Internacional

La Holanda de la tolerancia hace aguas. Los holandeses contemplan como su país se ve envuelto en una serie de amenazas a personajes públicos y asesinatos propios de la Argelia integrista.

El asesinato de Theo van Gogh a manos de un joven de origen magrebí ha resucitado los fantasmas que envolvieron al país en una negra nube a consecuencia del asesinato de Pim Fortuym. En pocos años la sociedad holandesa ha tenido que digerir el pasar de ser la sociedad más tolerante de Europa a ser un país donde se asesina a personajes públicos que se salen de lo “políticamente correcto”.

Igual que Fortuyn, Theo van Gogh se caracterizaba por su dialéctica incisiva. En los últimos meses se había propuesto denunciar el efecto negativo que en Holanda está teniendo la extensión de la cultura islámica. Su sentencia de muerte quedó sellada cuando decidió realizar un reportaje en el que se denunciaba la situación de la mujer en el Islam.

En el cortometraje se califica a Mahoma de perverso por haber desposado a una niña de nueve años. Asimismo aparece una mujer desnuda, con versos del Corán tatuados y golpeada por su marido.

Otro amenazado es Geert Wilders, que ha legalizado una agrupación a la que las encuestas dan 28 de los 150 escaños del parlamento. En su programa incluye medidas como la expulsión de los inmigrantes que no se integren. El obstáculo con el que se está encontrando para cerrar una lista electoral es su dificultad para poder hablar con sus seguidores. Cualquiera que hable con él es considerado un objetivo por los grupos islámicos y el Ministerio de Justicia ha dicho ya que no puede proteger a todos. El retrato robot de los votantes de Wilders sería el de un holandés de entre 30 y 50 años, blanco, de clase media y muy preocupado por convertirse en minoría en su país.

Ante la conmoción que vive Holanda el Gobierno cierra los ojos y aplica medidas ineficaces. Según sus prebostes, todo se solucionará si los inmigrantes aprenden el idioma. Unas 240.000 inmigrantes tienen problemas para expresarse en holandés y se ha iniciado un plan para que en 2010 todas hayan superado un examen de “civismo”, formulado en holandés, que incluirá preguntas sobre el funcionamiento de la sociedad. El plan costará 300 millones de euros.

Lo que olvida el gobierno es que el asesino de Van Gogh no tenía problemas con la lengua, puesto que había nacido en Holanda: los 7 folios que clavó con su puñal en el pecho de Theo contenían un memorándum redactado en un holandés perfecto. La incompatibilidad de la cultura de ciertos inmigrantes con la democracia holandesa no está en la diferencia de lengua sino en las diversas formas de enfocar la vida. La intolerancia, el autoritarismo y la sumisión de la mujer son aspectos que caracterizan la cultura islámica y creemos que eso no va a cambiar con unas clases de gramática holandesa.

Frente a ello, la población musulmana se encierra en sí misma achacando su falta de integración al país que les acogió.