Internacional
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La Revolución ya no podrá ser Internacional
Enviado por el día 22 de Septiembre de 2004 a las 19:24
La Revolución ya no podrá ser Internacional
En vista de la demostrada ineficiencia productiva de los regímenes comunistas ensayados, podríamos concluir que la Revolución Internacional teorizada y soñada desde Marx no es posible.
Esto por una simple razón: al igual que los socialdemócratas y, quizás, los socialistas democráticos, los "revolucionarios" habrán interiorizado que necesitan la existencia de países de economía más o menos capitalista, es decir, productivos, que puedan por lo tanto financiar sus experimentos comunitarios que de otra manera serían impracticables.
Tómese por ejemplo el caso de Corea del Norte. El propio régimen que gobierna esa nación ha reconocido las hambrunas que ha sufrido su propio pueblo (extrañamente ningún funcionario de alto rango a muerto de hambre, nunca) -aunque la excusa oficial sea la sequía- pero las naciones occidentales han suministrado la ayuda humanitaria para paliar aunque sea en parte tal desgracia. ¿Le conviene a Corea del Norte la desaparición de los visiosos países "capitalistas" y la extensión de regímens similares al suyo? Por supuesto que no. Y no se trata de una relación parasitaria sino más bien simbiótica, Occidente tiene unos complejos de culpabilidad tales que lo alientan a financiar la existencia de tales regímenes que ningun occidental estaría dispuesto a sufrir en carne propia.
De tal manera que es necesario que existan naciones "capitalistas" que produzcan lo suficiente tanto para ellas como para estas reservas de fauna que serían naciones como Norcorea, especies de zoológicos donde comprobar que "otro mundo es posible".
Existe el otro caso de Cuba cuya supervivencia depende irónicamente del dinero que envían los exiliados y todos aquellos que lograron escapar al experimento desde naciones "capitalistas" a sus familiares todavía retenidos, es decir, contruyendo el futuro.)
La única preocupación revolucionaria debería ser hallar el balance perfecto entre estos dos tipos de sociedades, cuántos experimentos pueden financiar las naciones no-comunistas.
En vista de la demostrada ineficiencia productiva de los regímenes comunistas ensayados, podríamos concluir que la Revolución Internacional teorizada y soñada desde Marx no es posible.
Esto por una simple razón: al igual que los socialdemócratas y, quizás, los socialistas democráticos, los "revolucionarios" habrán interiorizado que necesitan la existencia de países de economía más o menos capitalista, es decir, productivos, que puedan por lo tanto financiar sus experimentos comunitarios que de otra manera serían impracticables.
Tómese por ejemplo el caso de Corea del Norte. El propio régimen que gobierna esa nación ha reconocido las hambrunas que ha sufrido su propio pueblo (extrañamente ningún funcionario de alto rango a muerto de hambre, nunca) -aunque la excusa oficial sea la sequía- pero las naciones occidentales han suministrado la ayuda humanitaria para paliar aunque sea en parte tal desgracia. ¿Le conviene a Corea del Norte la desaparición de los visiosos países "capitalistas" y la extensión de regímens similares al suyo? Por supuesto que no. Y no se trata de una relación parasitaria sino más bien simbiótica, Occidente tiene unos complejos de culpabilidad tales que lo alientan a financiar la existencia de tales regímenes que ningun occidental estaría dispuesto a sufrir en carne propia.
De tal manera que es necesario que existan naciones "capitalistas" que produzcan lo suficiente tanto para ellas como para estas reservas de fauna que serían naciones como Norcorea, especies de zoológicos donde comprobar que "otro mundo es posible".
Existe el otro caso de Cuba cuya supervivencia depende irónicamente del dinero que envían los exiliados y todos aquellos que lograron escapar al experimento desde naciones "capitalistas" a sus familiares todavía retenidos, es decir, contruyendo el futuro.)
La única preocupación revolucionaria debería ser hallar el balance perfecto entre estos dos tipos de sociedades, cuántos experimentos pueden financiar las naciones no-comunistas.