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La rabia y el orgullo Reseña
La rabia y el orgullo


La Esfera de los Libros, Madrid, 2002
184 páginas

Manifiesto contra el totalitarismo islámico

Por

Cortesía de La Revista de Libertad Digital.

La Rabia y El Orgullo está cosechando ventas inesperadas y ultrajantes para ciertos sectores de la sociedad. En Francia, una agrupación musulmana se ha querellado contra la autora, Oriana Fallaci ya que, según alega, el libro es decididamente racista.

Lo que entienden estos señores por racismo es un tanto discutible. Algo similar espetaron a Salman Rushdie y después, fíjense por dónde, con una fatwa intentaron acabar con su vida. ¿Racista por considerar que existe una amenaza y llamarla por su nombre: Islam?

Como el libro no es un sesudo estudio de las costumbres y prácticas perversas de los países cuya religión es el Islam, sino un genial ensayo donde las palabras a veces son duras y cortantes, la obra hace mucha más mella de lo que cualquiera podía prever.

En un mundo infestado del movimiento políticamente correcto, donde no hay verdades absolutas y donde todas las culturas se consideran iguales, cualquiera que se atreva a poner en duda estos principios puede salir mal parado. Ese es el caso de Fallaci. que habla alto y claro, señalando, por ejemplo, que en la cultura islámica, "las mujeres cuentan menos que los camellos" y se aplica "la pena de muerte para quien consume bebidas alcohólicas". ¿Fuerte, no?... pero cierto.

La religión islámica, para Fallaci, es terrorista porque defiende la guerra santa contra los no musulmanes, aparte de imponer severas sanciones e incluso mutilaciones para los infieles que incumplen la ley divina. Resulta dramático el relato de la entrevista con Jomeini: Se libró por muy poco de que le cortaran los dedos... (y sólo por llevar pintadas las uñas)!

Las ejecuciones también son relatadas con crudeza. Mujeres adúlteras ejecutadas de un disparo a quemarropa y sin juicio previo. Descripciones de inauditos encarcelamientos como el del peluquero que fue a la cárcel por abrir su peluquería... para peinar a la autora.

El horror de las hordas de fanáticos destruyendo "iglesias, quemando crucifijos, orinando en los altares, apropiándose de Beirut". Así que Fallaci, tras describir el horror, se enciende contra quienes "pretenden cambiar nuestro sistema de vida, nuestros principios, nuestros valores" y con rotundidad afirma que "en Europa no hay sitio para los muecines, los falsos abstemios ,el maldito chador y el aún más el jodido burkah".

El libro da mucho más juego. Se lee muy rápidamente y despierta el interés porque su cuchilla de Ockham es muy afilada. Tanto, que los políticamente correctos quedan espantados, no sólo por las críticas que Fallaci dispensa al Islam, sino sobre todo por los piropos que a estos pseudo-progres les dedica: "besan los pies de los invasores y crucifican a los defensores" y "en nombre del Humanitarismo absuelven a los delincuentes y condenan a las víctimas, lloran por los Talibanes y escupen contra los americanos, les perdonan todo a los palestinos y nada a los israelíes".

Su lectura se hace indispensable en medio de la plétora de libros como 11/09/2001 de Chomsky, donde la culpa del 11 de septiembre parece que acaban teniéndola... (¿no lo adivinan?) ¡los EEUU por enervar a la población contra Occidente al apoyar "sin lógica" a Israel!

Mientras esperamos a que se desarrolle el juicio a Oriana Fallaci, no podemos menos que recomendar la lectura de este pequeño gran libro.