado tarde. En realidad, hay que seguir con mayor atención los pasos de la diplomacia china y rusa. Y no se olviden de la Francia, que hoy se encuentra en un dilema, por estar íntimamente vinculada, por cultura y, sobre todo por economía, al Líbano.
Cada bomba en el Líbano representan cinco mil nuevos libaneses en París. Es decir, la guerra abierta en el Líbano es un problema interno para una Francia sorprendida en un fin de reino, con una debilidad política proverbial. Y con un creciente islamismo activo, en su interior. Es más fácil hablar de las precariedades intelectuales del kirchnerismo.
O. R.: Vuelva un poco, Jefe, porque me interesa el concepto de la iraquización del Líbano. Significa entonces que Bush, para usted, pretende hacer de la región una enorme hoguera para disimular el contundente fracaso en Irak. Entonces El Líbano, ese que usted tanto ama, está perdido, con un irreparable destino de escombro.
J.A.: Rocamora, no me sensibilice porque nos conocemos bastante. Cualquier conocedor de la región sabe que el gobierno del Líbano mantiene una contundente fragilidad que suele convertirse, por esas mismas razones, en su fortaleza. Pero dista de ser el caso de hoy. Sobre todo después del asesinato del gordo multimillonario Rafik Hariri, al que conocí, por otra parte, en París, por mi amiga Lena, y volví a ver después en Buenos Aires, en una visita casi inadvertida.
Mas frágil aún, después de la virtual expulsión de los sirios, en gran parte como consecuencia de aquel inadmisible asesinato.
Si ustedes leen, colegas Joaquín y Oberdán, por ejemplo hoy la prensa israelí, digamos "Al Haaretz", verán que Olmert, el primer ministro, sugiere de frente que el Hezbollah organizó el secuestro, exactamente, para favorecer la posición de Irán en el Consejo de Seguridad. Donde debía tratarse la cuestión nuclear. El razonamiento de Olmert es infinitamente menos lunático que el bombardeo a destrucción que su gobierno ordena. Con la aquiescencia, conste que no digo con la instrucción, de Bush. Porque Bush necesita, a los efectos de atenuar su catastrófico fracaso en Irak, iraquizar completamente la región.
Es decir, para Israel, el Hezbollah secuestra irresponsablemente a los soldados con absoluta conciencia de la ferocidad posterior de las represalias israelíes.
Ustedes saben que la represión, en general, más que una consecuencia, es un objetivo. Aquí se produce, y favorablemente para Irán, un desplazamiento de la atención. Porque el principal problema que debe enfrentar hoy el Consejo de Seguridad es lograr el cese de la guerra abierta. Y en segundo plano queda la cuestión nuclear de Irán.
Sin embargo, a mi criterio, el razonamiento no cierra del todo. Porque nada serio podía avanzar en el Consejo contra Irán. Porque seguramente lo iban a impedir los dos miembros claves con derecho a veto. Rusia y China. Cuya influencia, en la región, Bush hoy necesita disipar, antes que sea demasiado tarde. En realidad, hay que seguir con mayor atención los pasos de la diplomacia china y rusa. Y no se olviden de la Francia, que hoy se encuentra en un dilema, por estar íntimamente vinculada, por cultura y, sobre todo por economía, al Líbano.
Cada bomba en el Líbano representan cinco mil nuevos libaneses en París. Es decir, la guerra abierta en el Líbano es un problema interno para una Francia sorprendida en un fin de reino, con una debilidad política proverbial. Y con un creciente islamismo activo, en su interior. Es más fácil hablar de las precariedades intelectuales del kirchnerismo.
O. R.: Vuelva un poco, Jefe, porque me interesa el concepto de la iraquización del Líbano. Significa entonces que Bush, para usted, pretende hacer de la región una enorme hoguera para disimular el contundente fracaso en Irak. Entonces El Líbano, ese que usted tanto ama, está perdido, con un irreparable destino de escombro.
J.A.: Rocamora, no me sensibilice porque nos conocemos bastante. Cualquier conocedor de la región sabe que el gobierno del Líbano mantiene una contundente fragilidad que suele convertirse, por esas mismas razones, en su fortaleza. Pero dista de ser el caso de hoy. Sobre todo después del asesinato del gordo multimillonario Rafik Hariri, al que conocí, por otra parte, en París, por mi amiga Lena, y volví a ver después en Buenos Aires, en una visita casi inadvertida.
Mas frágil aún, después de la virtual expulsión de los sirios, en gran parte como consecuencia de aquel inadmisible asesinato.
Re: Re: Re: La iraquización de Medio Oriente
Enviado por el día 24 de Julio de 2006 a las 06:30
Los sirios representaban, en El Líbano, una efectiva fuerza de ocupación. Un insulto para el nacionalismo libanés. Aunque también representaban la garantía de que los libaneses no volvieran a masacrarse entre ellos, como entre los setenta y ochenta. Entre la ensalada fragmentaria de las confesiones, agravada por la presencia reclamatoria de los refugiados palestinos. Y por el celo, programadamente invasor, de los israelíes patrocinados por los americanos.
A los que muchos árabes, y no sólo los de patología fundamentalista, en realidad, equivocadamente identifican. Al extremo de suponer que los Estados Unidos son el verdadero rostro de Israel, y viceversa. Sin atender siquiera las contradicciones que se registran en el interior de los Estados Unidos, o las discusiones académicas que no trascienden aún del nivel universitario.
Sobre todo a partir de la aparición del estudio de John Mearsheimer y Stephen Walt, que se los recomiendo, “El lobby israelí y la política exterior estadounidense”. Del que deberíamos ocuparnos, acaso pronto, en el Portal.
Es decir, sin Siria en el interior del Líbano, el revuelto religioso y comunitario se encontraba a merced de desarmarse ante el primer problema imprevisible. Como, por ejemplo, la provocación de los secuestros del Hezbollah, tan funcionales a la estrategia de destrucción de Israel, como avanzada del halconismo americano y con el pretexto de defender su integridad.
De manera que resulta anacrónico hoy sostener que el gobierno del Líbano no se encuentra en condiciones de desarmar al Hezbollah, como reclaman los israelíes. Por supuesto que no se encuentra con posibilidades de desarmarlo, nadie lo dudaba. Y menos los americanos que deben patrocinar el debilitamiento de un gobierno que prefería aproximarse a Occidente, y mantener las mejores relaciones. Y que se vuelven a ver, casi arrastrados, hacia el posible amparo de Siria. Aunque israelíes y americanos apuntan, en realidad, hacia Irán. Y, en menor medida, también hacia Siria. Los que representan, con diferencias sutiles, para las patologías esquemáticas de sus ópticas, el mismo eje del mal. Por cuyos resquicios avanzan, a su manera, con fuertes intenciones de recomposición imperial, los rusos. Y por supuesto los chinos.
Ahora, muchachos, esta acción aislada del grupo armado, el Hezbollah, sólo puede servir como pretexto, a Israel, para la destrucción de los principales sistemas de comunicación de un país indefenso. Y hasta del aeropuerto. O de los edificios enteros donde tal vez se encuentra identificada la residencia de un guerrillero.
Admite la concepción fácil, aunque acaso excesiva y forzada, del terrorismo de estado. Enunciado que despierta, lo sé, tanta justa hipersensibilidad. Sobre todo en nuestro país, donde cualquier cretino teme ser estampillado. Sin embargo, con la estampilla tétrica ya no alcanza, para evitar la catalogación del accionar israelí, al menos en El Líbano, con semejante concepción.
A los que muchos árabes, y no sólo los de patología fundamentalista, en realidad, equivocadamente identifican. Al extremo de suponer que los Estados Unidos son el verdadero rostro de Israel, y viceversa. Sin atender siquiera las contradicciones que se registran en el interior de los Estados Unidos, o las discusiones académicas que no trascienden aún del nivel universitario.
Sobre todo a partir de la aparición del estudio de John Mearsheimer y Stephen Walt, que se los recomiendo, “El lobby israelí y la política exterior estadounidense”. Del que deberíamos ocuparnos, acaso pronto, en el Portal.
Es decir, sin Siria en el interior del Líbano, el revuelto religioso y comunitario se encontraba a merced de desarmarse ante el primer problema imprevisible. Como, por ejemplo, la provocación de los secuestros del Hezbollah, tan funcionales a la estrategia de destrucción de Israel, como avanzada del halconismo americano y con el pretexto de defender su integridad.
De manera que resulta anacrónico hoy sostener que el gobierno del Líbano no se encuentra en condiciones de desarmar al Hezbollah, como reclaman los israelíes. Por supuesto que no se encuentra con posibilidades de desarmarlo, nadie lo dudaba. Y menos los americanos que deben patrocinar el debilitamiento de un gobierno que prefería aproximarse a Occidente, y mantener las mejores relaciones. Y que se vuelven a ver, casi arrastrados, hacia el posible amparo de Siria. Aunque israelíes y americanos apuntan, en realidad, hacia Irán. Y, en menor medida, también hacia Siria. Los que representan, con diferencias sutiles, para las patologías esquemáticas de sus ópticas, el mismo eje del mal. Por cuyos resquicios avanzan, a su manera, con fuertes intenciones de recomposición imperial, los rusos. Y por supuesto los chinos.
Ahora, muchachos, esta acción aislada del grupo armado, el Hezbollah, sólo puede servir como pretexto, a Israel, para la destrucción de los principales sistemas de comunicación de un país indefenso. Y hasta del aeropuerto. O de los edificios enteros donde tal vez se encuentra identificada la residencia de un guerrillero.
Admite la concepción fácil, aunque acaso excesiva y forzada, del terrorismo de estado. Enunciado que despierta, lo sé, tanta justa hipersensibilidad. Sobre todo en nuestro país, donde cualquier cretino teme ser estampillado. Sin embargo, con la estampilla tétrica ya no alcanza, para evitar la catalogación del accionar israelí, al menos en El Líbano, con semejante concepción.
Re: Re: Re: Re: La iraquización de Medio Oriente
Enviado por el día 24 de Julio de 2006 a las 06:32
Aunque sea adversario de las comparaciones fáciles, ninguno de ustedes puede imaginarse la destrucción de barrios enteros de Bilbao, o de San Sebastián, porque ahí residan miembros de ETA que amenazan el estado español.
Es una concepción defensiva que se convierte en un atropello para la mínima lucidez.
En realidad, cualquiera se tienta con la adhesión a las visiones conspirativas que atentan contra el rigor científico de los análisis. Y puede pensar, por ejemplo, que aquí nada pasa por casualidad. Que la provocación del Hezbollah fue tan programada como el complemento del planificado ataque israelí. Como punta de lanza para que los americanos se lancen sobre Irán, que es lo mismo que ir por Siria. Y generar la multiplicación invasora del Irak.
La iraquización del Medio Oriente, entonces, puede comenzar por El Líbano.
Conste que espero, con franca abnegación, equivocarme. De no ser así, habrá que prepararse para las secuelas del conflicto suicidario, que puede llevar a Occidente hacia la contabilización de los escombros interiores. Porque el escenario de la guerra abierta significa, en un ámbito de violencia globalizada, la globalización frívola, también, de las explosiones.
Es una concepción defensiva que se convierte en un atropello para la mínima lucidez.
En realidad, cualquiera se tienta con la adhesión a las visiones conspirativas que atentan contra el rigor científico de los análisis. Y puede pensar, por ejemplo, que aquí nada pasa por casualidad. Que la provocación del Hezbollah fue tan programada como el complemento del planificado ataque israelí. Como punta de lanza para que los americanos se lancen sobre Irán, que es lo mismo que ir por Siria. Y generar la multiplicación invasora del Irak.
La iraquización del Medio Oriente, entonces, puede comenzar por El Líbano.
Conste que espero, con franca abnegación, equivocarme. De no ser así, habrá que prepararse para las secuelas del conflicto suicidario, que puede llevar a Occidente hacia la contabilización de los escombros interiores. Porque el escenario de la guerra abierta significa, en un ámbito de violencia globalizada, la globalización frívola, también, de las explosiones.