4 de Enero de 2011
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Dos conceptos de competencia: los taxis contra Microsoft
Ya está online el número 44 de la Ilustración Liberal. En él publiqué un artículo donde comparo el concepto hayekiano-rothbardiano de competencia con el concepto neoclásico e ilustro las diferencias con la muy distinta consideración que recibirían para cada uno los taxis y Microsoft:
En cierto sentido, podríamos considerar la concepción estática de la competencia como una fotografía y la dinámica, como una película. Al cabo, la primera sólo se preocupa de que el consumidor pueda elegir entre una gran cantidad de ofertas predeterminadas y exactamente iguales: la competencia consistiría aquí en la posibilidad de seleccionar la identidad del proveedor; en cambio, la segunda se centra en que todos los agentes tengan la posibilidad de proponer de manera continua ofertas de valor alternativas para los consumidores: aquí, la competencia quiere decir libertad de entrada en el mercado.
El punto esencial, empero, es que la visión estática de la competencia quiebra porque se desentiende del proceso de descubrimiento de las necesidades de los consumidores. Si hay suficientes empresas precio-aceptantes, tenemos competencia; para lo cual poco importa que haya genuina competencia (libertad de entrada en el mercado) o no la haya (licencias o regulaciones públicas de precios y cantidades). En este sentido, sí tenían razón Lange y todos los otros socialistas que se veían capaces de elevar la competencia capitalista a su máxima potencia bajo una economía planificada de manera centralizada: si todo consiste en la existencia de muchas empresas pequeñas que no intentan lucrarse a costa de los consumidores, el socialismo podría lograrlo de inmediato y por decreto-ley. No había mucho de qué preocuparse.
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