Internacional

El presidente George W. Bush hizo caso omiso de advertencias de Dios para proteger a las tropas estadunidenses de una guerra desastrosa en Irak. Mientras, el Espíritu Santo, en un aparente esfuerzo por no parecer parcial hacia un partido, ha entrado al rescate del candidato presidencial demócrata John Kerry, rechazando llamados de los republicanos para que lo excomulguen por su postura en favor del derecho de las mujeres al aborto.
Durante casi una década Bush ha reiterado su creencia de que Dios deseaba que fuera presidente, pero ahora también su contrincante demócrata ha invocado a Dios y, según las últimas noticias, al parecer eso les ha dado resultado a ambos.
Con todo, Bush tiene algo que explicar después de los comentarios del reverendo Pat Robertson, el muy influyente líder conservador cristiano, quien hoy reveló haber advertido al presidente, antes de la invasión de Irak, que las fuerzas armadas estadunidenses sufrirían bajas sustanciales. En esa ocasión, declaró Robertson a CNN, el presidente le respondió: "oh, no, no vamos a tener ninguna baja".
El televangelista, fundador de la Coalición Cristiana -organización conservadora político-religiosa con millones de miembros- y precandidato presidencial republicano en 1988, dijo hoy que ya antes de la invasión de Irak sabía los problemas que surgirían. "El Señor me dijo que sería un desastre", afirmó.
Después de la advertencia de Dios, Robertson se reunió con Bush. " Ahí estaba sentado, como si todo estuviera bien", describió el reverendo su encuentro con el presidente poco antes de la invasión. "Le advertí sobre la guerra. Yo tenía dudas sobre esta guerra, dudas profundas. E intentaba decirle 'señor presidente, será mejor que prepare al pueblo estadunidense para aceptar las bajas'." Bush insistió en que no había razón para ello.

Mike McCurry, vocero de la campaña presidencial de John Kerry, pidió hoy a Bush confirmar si en verdad le dijo a Robertson que no habría bajas estadunidenses en Irak. Esta tarde el portavoz de la Casa Blanca confirmó que Bush se reunió con Robertson antes de la invasión, pero negó que el presidente hubiera dicho jamás que no habría bajas.

El reverendo Robertson sostuvo que no pretendía avergonzar al presidente con sus comentarios, y precisó que apoya su relección. "Creo que Dios lo bendice.